La realidad de los empleos por cuenta propia
La tasa de desocupación es un indicador socioeconómico importante, ya que nos indica cuántas personas que están disponibles para trabajar han buscado un empleo y no lo han encontrado. El desempleo genera graves perjuicios sociales, ya que esta situación puede traducirse en un drama para la persona que lo sufre (y sus cercanos) y la evidencia empírica muestra que exacerba otros problemas, como la delincuencia. También es negativo desde el punto de vista de la economía, ya que se están desaprovechando recursos humanos para la generación de valor.
Sin embargo, la tasa de desocupación difícilmente puede considerarse un indicador que resume por completo la situación del mercado laboral y por ende, de su análisis aislado no puede concluirse que la desaceleración no ha tenido impacto en el mercado laboral. El crecimiento económico va aparejado de un incremento en la demanda de bienes y servicios, lo que requiere de la generación de empleos asalariados en el sector privado, y de esta manera, existen más oportunidades laborales. Por el contrario, otros tipos de empleo no responden de igual manera al crecimiento. El autoempleo o empleo por cuenta propia puede aumentar precisamente en épocas de debilidad económica, cuando escasean las oportunidades de obtener un empleo asalariado.
Por eso, el análisis del tipo de empleo que se está creando resulta vital para identificar si efectivamente la desaceleración ha impactado en el mercado laboral. Lamentablemente así es. La creación anual de empleo hoy es liderada por el empleo por cuenta propia, dejando relegado al segundo lugar al empleo asalariado. En efecto, en el último año el empleo por cuenta propia aumentó en 92.470, mientras que el asalariado lo hizo en 75.553. El más reciente informe laboral de Clapes UC titulado "Radiografía al empleo por cuenta propia" da cuenta de que este cambio de composición resulta negativo, ya que el empleo por cuenta propia se caracteriza por bajos ingresos mensuales en comparación a los empleos asalariados (de acuerdo a la última encuesta NESI, el ingreso medio mensual de la cuenta propia es de unos $ 272 mil, el del asalariado privado de $ 489 mil y el del asalariado público de $ 703 mil), ausencia de protección social (87,3% de los cuenta propia no tiene cotizaciones previsionales ni de salud), tiende a realizarse más en la calle y suele ser más afectado por el subempleo que otras categorías ocupacionales. El subempleo corresponde a una subutilización del trabajo, y por ende, al desperdicio de las ganas de trabajar y de las capacidades de cientos de miles de trabajadores. Además, la existencia de subempleo es un factor que revela mala calidad del empleo.
El subempleo puede expresarse en términos de insuficiencia de horas debido a que la persona trabaja una jornada parcial pero estaría disponible para trabajar en el muy corto plazo más horas (subempleo horario) o en una subutilización del capital humano por utilización insuficiente de las competencias profesionales (subempleo por calificación). El empleo por cuenta propia tiene una mayor concentración de ambas formas de subempleo en comparación con otras categorías ocupacionales como los asalariados.
En definitiva, el liderazgo del empleo por cuenta propia en la generación de empleo que desplaza al empleo asalariado como el principal motor no es una buena noticia, ya que sus características revelan grandes rasgos de precariedad, y por tanto, suele ser simplemente una alternativa menos mala a estar desocupado, lo que denota con claridad el negativo impacto del frenazo económico en el mercado laboral. En consecuencia, retomar el crecimiento resulta clave para generar mejores oportunidades laborales.
Juan Bravo M.