Esta semana senadores del partido de la Presidenta (PS), Michelle Bachelet, le plantearon al Ministro del Interior, su preocupación por la baja inversión y crecimiento, ante lo cual le dijeron que están "abiertos" a concesionar infraestructura hospitalaria, ya que aumenta la inversión y no implica gastos del erario público.
Este Gobierno comprometió 20 hospitales construidos, 20 en construcción y 20 licitados, que aportarían 5 mil camas al sistema de salud pública. El compromiso ha sido reducido a 10 hospitales construidos y 1.700 camas en total.
Las listas de espera han superado todos los récords, lo que ha llevado al Gobierno a contratar camas del sistema privado, que se cubren endeudando al Ministerio de Salud, que tiene un déficit estructural y tiene un nivel de deuda histórico, a pesar de los aportes extraordinarios que han recibido por parte del fisco.
El programa de este Gobierno consideraba que el modelo de concesiones era correcto para autopistas, pero que debía ser evaluado para hospitales, cárceles, edificación pública y obras de riego, ya que, en la experiencia reciente, no había claridad sobre su impacto.
Durante la campaña el oficialismo definió su postura: "Las concesiones son un mecanismo de privatización encubierta de la salud pública, donde con recursos de todos los chilenos se hace un negocio que es muy rentable para la empresa privada", dijeron.
Siguiendo esta línea, Bachelet desechó 6 de 8 concesiones hospitalarias comprometidas durante la administración anterior. Esta medida fue celebrada por la bancada de diputados socialistas, quienes manifestaron que "ya aprendimos de esa mala experiencia y vimos que no era conveniente continuar con esa modalidad de construcción de hospitales".
Es muy positivo que sectores del oficialismo quieran enmendar un error ideológico de su Gobierno, cuyos resultados están a la vista. El daño ya está hecho, y lo pagan quienes más necesitan del Estado, así que aplaudo este intento de rectificar el rumbo.
José García Ruminot Senador RN