El reciente estudio "Diversidad en el trabajo", realizado por la empresa Laborum, especializada en mercado laboral, ha determinado que Chile lidera entre los países latinoamericanos en que las personas aseguran haber sido discriminadas en su lugar de trabajo. El informe indicó que un 84% de los trabajadores ha sido víctima de discriminación en el empleo.

De este total, el 59% atribuyó la discriminación a su edad, el 20% la relacionó con su género, el 9% por alguna discapacidad, el 7% por el color de piel y el 5% por su orientación sexual. Una de las principales barreras para el desarrollo de un ambiente laboral inclusivo, es la falta de un entorno cordial y respetuoso, la falta de igualdad de oportunidades de desarrollo y la ausencia de espacios para abordar estos temas, como talleres y capacitaciones.

En los últimos años se han publicado varias leyes para regular el mercado laboral y crear ambientes más adecuados, como es el caso de la Ley de Conciliación Laboral; la Ley de 40 Horas, que busca reducir gradualmente las jornadas dentro de los próximos cinco años, y la Ley Karin, que empezó a regir el 1 del presente mes de agosto y que aborda el acoso y la violencia en el trabajo, lo que permite humanizar más los espacios donde se desempeñan los trabajadores. La consultora "Robert Half" realizó un sondeo que reveló que el 47% considera que contar con un entorno de trabajo saludable es lo más importante para los trabajadores, seguido de un salario competitivo, inversión en beneficios, y formación en liderazgo. El tema del combate a la discriminación laboral irá cobrando más fuerza, para dar paso a una mayor inclusión.

Han pasado casi trece meses desde la primera sesión de la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento. Nos queda un trecho de arduo trabajo antes de recomendarle al Presidente medidas de solución duraderas a la problemática de las regiones de Biobío a Los Lagos. Sin embargo, estamos por entrar a una fase decisiva.

Una muestra es la etapa de diálogos y encuentros en terreno iniciada en mayo, hoy en pleno desarrollo. Las muy diversas personas y organizaciones que participan -muchas con recelo o desconfianza- sí tienen voluntad de conversar y proponer iniciativas.

Es incalculable el valor de los nueve Diálogos Interculturales que llevamos en las cuatro regiones: mapuche, no mapuche, gremios, víctimas y habitantes muy variados -en las antípodas del arco social y político- le dedican mañanas enteras de sábado a dialogar entre sí y plantear propuestas.

Honestamente, es difícil. Son encuentros a veces ásperos, tensos. ¿Cómo no va a ser incómodo para quienes asisten encarar visiones tan distintas a las suyas? Es duro. Pero siempre participan hasta el final y proponen un horizonte común.

También son muy valiosos los Encuentros Territoriales Autoconvocados, que permiten la organización autónoma de comunidades mapuche para debatir propuestas que hacen llegar a la Comisión.

Que esta tarea sortee dificultades es mérito de las y los participantes. Tampoco ocurriría sin todo el trabajo de la Comisión y sus equipos. Y detrás de este esfuerzo de Estado, como Ejecutivo estamos respondiendo a la altura, en cada recoveco de estos territorios.

El diálogo, uno de los mandatos de la Comisión, va así bien encaminado y avanza, con respeto a las diferencias.

Este complejo proceso no ha claudicado. Incluso ante el doloroso y brutal crimen que le quitó la vida a tres carabineros, en abril: pocos días después, más de cien personas asistieron al primer Diálogo Intercultural en Temuco.

La fase de Diálogos continuará hasta fines de agosto. La Comisión y sus equipos siguen trabajando para que a fin de año, como dijo el Presidente de la República en su cuenta pública, le recomendemos medidas sobre tierras, reparación, diálogo y reconocimiento. Esto necesita la voluntad de todas las partes.

En noviembre, en estas mismas páginas dijimos que no prometeremos irrealizables. Debemos alcanzar consensos viables para el Estado, legítimos para el pueblo mapuche, y razonables para los particulares, víctimas y gremios empresariales.

Esta oportunidad -que quizá no volvamos a tener- es la opción más sensata posible para abrir caminos a un futuro en paz y entendimiento. No la dejemos pasar.

Víctor Ramos M,

secretario ejecutivo de la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento