El bono pehuenche
Si recorrer el paisaje arrasado por el fuego en la Reserva Nacional China Muerta es devastador, más triste aún es hacerlo en compañía de un pehuenche. La gente del pehuén, la gente de la araucaria o del piñón, como algunos les llaman, depende casi exclusivamente de lo que la naturaleza les entrega año a año a través del árbol araucaria araucana, declarado monumento natural en 1990 y que tiene total prohibición de ser cortada o explotada en el territorio nacional.
Los pehuenche basan su economía familiar en el aprovechamiento ecológico y sustentable de su entorno cordillerano, utilizando el piñón para el comercio y su alimentación, o el follaje que crece junto a araucarias y árboles nativos para pastorear sus animales en sectores llamados "veranadas", una vez que la nieve se ha ido. Pero hoy, el fuego que ya ha sido declarado bajo control, no sólo amenaza el entorno natural y su patrimonio, sino también la subsistencia familiar y en el caso de la localidad de Quinquén, toda una tradición de cuidado del medio ambiente, que parte en su pequeña escuelita y se replica en cada hogar. Por eso que a los 15 "brigadistas", contratados por Conaf para combatir el incendio que se acercaba desde China Muerta, se sumaron además 20 voluntarios que -dicho sea de paso- se encontraban sin trabajo, ya que aquí el desempleo cala hondo. Sin embargo, y sólo con la implementación entregada, la alimentación diaria y sin seguro en caso de accidentes -a diferencia de otros voluntarios que llegaron-, decidieron salir a combatir en la línea de fuego el incendio que amenazaba su hogar. Y lo lograron, aunque no sin la pérdida milenaria que ya es evidente, tanto en la fauna nativa, como en los miles de árboles que se quemaron.
La vida en la cordillera no es fácil y una vez que llegue la nieve, a la soledad y el abandono de estas zonas inhóspitas, se sumará la desesperación de las madres pehuenches que este invierno no tendrán su sustento habitual. Sus araucarias ya no están, y así tampoco los piñones que son base de su economía familiar. Una reacción oportuna de las autoridades -a diferencia de la que tuvieron al comenzar este incendio- sería implementar una ayuda extraordinaria a las familias afectadas, un "bono pehuenche" que les permita continuar con su vida normal, conservar sus tradiciones y seguir haciendo patria en una de las fronteras más agrestes de nuestro territorio nacional.
Ricardo Barría,