Hace unas semanas se cumplieron cinco años desde la promulgación de la Ley y Reglamentos de Acreditación de Prestadores de Salud para hospitales, clínicas y centros de atención ambulatoria.

Esta norma se estableció como un requisito para aquellos prestadores que estuviesen postulando a otorgar prestaciones en el Plan Auge. Posteriormente, se transformó en una auténtica "Certificación de la Calidad" de todas las instituciones prestadoras de salud del país, lo que ha significado un enorme esfuerzo organizacional para quienes pretenden obtener esta acreditación.

En la actualidad, según la Superintendencia de Salud hay 338 hospitales públicos y centros privados que han logrado su acreditación. No obstante, varios la han perdido debiendo repostular a la renovación, la cual es bastante más exigente que la original debido a que las exigencias son progresivas a lo largo del tiempo. El aspecto que no está claro es si este complejo sistema efectivamente ha impactado en mejores resultados sanitarios y clínicos para los pacientes.

El proceso en sí tiene un muy fuerte componente referente a la estructura de la institución y en los protocolos internos de la operación de la organización.

Ambos aspectos indudablemente son muy valiosos e indispensables en la búsqueda de buenos resultados clínicos para los pacientes, sin embargo, no hay una evaluación de los resultados de dichos procesos clínicos, que son la razón por la cual, finalmente concurren los pacientes a pedir ayuda.

Para el año 2018, un buen proyecto sería hacer más exigente el proceso de acreditación, pero en lo que realmente importa a los pacientes: los resultados clínicos por los cuales concurren a solicitar ayuda.

Ya existe información acerca de algunos aspectos, especialmente en el área de las infecciones intrahospitalarias, pero es perfectamente factible extender la exigencia de registrar estos resultados para efectos de la acreditación. Estos deberían ser indicadores de indudable relevancia para los pacientes, pero además deben ser indicadores claramente identificables y comprensibles para pacientes y funcionarios.

También sería un paso muy relevante que los resultados de estos indicadores de calidad fuesen conocidos públicamente. Los chilenos tienen derecho a saber que una determinada prestación en determinado hospital es dos o tres veces más riesgosa que en otro lugar. Asimismo, los administradores de dicho centro asistencial deben saber con meridiana claridad qué tipo de gestión están realizando.

Obviamente que estas propuestas no son populares ni fáciles de implementar, pero deberían estar en la próxima agenda de salud si de verdad queremos avanzar hacia una acreditación hospitalaria 2.0.

Manuel José Irarrázaval director Instituto de Políticas Públicas en Salud (IPSUSS), U. San Sebastián

Hace 40 años | 26 de diciembre 1977

Filtro de piscina municipal pesa veinte toneladas

Un millón de pesos costó el filtro de la piscina municipal de Temuco el que fue traído en dos camiones de 12 toneladas cada uno. El enorme artefacto es de fabricación nacional y se calcula que su sola instalación durará cerca de un mes. La misión del filtro es mantener purificada el agua considerando que podrán bañarse 1.500 personas en el recinto.

Hace 10 años | 26 de diciembre 2007

Incendio consumió dos locales comerciales

Un siniestro afectó a la empresa de carpas y eventos Titán y al lubricentro perteneciente a Comercial Wilfredo Quintana Manzur, ambos ubicados en Avenida Caupolicán casi esquina Imperial de Temuco. Al lugar se despachó a personal de la Primera, Segunda, Tercera y Séptima compañía de Bomberos.

Hace 1 año | 26 de diciembre 2016

Altas expectativas ante visita de la Presidenta

Como una buena noticia calificaron los parlamentarios regionales la llegada de la Presidenta Michelle Bachelet para anunciar un aumento en el presupuesto vía ministerios para La Araucanía, cifra que llegaría al 42 por ciento en 2017. Congresistas esperan que la llegada de la Mandataria sea para dar el vamos al Plan de Desarrollo Araucanía.

En los últimos años Temuco ha visto incrementar fuertemente su parque automotor, superando hoy los 60 mil vehículos. Sin embargo, el desarrollo vial, para soportar tal cantidad de automóviles, no ha ido a la par, a pesar de que sí se están desarrollando importantes obras que buscan mejorar la fluidez del tránsito y, en definitiva, elevar el nivel de calidad de vida en la capital regional.

¿De qué manera, entonces, podría generarse un equilibrio entre la demanda por vías expeditas y el creciente volumen de conductores? La respuesta a esta interrogante tiene muchos matices, y abarca desde generar obras que soporten la alta demanda de los conductores por calles de buena calidad, o bien con un transporte público expedito.

Pero mientras se avanza hacia esas soluciones, el protagonismo lo toman los conductores, quienes tienen mucho que aportar para hacer de las calles de Temuco un lugar seguro.

En primer lugar, se debe tomar conciencia de que las normas del tránsito fueron hechas para el bien común de todos quienes ocupan el espacio público y es una obligación el cumplirlas a cabalidad. Y no se trata sólo de acatar el reglamento para evitar una infracción, sino porque se debe adherir, sin excepciones, al contrato social en beneficio de todos, ya que de ello depende evitar accidentes.

El nivel que muestran los conductores en nuestro país es de los más bajos del continente y se debe avanzar para mejorar ese índice. Fomentar la educación vial en los colegios se torna hoy una necesidad que las autoridades deben observar para generar las metodologías que permitan formar conductores responsables, lo que debe hacerse desde los niveles más básicos de la educación. De hecho, los establecimientos particulares ya la incorporaron con éxito. Un ejemplo de ello es el Colegio Pumahue, en Temuco.

Sin embargo, mientras se avanza en soluciones concretas, nuevamente el protagonismo recae en los conductores, ya que son ellos los que se instalan detrás de un volante y guían un vehículo motorizado. De asumir esta tarea con responsabilidad depende la vida propia y la de los otros que ocupan el espacio público.