Comunicación política
Polémica generó la afirmación del Premio Nacional de Ciencias, José Maza, de que "seríamos los faraones de los estúpidos" si eligiéramos presidente a José Antonio Kast. La respuesta del candidato derechista no se hizo esperar y lo llamó a retractarse, señalando que "no tiene derecho a insultar a los chilenos".
Es un episodio más de la incipiente crispación del panorama político local, caracterizado por insultos y menosprecios de lado y lado. Calificativos como "fachos pobres", "limitados", "zurdos", "progrerío", son pan de cada día en las redes sociales y no agregan contenido alguno al debate.
Lo que parece anecdótico merece una reflexión más profunda. Lo cierto es que este tipo de desprecios no influye en nada en las decisiones políticas de los ciudadanos, de cara a dos años electorales. Al revés, más bien tienden a reafirmar las posiciones preestablecidas.
Porque la comunicación política no es un concurso que mida el intelecto y las personas votan, o no lo hacen, en función de sus expectativas, anhelos, ansiedades y temores. Olvidar este hecho elemental es un error garrafal de parte de cualquier político.
Cierto es que en el Chile de hoy esta realidad parece favorecer mayoritariamente a las candidaturas de derecha, dada además la crisis que afecta a nivel global a las fuerzas políticas de tendencia socialdemócrata.
Pero no está escrito que así sea: en Portugal, España, Suecia y Dinamarca se han impuesto gobiernos socialistas sobre la base de un discurso convincente para la población. En Alemania, el partido ecologista Los Verdes se ha convertido en la segunda fuerza política. Son realidades disímiles, pero que tienen un elemento común: son triunfos que se han logrado sobre bases propositivas y no sólo en función de atacar a los adversarios.
Jorge Gillies académico de la UTEM
Disminución del consumo de las legumbres
Según una investigación de Estudios y Políticas Agrarias (ODEPA), del Ministerio de Agricultura, en Chile se ha venido observando desde el año 2012, una disminución drástica en el consumo de legumbres, puntualmente lentejas, porotos y garbanzos.
El consumo per cápita de las principales leguminosas ha disminuido a una tasa media anual de -2,7% la última década. En promedio los chilenos solo comen 800 gramos de lentejas y 200 gramos de garbanzos al año. En el caso de los porotos, la ingesta por habitante descendió de 2,7 kilos per cápita a 1,3 kilos. Sumemos que hace 35 años se sembraban cerca de 135 mil hectáreas de este alimento, hoy ha bajado a 13 mil, disminuyendo la producción de 134 mil toneladas a 20 mil.
Esto se explica por un posible cambio en el hábito de consumo y la preocupante evidencia de que los niños no las consumen. De hecho están excluidas de la canasta familiar. El Ministerio de Salud aconseja el consumo de legumbres entre 1 a 2 veces por semana, de legumbres, en las personas en general, especialmente los niños para generar el hábito de consumo. Para ello existe una amplia variedad de preparación, para facilitar la ingesta. Recordemos que hay muchas variedades. Podemos darles porotos viejos o granados, garbanzos, lentejas y arvejas viejas: de esta manera les fomentaremos la incorporación de nuevos sabores.
Es fundamental para la salud de nuestra población volver a incentivar su consumo, pues es un valioso alimento para la dieta de los niños, pero los adultos debemos ver las estrategias para facilitar que vuelva a incorporarse en nuestra dieta. Se pueden acompañar de carne o embutido, con caldos, sopas o guisadas, pero lo fundamental es que volvamos a aumentar su consumo. Nuestra salud se verá beneficiada con ello.
Claudia Narbona académica Nutrición y Dietética U. Central
Manifestaciones
¿Habrá una ciudad en Chile donde se realicen más manifestaciones, más marchas que en Temuco? Ya se ha hecho parte del panorama diario ver a la gente marchando por las calles, tratando de visibilizar sus temas, reclamando o exigiendo derechos. Indudablemente que la gente se ha empoderado como no se veía años atrás. La pregunta es ¿qué tanto sirven estas manifestaciones?
Carolina Neira