Andrea Arias Vega
Felices y expectantes están los siete seminaristas de la diócesis San José de Temuco, quienes junto a otros 12 de la Diócesis de Villarrica, tendrán la inolvidable misión de asistir al Papa Francisco en la liturgia que oficiará el próximo 17 de enero en Maquehue.
Los seminaristas de la Diócesis San José de Temuco, quienes cursan su formación en el Seminario Metropolitano de Concepción, se encuentran realizando misiones en Ercilla, en donde recibieron a El Austral para compartir sus historias y el significado que le otorgan a la visita de Bergoglio a La Araucanía.
VOCACIONES
Estos jóvenes tienen entre 19 y 28 años, así es que ninguno de ellos había nacido cuando vino Juan Pablo II. Por lo mismo, el sacerdote encargado de la Pastoral Vocacional, Juan Andrés Basly, en retrospectiva espera que la visita del Papa Francisco fortalezca las vocaciones sacerdotales vigentes y, de paso, contribuya a generar un repunte en la alicaída tendencia nacional.
De hecho, Basly explica que en el contexto latinoamericano, Chile junto a Uruguay, son los países con menos vocaciones sacerdotales. "Si hace 15 años habían cerca de 600 seminaristas en formación en todo el país, hoy son menos de 150, hasta se han cerrado seminarios, como el de Talca", confirma.
Las razones de este fenómeno, según explica Basly, tiene que ver con una mayor preponderancia del laicismo y aspectos culturales de la sociedad actual. "Es un tema complicado porque ha mermado muchísimo, en nuestra diócesis tenemos siete seminaristas y cuando vino Juan Pablo II hace 30 años éramos más de 25. Los tiempos han cambiado, hoy hay otro estilo de vida, el mundo ha girado al individualismo y al consumismo, si pareciera ser que Dios es un obstáculo", comenta Basly, quien también recuerda que el año '88 la pastoral juvenil estaba más robustecida.
Ante este desafío, el padre Basly plantea que "como Iglesia diocesana venimos experimentando una fuerte llamada del Señor a ser una Iglesia en salida, una que haga lío y que comunique esperanza. Como el Papa Francisco estamos llamados a ser una Iglesia misionera y servidora. No habrá renovación de la Iglesia sin que cada uno se descubra el llamado a comunicar la alegría del Evangelio. Y para ello necesitamos buenos y santos sacerdotes", sentenció.
FUTUROS SACERDOTES
A los siete seminaristas de la Diócesis San José de Temuco que asistirán al Papa Francisco los une el haber respondido al llamado del Señor. Para unos el camino fue más largo que para otros, sin embargo, sin importar si están en primero o quinto año, todos irradian una felicidad que denota un estado de plenitud del alma.
Roberto Soto tiene 28 años, es de Temuco y está en su tercer año de formación. Relata que antes de los 20 años ni siquiera participaba de la Iglesia y que antes de ingresar al seminario estudió tres años Ingeniería Civil Industrial en la Ufro.
"Entré en conflicto de si velaría por los intereses de la empresa o de las personas y me cambié a Ingeniería en Informática y ahí empezó mi conversión, al mismo tiempo que me acerqué a mi parroquia, en paralelo mi carrera iba bien y tenía expectativa de formar familia con mi pareja, sin embargo, ante este proceso de un llamado constante empecé a desechar mis planes para aceptar lo que Dios me estaba proponiendo", detalla Roberto.
Para este joven, el hecho de que venga el sucesor de Pedro a Temuco es un gran acontecimiento y al respecto supone que "lo más bonito será la comunión que se vivirá ese día con todo el pueblo reunido. Creo que el Papa al mostrarse tan cercano será un buen llamado para volver al pastoreo".
José Jiménez tiene 20 años y a diferencia de Roberto dice que en su historia de vida siempre estuvo el camino del Señor, así es que cuando salió de cuarto medio, aunque tuvo la oportunidad de postular a una carrera, no lo hizo.
"Mi papá es diácono permanente y mi mamá siempre estuvo ligada a mi parroquia. Pude haber estudiado Arquitectura, pero revisando mi historia de vida siempre hubo rasgos sacerdotales, cuando era niño jugaba a hacer misa y bendecía mi casa", recuerda con alegría.
"En mi historia de vida siempre hubo rasgos sacerdotales, cuando era niño jugaba a hacer misa y bendecía mi casa".
José Jiménez,, seminarista"
"El Papa al mostrarse tan cercano con la gente será un buen llamado para volver al pastoreo".
Roberto Soto,, seminarista"
El camino para convertirse en cura
Ocho años es el tiempo de formación de los seminaristas para transformar su vida en un ministerio sacerdotal. Para ingresar al seminario deben ser mayores de 18 años y como requisito se pide rendir la PSU. La mayoría hoy en día intentó primero cursar una carrera. En el seminario el primer año es de propedéutico para nivelar conocimientos y después vienen dos años de filosofía. En el tercer año los jóvenes hacen una especie de práctica con labores de pastoral, lo que refuerza la vocación, antes de ingresar al camino de la teología.