Problemas en Caupolicán
Las dos calzadas de la avenida Caupolicán en su paso por la ciudad están separadas por césped y arbustos en toda su longitud y que están bien mantenidos por el municipio. Sin embargo, el MOP o el Minvu, al conectar la calle Miraflores con Caupolicán hacia el Sur, dejó una separación de las calzadas estéticamente horrible: solo en cemento sin importarle la continuidad en pasto ni arbustos. Con razón la viabilidad urbana en Temuco tiene unos 20 años de atraso. Espero se corrija luego este punto negro.René Araneda, concejal de Temuco
Víctimas de la delincuencia
Todos los que hemos sido víctimas de un delito, hemos corroborado que la reforma judicial fue creada por una mente que alguna vez estuvo fuera de la ley.
Es tan protector el sistema con respecto del delincuente, que éste sabe que no le va a pasar nada, aunque reconozca después que él fue el autor.
Si no lo pillan con las manos en la masa, con los pobres medios de prueba que presentan los organismos encargados, el delincuente está libre en breve.
Así obviamente seguiremos siendo víctimas de la delincuencia y del Gobierno, que no toma las medidas para cambiar esta situación y se llenan la boca con la palabra democracia, que según ellos permite lo que vivimos.
Tomarlos presos y mandarlos a trabajar disminuirá la delincuencia en Chile. Lo que más teme el delincuente no es la cárcel donde tienen todo gratis, sino al trabajo.
Reinaldo Navarrete
Tenencia de mascotas
Últimamente, se está dando bastante importancia al cuidado y tenencia de "mascotas", hecho que es muy positivo. Sin embargo, no todas las personas que tienen "animales", están en condiciones de costear los gastos de salud que ellos requieren. Es por eso, considero, que sería bueno efectuar operativos, al igual como se hace para los pobladores, pero en beneficio de nuestros compañeros y amigos de cuatro patitas. San Francisco de Asís, lo agradecería.Jorge Valenzuela Araya
El sur y los árboles
La zona sur de Chile se caracteriza por tener muchos árboles y esta cualidad a mi parecer es lo que más atrae a la gente cuando visita el sur. En la calle Martín Lutero, calle frente a mi colegio (Pumahue de Temuco), hay (todavía) unos terrenos de campo de los que me gustaría hablar. Durante toda mi enseñanza básica he estado en este colegio y puedo decir que (lamentablemente) los alrededores han cambiado mucho. Lo que más llamó mi atención cuando fui por primera vez fue la gran cantidad de campos que el colegio tenía alrededor. Pero ahora está cercado de casas y el único lugar verde que queda (terreno de la Ufro frente al condominio Casas del Fundo) va a ser prontamente construido, reemplazando los grandes y antiguos árboles nativos por casas. Así de simple: llega una empresa, tala los árboles y construye. ¿Habrá alguna que reforeste, por lo menos? Claro que este terreno es especial ya que al estar abierto a la gente se han "escrito" historias. Todas estas historias han ocurrido bajo la sombra de a lo menos unos ocho grandes árboles nativos (Hualles o robles jóvenes que demoran muchos años en ser robles) que ya han sido talados y eliminados, demasiado jóvenes para morir. Por los árboles y el terreno ya no se puede hacer nada, pero sí se podrían haber hecho muchas cosas antes. Siempre consideré ese lugar como un gran parque. Así que solo les pido adultos (¿responsables?) que consideren mejor la próxima ocasión en que arrasen un área verde porque los árboles no son mera decoración, son nuestros pulmones y nos mantienen con vida.
María Ignacia Cozzi
Tinto dieciochero
A propósito del regado tinto que acompañó al asado del 18, volvió a asaltarme la idea de saborear un cabernet de $200.000 la botella, que endeudado con la tarjeta de crédito a seis meses plazos podría, pero nunca lo concreto. Creo que es principalmente por pudor en cuanto a recato, decoro, modestia y quizás por avaricia. Trato de convencerme diciéndome que mi trajinado paladar no captará las bondades de la real cepa, de cosechas de racimo a racimo, guardadas en delicadas barricas nuevas por dos, tres y cinco años. Un diablito de la conciencia me insta a comprarlo tentándome: ¡Tú te lo mereces! Y pasan los años y no compro este vino tentador de vanidades y compro aquel que al calor de la amistad y la familia se saborea con gusto a felicidad. Vuelvo a pensar en el pudor, ese pudor de pensar que el precio de aquel vino llega a un sueldo mínimo, al de una pensión de jubilación, y se me quitan las ganas de probarlo. Dios quiera que, antes que muera el entorno de Chile no me inspire pudor.
Marcos Concha Valencia