Llegó el carro estadounidense comprado para el control de sustancias peligrosas
LABOR. Gestiones de un bombero chileno residente en Estados Unidos lograron que se concretara la compra.
"A puro ñeque", se dice en Chile a lograr algo de la nada, construyéndolo con máximo esfuerzo y sacrificio. Y esa es una frase que bien conoció la Segunda Compañía del Cuerpo de Bomberos de Temuco; la que comienza en la madrugada del pasado 12 de marzo, en la empresa de transportes Cavalieri, ubicada a un costado de la Ruta 5 Sur, cerca de la capital de La Araucanía.
En ese lugar, encapuchados destruyeron cerca de una veintena de camiones que permanecían estacionados al interior de la citada firma, debiendo concurrir varias máquinas del Cuerpo de Bomberos de Temuco para controlar las llamas, entre ellas un sofisticado carro bomba de la Segunda Compañía, unidad especializada en el control de emergencias con sustancias peligrosas e incendios industriales (conocida como Hazmat, por sus siglas en inglés).
Quiso el destino que al regresar de la emergencia, en plena madrugada, y cuando ya los voluntarios que se encontraban de guardia se retiraban exhaustos a dormir, un nuevo siniestro, esta vez en una modesta vivienda rural de Padre Las Casas, convocara nuevamente al carro de la Segunda.
A pocas cuadras del cuartel y en pleno centro de Temuco, el vehículo de emergencia fue impactado violentamente por una furgoneta , lo que dejó severamente destruido el carro, con daños avaluados en más de $25 millones.
Héctor Basualto, director de la Segunda Compañía, explica que si bien Bomberos cuenta con recursos para reparar sus máquinas accidentadas, el procedimiento no es nada fácil ni expedito, al punto que ahora en octubre -a siete meses de la desgracia, que por fortuna no dejó heridos de gravedad- todavía el carro se encuentra esperando la reparación, la que podría verse concretada recién en 2018.
NACE LA IDEA
Pero el ánimo no decayó en los segundinos, agrega Basualto, porque de este accidente nace la idea de adquirir en Estados Unidos un carro que fuera construido especialmente para el control de emergencias con sustancias peligrosas y no un carro bomba con agua como los que acostumbramos a ver en las calles chilenas.
Este tipo de vehículos, junto con poseer espacio para más personal que un carro común, está dotado de compartimientos especiales para los complejos equipos de medición de gases, bidones de espuma, máquina para el llenado de equipos de respiración autocontenida y compartimientos especiales para los costosos trajes encapsulados que utilizan los bomberos "Hazmat", trajes que deben permanecer estirados en los vehículos, pero que en Chile, por falta de espacio en los carros tradicionales, generalmente viajan doblados dentro de las gavetas, lo que acorta su vida útil.
Tanto Felipe Véliz, capitán de la Segunda Compañía, como el director Basualto y el bombero Mario Altamirano, se dieron a la tarea de buscar una máquina que cumpliera estas características especiales, encontrando en el Departamento de Bomberos de East Joliet, al sur de Chicago, el vehículo que necesitaban, el que casualmente, justo esa misma semana había sido puesto en venta por renovación.
Aquí fue donde se alza el orgullo de los segundinos, agrega el director Héctor Basualto, porque desde 2004 a la fecha, durante todos los años los segundinos realizaban modestas rifas internas y pequeños bingos en el gimnasio Bernardo O´Higgins de Temuco, donde los voluntarios vendían boletos entre sus vecinos, amigos y conocidos, además de ofrecer tortas, empanadas y bebidas, con el sueño de reunir dinero para algún día adquirir un nuevo carro. Y ese momento llegó antes de lo que pensaban, a raíz del accidente ocurrido en marzo, vale decir, luego de 13 años de realizar un beneficio tras otro.
Gestiones de un bombero chileno residente en USA lograron que se concretara la compra en julio pasado y en agosto se embarcó la flamante máquina desde el puerto de Baltimore hasta San Antonio, debiendo sortear los poderosos huracanes que por aquellos días azotaron a Estados Unidos.