Visita sigilosa
La señora Presidenta decidió visitar La Araucanía sin aviso previo, como para dar una sorpresa y quizás pillar con las manos en la masa a todos aquellos que cometen actos de terrorismo. Los actores sociales declararon, entre otras expresiones, que lo hizo en sigilo, entre gallos y medianoche y en oscuridad, y que las "fuerzas vivas" no fueron invitadas con la debida antelación para discutir los candentes incendios y ataques que se producen en la Región y más aún con el debido tiempo para escuchar las diversas posiciones ante los hechos que se arrastran por un largo período. El sigilo connota secreto, entre gallos y medianoche: cuando todos duermen y oscuro donde nadie puede ver. Algunos llegan a decir que hasta el avión presidencial fue con camuflaje de guerra. La visita sirvió de poco y nada, y muy pocos quedaron contentos. Habría que recomendarle a la señora Presidenta que investigue a sus asesores, que podrían estar "atornillando al revés", y la popularidad siga bajando.
Marcos Concha Valencia
El negocio de los chalecos
El INE publicó en febrero 2015 que había en Chile 4 millones 168 mil vehículos. Multiplicados por 3.500 pesos que cuesta el chaleco reflectante "obligatorio", tenemos un pingue negocio para el astuto ideólogo del tal falacia.
¿Cómo es posible tamaña barbaridad? ¿Cuántos conductores realmente se bajan de noche paveando en carreteras y caminos por algún desperfecto sin mirar quién viene? De día esto no tiene sentido. Y en la ciudad el tránsito es regulado por lo cual el chaleco no se justifica.
Una vez más, por un par de muertes accidentales, de suyo lamentables, cual régimen norcoreano dan una orden totalitaria cuyo burdo objetivo es un simple negocio. De seguir así, porque un conductor se encandila en la bajada a Tocopilla, todos en Chile a usar lentes 3D de protección ocular...
Si pretenden amargar el nuevo año, pongo mi atención en gente sencilla, solidaria, cuyos actos sí son para felicitarlos y levantan el espíritu. Marcos Durán, por ejemplo, bombero rescatista de Villarrica, que presuroso y sólo por compromiso social, bajó a la profundidad del lago Riñihue a rescatar los cuerpos inertes de los pequeños ahogados, para devolverlos a una familia desconsolada.
En la tristeza, gran gesto de paz y amor para todos ellos.
Gaspar Millas del Río
La delincuencia
Los robos acaecidos durante este año son cuantiosos, suman sobre catorce mil millones de pesos. Estos cuantiosos medios se utilizan, en gran medida, en adquisiciones de medios, para continuar robando. Las fuentes de recursos son interminables y solo queda un solo recurso, enfrentarlos. El Gobierno debe asesorarse con tecnologías modernas, que en otros países logran controlar esta lacra, además debe legislar, sobre la defensa propia, principio del derecho personal, que actualmente está mal normado. Los daños morales, quienes quedan dañados con estos abusos de poder, son incalculables. Familias completas han sido atropelladas indignamente, quedando atemorizadas.
Por parte de sus vidas, junto a otras que han sido violadas en sus propios domicilios. A personeros de nuestras instituciones los han asaltado en sus casas y les han robado sus autos. La magnitud de estos hechos obliga a participar al Congreso, legislando sobre las actuales leyes sobre la delincuencia y la defensa propia junto con propiciar una colaboración de expertos extranjeros, portadores de tecnologías eficaces, erradicando definitivamente la delincuencia.
Hugo Latorre
Como un ekeko
Salir de compras con la polola o novia era un agrado y se buscaba cualquier pretexto para hacerlo. Sin embargo, cuando la polola o novia se transforma en esposa, la situación sufre un giro de 180º.
Como matrimonio, también salen juntos, pero, porque es necesario. Tampoco van tomados de la mano como antes. Cada uno por su lado, pues, ya no comparten los mismos gustos. A ella le interesa la última moda a él la última tecnología. En todo caso, el verdadero drama conyugal se presenta a la hora de hacer las compras, en el supermercado.
Él, toma un canasta, pero ella, rápidamente la cambia por un carro, el que por arte de magia en pocos minutos está lleno y cuya mitad de las cosas, no era parte de lo presupuestado, situación que hace tambalear a la socorrida tarjeta de crédito.
La tensión se agudiza cuando después de pagar, hay que cargar las bolsas. Por supuesto que el damnificado, es él. Sale más cargado que un "ekeko" mientras ella porta solamente, su atigrada cartera.
De regreso a casa y debido a los tira y afloja del supermercado, hablan lo preciso y a la hora de irse a descansar, ella en una orilla y él en la otra, se despiden con un "buenas noches" menos creíble que un funcionario de la Fifa.
Jorge Valenzuela Araya