Diálogo en La Araucanía
Me ha interesado la columna "La herida abierta del estado laico", publicada este jueves en el Diario que usted dirige, y que he recibido entre los recortes de prensa.
El autor se manifiesta "herido" porque es un obispo el facilitador del necesario diálogo en la Araucanía. ¡Qué más republicano que poder servir a la Región y al país procurando la amistad cívica en democracia!
Los clérigos (obispos, sacerdotes y diáconos) que amamos este país donde nacimos y servimos no somos menos chilenos. Como ciudadanos iguales ante la ley, asumimos el derecho a participar en la vida pública también como un deber. No es el proselitismo lo que nos motiva a buscar siempre el mayor bien para las personas, especialmente los más excluidos. La Vicaría de la Solidaridad no pidió certificado de bautismo antes de acoger a los perseguidos en dictadura.
Cuando las autoridades piden a obispos, pastores, líderes de organizaciones no gubernamentales, que presten el servicio nada fácil de facilitar el diálogo, simplemente manifiestan un voto de confianza. Negarse a esa tarea sería tan grave como pretender dejar fuera de la escena pública a una persona por el solo hecho de ser mapuche, o de ser mujer, o de ser clérigo. Discriminación se llama eso.
Son dos los tipos de intolerancia que amenazan a una sana laicidad: el fanatismo religioso y el fanatismo laicista.
Jaime Coiro C., diácono, secretario general adjunto, Conferencia Episcopal de Chile
Rol del nuestras autoridades
Hay cosas que no sorprenden, como que el intendente designado por el poder central a horas de asumir su cargo se apure en afirmar que en La Araucanía no se puede calificar de terroristas los actos de violencia extrema que se han cometido en los últimos años. Tampoco sorprende que el mismo personero, siendo querellante (cosa de la que pareciera aún no le han informado) en el caso del cobarde asesinato del matrimonio Luchsinger Mackay, no sólo no se acerque a las víctimas de esta violencia sino que al contrario lo haga respecto de una de las imputadas, Francisca Linconao, quien para presionar una reducción de sus medidas cautelares inició una huelga de hambre.
Tampoco sorprende el que un diputado de la República como el señor Boric publique una carta abierta solidarizando con la imputada y pidiendo el cese de su prisión preventiva.
De igual forma, tampoco sorprende que un grupo de artistas pidan la libertad de la imputada.
Y, claro está, menos sorprende que diputadas del partido Comunista en señal de apoyo y solidaridad visiten a la imputada en el hospital en que está siendo atendida mientras cumple con su prisión preventiva.
A estas alturas ya sabemos que todos estos actos y declaraciones, para nada casuales, surtieron el efecto deseado en la Corte de Apelaciones, pues la prisión preventiva le fue cambiada por arresto domiciliario y debido a una sorprendente recuperación la imputada ya no necesita estar hospitalizada y se va a su casa. Sí, la misma casa en que, según la acusación del Ministerio Público, se habría planificado el ataque incendiario que terminó con el asesinato del matrimonio Luchsinger Mackay.
Lo que sí sorprendería es que estos personeros y agrupaciones algún día se acerquen a los familiares del matrimonio Luchsinger Mackay, a todas las demás víctimas de la violencia terrorista, así como a los carabineros heridos o a los trabajadores que en la tarde de este miércoles fueron atacados con disparos de escopetas y están heridos.
Para estos personeros, las víctimas reales de la violencia terrorista no son merecedoras de visitas, actos culturales, señales de apoyo o solidaridad alguna.
Mario Molina Salas
Araucanía y policías
Los miembros de las fuerzas policiales y en especial sus servicios de inteligencia destinados en la Región de La Araucanía, no se expondrán estúpidamente a ser llevados a la justicia por las organizaciones de DD.HH., de propiedad del Partido Comunista, por cumplir su misión como la ley vigente les ordena; conscientes de las experiencias sufridas por sus antepasados en la lucha contra los terroristas, hoy trasformados en víctimas y héroes.
Lo anterior menos, si los últimos gobiernos y los Tribunales de Justicia, por cobardía moral, definen que las atrocidades que se cometen en ésta región no son actos terroristas.
Terrorismo en La Araucanía hay para rato o hasta que la Región sea un Estado Araucano independiente.
Jaime Ojeda Torrent