2016, una nueva oportunidad
El incremento de la Yihad islámica es de honda preocupación mundial, al enfrentar Occidente una amenaza poco convencional. Una nueva oportunidad para seguir viviendo con propósito y ayudando a otros.
La prosperidad según Dios tiene más que ver con propósitos que con recursos. Gran parte de lo que enfrentamos el 2015 fue desastroso, porque nuestra sociedad está alejada de los propósitos de Dios, aunque parezca más prospera en recursos.
Como cristianos debemos hacernos algunas preguntas (con las cuales nos desafiaba A.M. Bertolini), para medir cuán alineados estamos con los propósitos divinos: ¿Hemos luchado por la justicia o simplemente hemos visto cómo otros han levantado su voz? ¿Hemos buscado a Dios para establecer una relación personal con Él o sólo nos hemos conformado con saber que es real? ¿Hemos puesto todo nuestro esfuerzo para vivir dignamente o nos hemos dejado consumir por el sin sentido del materialismo? ¿Nos hemos comportado como energúmenos en las calles y en nuestros hogares o realmente hemos descubierto lo que significa ser humano? ¿Hemos sido responsables en nuestro trabajo o nos hemos aprovechado de los que hemos podido?
Año Nuevo es una oportunidad de comenzar de nuevo, tomando decisiones que nos permitan vivir la otra mitad de nuestras vidas, esa que comienza esta semana. Eso dependerá de usted.
Para los que vivimos cada día tras las huellas de Cristo, este año nuevo es un desafío, una nueva oportunidad para seguir viviendo con propósito y ayudando a otros a encontrar el suyo; a lograr involucrarnos en la realidad de nuestra Región que sufre de pobreza y desigualdades, con un pueblo originario aún postergado, con víctimas de la violencia y del terrorismo solapado (ese que tanto el Estado históricamente como grupos concertados hoy, han ido imponiendo en nuestra Región), y a partir de allí ser aporte a nuestra sociedad, pero siempre de la mano de Dios. Nosotros tenemos una meta superior: construir una sociedad de acuerdo a la voluntad de Dios, la que no se basa en patrones de justicia humana efímera ni engaños maquiavélicos que todo justifican para esconder ansias de poder y riqueza. Como aconsejó Pablo a los filipenses: "Olvidando lo que queda atrás… prosigo al blanco". El blanco que da sentido a nuestra vida y servicio es Dios mismo, y la esperanza de la vida eterna, que nos provee la fuerza para seguir adelante pese a que todo se derrumbe alrededor. Cada año está más cerca de nuestro encuentro con el Salvador, y del cumplimiento de las promesas divinas. Por ello puedo decir: "Feliz y próspero 2016".
Andrés Casanueva