Correo
Columna de Pedro Cayuqueo
Le escribo con profunda molestia y preocupación tras la columna publicada en la página 27 de la edición del 18 de mayo, firmada por Pedro Cayuqueo.
Soy un ciudadano común, profesional, empresario regional, vicepresidente de APRA y, lamentablemente, víctima directa del terrorismo rural que afecta a La Araucanía. He sufrido atentados a mis equipos de trabajo, y junto a mi familia, hemos enfrentado años de inseguridad.
Por eso, me resulta inaceptable que un medio como El Austral -que históricamente ha tenido una línea editorial de respeto y equilibrio- dé espacio a un columnista que fue uno de los fundadores de la CAM, organización que todos sabemos ha sido vinculada a hechos de violencia, usurpaciones y amenazas. Más grave aún es que ese columnista utilice su tribuna para calificar como "terrorismo discursivo" a quienes, desde nuestra experiencia y legítimo derecho, hemos manifestado reparos al informe de la Comisión para la Paz.
Es un giro completamente absurdo: hoy, una persona con nexos públicos con grupos radicalizados trata de terroristas -aunque sea de manera velada- a ciudadanos que trabajan, producen, pagan impuestos y han sido víctimas reales de ataques.
Señor Rivas, no pido derecho a réplica ni hacer de esto un conflicto mediático. No quiero exponer más a mi familia ni a mis cercanos, muchos de los cuales también han sufrido atentados. Pero sí creo indispensable advertirle que este tipo de publicaciones, lejos de fomentar el diálogo, legitiman una narrativa que da vuelta la realidad: los victimarios aparecen como opinantes respetables, y las víctimas somos ahora tratadas como un peligro para la convivencia.
Le pido, con franqueza, que evalúe el impacto de dar espacio editorial a figuras con ese nivel de carga ideológica y pasado vinculado a grupos violentos. Lo que está ocurriendo ya no es solo falta de equilibrio: es una inversión peligrosa de los roles, que pone en riesgo a personas reales.
Justo Gutiérrez Schweitzer, empresario regional - vicepresidente de APRA
Ciclovías en Temuco: una deuda con quienes pedaleamos
Desde la organización civil Ciclistas Sin Miedo, queremos visibilizar una realidad que enfrentamos a diario quienes elegimos la bicicleta como medio de transporte en Temuco: las ciclovías están en un estado lamentable.
No hablamos solo de baches, basura acumulada o señaléticas confusas. También nos referimos a la constante ocupación de las ciclovías por autos mal estacionados, scooters eléctricos abandonados y la falta total de fiscalización. Esta situación no solo dificulta nuestro tránsito, sino que pone en riesgo nuestras vidas.
Elegimos la bicicleta porque creemos en una ciudad más sustentable, menos contaminada, más amable con el medio ambiente y con las personas. Pero con este nivel de abandono, la movilidad activa termina siendo una lucha constante contra una infraestructura precaria y una cultura urbana que nos ignora.
Exigimos a la Municipalidad de Temuco que asuma su responsabilidad con una mantención efectiva y continua de las ciclovías, campañas de educación vial, señaléticas claras y fiscalización real. Las personas que nos movemos en bicicleta también merecemos respeto, seguridad y condiciones dignas.
Porque pedalear también es resistir, y porque esta ciudad la construimos entre todas y todos.
Ciclistas Sin Miedo - Temuco
Con licencia para vacacionar
El sistema de licencias médicas en Chile se ha convertido en el símbolo perfecto de una cultura que premia la flojera, el abuso y la mediocridad. En el sector público, funcionarios con sueldos impensados para el mundo privado - por falta de estudios, competencias o experiencia - abusan sin pudor de beneficios que solo existen en ese ámbito.
Licencias por estrés después de vacaciones, ausencias prolongadas sin control, y sumarios que no terminan en nada. ¿Y si alguien intenta sancionar? Ahí están las asociaciones de funcionarios, siempre listas para blindar a los abusadores con discursos de acoso y hostigamiento. Incluso la Ley Karin puede usarse como escudo ante cualquier intento de orden.
El resultado es predecible: todo se archiva, nadie responde, y la ciudadanía paga la cuenta.
Chile necesita un golpe de timón. No más excusas, no más silencios.
Rodrigo Durán Guzmán