Hoy está autorizada en nuestro país la elaboración y venta de productos que contengan cannabis, que tengan fines medicinales y de investigación. También está autorizado el consumo privado con cualquier fin, en la medida que sea efectuado en un lugar privado y sin acuerdo de otras personas.
Pero la tenencia y porte de cannabis sí están sancionados. Es decir, se puede consumir bajo ciertas condiciones, pero no se puede portar, cultivar y menos comprar; paradoja que hace pensar que nuestros legisladores autorizaron el consumo, pero de una cannabis caída del cielo o creada por arte de magia, ya que de lo contrario, sería imposible poder acceder a esta planta de forma legal.
En resumidas cuentas, la cannabis para uso medicinal y recreativo, además del autocultivo, está permitido en Chile, pero con trabas burocráticas difíciles de sortear para un ciudadano y paciente común, que en la mayoría de los casos, resulta ser una persona de bajos recursos y pocas redes de contacto; y que confiada en una legislación protectora, termina siendo juzgada y encarcelada.
Considero que debemos avanzar de una vez y hacer una legislación seria, clara y que garantice los derechos de las personas a decidir, por ejemplo, un tratamiento médico adecuado a sus dolencias. Debemos terminar con los prejuicios de parlamentarios que legislan en base a pobres corazonadas; debemos avanzar en crear un marco regulatorio donde haya más transparencia y menos burocracia en el uso medicinal de la planta, que busque generar conciencia en el autoconsumo y aportes significativos en su uso medicinal y, más aún, en tratamientos analgésicos para enfermedades terminales y muy dolorosas.
Hago un llamado a los parlamentarios a revisar la fracasada legislación actual. La ley 20.000 ha tenido un fin persecutor desde su creación y no ha disminuido el consumo, tampoco el tráfico y mucho menos los delitos asociados. Con una legislación correcta y que se haga cargo realmente del tema, podríamos ahorrar el tremendo gasto que hace el Estado y poder así prevenir, educar y perseguir otros delitos mucho más graves. Pero antes, debemos terminar con el prejuicio y falta de voluntad de parte de los legisladores.
Por ahora, debemos conformarnos con el trabajo de concientización que hace la fundación Daya a nivel nacional y MamaCultiva a nivel regional, porque llevamos mucho tiempo esperando una legislación que esté a la altura del Chile de hoy y del Chile del mañana.
José Montalva, exgobernador de Cautín