En Deuteronomio 20:02 dice: "Y sucederá que cuando os acerquéis a la batalla, hablarán al pueblo, diciendo: ¿quién es el hombre que ha edificado una casa nueva y no la ha estrenado? Que salga y regrese a su casa, no sea que muera en la batalla y otro la estrene". Qué hermoso el orden de Dios pues antes de ir a dedicarse a la batalla espiritual y a un ministerio, debemos de dedicar nuestra casa y familia al Señor, por eso dijo que nadie que pusiera su mano en el arado y viera para atrás era digno de servirlo en el reino.
Deuteronomio 20:06 dice: "¿Quién es el hombre que ha plantado una viña y no ha disfrutado de su fruto? Que salga y regrese a su casa, no sea que muera en la batalla y otro goce de su fruto". Vemos como el labrador deberá dedicarse a trabajar con la viña para que la esposa sea la fuente de su satisfacción, muchas veces hay tanto que hacer que todo es urgente, esto sucede por dejar de hacer lo importante.
Verso 07: "¿Y quién es el hombre que está comprometido con una mujer y no se ha casado? Que salga y regrese a su casa, no sea que muera en la batalla y otro se case con ella". Hoy en día, hay quienes abandonan a la mujer y esperan que al regreso ella lo esté esperando y la acusan de que fue una mujer cualquiera y la culpan de abandono, ellos son tremendos valientes de guerra pero el costo es perder la esposa.
En I Samuel 25 se habla de aquel hombre insensato llamado Nabal, quien tenía una mujer hermosa. Este hombre esquilaba ovejas, era pastor, pero siempre estaba fuera de casa; quiere decir que hay quienes no cuidan a su esposa, mucho menos a su familia. Nabal no la disfrutó, se murió de repente y otro se la disfrutó, cuando David la vio, se enamoró de ella.
En I Samuel 25:03 dice: "El nombre de aquel varón era Nabal, y el nombre de su mujer, Abigail. Y era aquella mujer de buen entendimiento y de buena gracia, mas el hombre era duro y de malos hechos". Su nombre significa perverso, desgracia, villano, loco, necio, y el nombre de su esposa Abigail significa padre, fuente de gozo, la que gira alrededor bajo la influencia de cualquier emoción violenta. Y por cierto ella era una mujer buena, próspera, suave, un tesoro, un éxito, hermosa, sabia, inteligente, linda, adornada, brillante (cantora), fértil, pero el hombre era severo, áspero, duro, obstinado, recio, denso.
Estimado lector, Dios jamás en su palabra ha dejado de recalcar la importancia de ocuparse de la familia, y quiero que sepa que todos nosotros, cuando estemos frente a Dios, daremos cuenta de qué tan buenos mayordomos fuimos con respecto a nuestras familias.
Pastor presbítero Pablo Pinto Salamanca,
Consejo Regional de Pastores Evangélicos
de La Araucanía