Lorenzo Lovera Seguel
Carlos Bresciani es una de las voces más autorizadas de la Iglesia Jesuita para hablar de lo que ocurre en los terrenos mapuches. Su palabra ha sido escuchada por más de una década, tiempo en el cual ha visto desde cerca cómo se vive el conflicto indígena, en especial en la zona de Tirúa.
Eso no quita que Bresciani tenga una idea clara del por qué se ha llegado al grado de violencia que hoy se vive en el sur del país, hechos que en los últimos meses incluso han afectado a una serie de iglesias, capillas y templos, accionar que, dice, lo tiene con pena y tristeza.
En entrevista con El Austral, el jefe de la misión jesuita en territorio mapuche aclara que todos han fallado, incluso la Iglesia, y por ende llama a hacer actos concretos y así superar el conflicto. De hecho, uno de sus planteamientos dice relación con que la misma Iglesia debe hacer entrega de sus territorios que le pertenecen al pueblo mapuche.
- En los últimos meses se ha conocido una serie de ataques contra diversas iglesias en las regiones del Biobío y La Araucanía. ¿Qué le parecen estos hechos?
- Me produce mucha pena que el conflicto vaya escalando a niveles de mayor tensión y en el caso de los templos la tristeza es más y da para pensar que esa tristeza y pena son heridas abiertas en la memoria del pueblo mapuche, que tiene que ver con el maltrato sufrido de parte del Estado y también en su momento por la Iglesia colonial, y en parte hay un reclamo de eso.
-¿Cree que detrás de ellos hay grupos radicalizados mapuches?
- La verdad no lo sé pero sí sé que en todo movimiento político-social, como es el movimiento mapuche que reivindica demandas de las comunidades, son muy amplios en términos de su accionar y hay gente que tiene un rol intelectual, otros de base y ciertamente también hay gente que va más de punta de lanza que cree que el mecanismo de solución de los problemas de fondo es a través de agudizar más la cosa y a través de la tensión se puede solucionar ese problema.
- ¿Cómo califica usted el desalojo de un grupo de comunidades del Seminario en Padre Las Casas, dependiente de la Diócesis de Villarrica? ¿Cree que el obispo se equivocó?
- Yo me imagino que él tiene sus fundamentos, el problema es que yo no comparto esa lógica, porque el fundamento es no querer perder plata con alguna inversión que hizo la Iglesia en esa tierra, porque parece que el obispo sí quería entregarla y se había llegado a un cierto acuerdo, de alguna forma creo que la lógica tiene que ver con un signo de restitución de las confianzas, pero para eso el diálogo tiene que ir con signos concretos.
- ¿La Iglesia debería devolver tierras?
- Yo creo que sí, como signo profético. (La Iglesia) debería entregar las tierras que puedan estar en conflicto o que hayan sido claramente de las comunidades para solucionar los problemas de fondo. Obviamente el mecanismo que hay hoy día es de compra de tierra, algo se recibe como compensación, que la tiene que pagar el Estado por un error que el mismo Estado produjo y nos puso en esta situación, tanto a particulares, a la Iglesia, en relación a las comunidades.
militarización
- Hace años ya que los distintos gobiernos han aumentado la dotación policial. ¿Aquello, cómo ha afectado la convivencia en la zona?
- Lo claro es que ha aumentado muchísimo el contingente en los últimos 2 años, aquí en Tirúa han aumentado el doble y eso es muy violento. A nosotros nos han vendido que violencia es solamente la violencia rural, cuando se quema un camión o una iglesia pero cuando se trata allanamientos, de ver a efectivos de Fuerzas Especiales con metralletas, haciendo controles de tránsito, eso también es violencia y va generando una sensación de mucho temor y eso no se muestra.
- ¿Cree que las zonas del Biobío y La Araucanía efectivamente están militarizadas?
- Sí, e incluso lo alegan hasta los que son chilenos y no están metidos en el cuento, es impresionante. Hay una cantidad de recursos que parece estar en la guerra, en algunos sectores, porque ahora están todos resguardando los predios forestales y es como apagar el incendio con bencina.
- ¿Qué opinión tiene de la Ley Antiterrorista?
- Es una ley nefasta que produce mucha violencia y que genera mucha desconfianza entre las comunidades porque, por ejemplo, no se entiende que firmamos el convenio 169 y somos capaces de mantener un modelo forestal que depreda el territorio, que hace migrar a la gente, que crea exclusión y pobreza, eso es muy violento y produce violencia.
- ¿Le parece buena la idea del Gobierno de crear un Ministerio de Asuntos Indígena?
- Yo de verdad soy un poco escéptico. Lo que sí creo es que eso puede ayudar a gestionar, espero, de mejor forma los recursos que estaban puestos ahora en Conadi, pero eso no más, una nueva institución de recursos como era Conadi pero un poco más enchulado, pero no lo veo a la respuesta del anhelo profundo que existe en las comunidades de participación política, autonomía. Puede colaborar pero no veo que sea la solución, es el mismo monito un poco más mejorado, pero poner todas las fichas ahí no me parece.
"Me produce mucha pena que el conflicto vaya escalando a niveles de mayor tensión y en el caso de los templos la tristeza es más y da para pensar que esa tristeza y pena son heridas abiertas en la memoria del pueblo mapuche". "Hay gente que tiene un rol intelectual, otros de base y ciertamente también hay gente que va más de punta de lanza que cree que el mecanismo de solución de los problemas de fondo es a través de conflictuar más la cosa".
33 años tenía Carlos Bresciani cuando llegó a la provincia de Arauco en su calidad de sacerdote jesuita.
10 años lleva Bresciani acompañando a las comunidades mapuches en la comuna de Tirúa.