El Gobierno confirmó que se adelantó para el próximo mes la apertura de los albergues de invierno destinados a dar un techo y alimentos a las personas que viven en la calle, con el fin de minimizar los peligros de contagio con influenza y coronavirus.

Son cientos las personas que viven en nuestra Región en situación de calle y que cada invierno necesitan la ayuda de organismos oficiales y de voluntarios para mitigar el frío y la lluvia. Ellos requieren intervenciones diferentes, ya que algunos enfrentan problemas de drogas, otros tienen desequilibrio mental, hay adultos mayores que carecen de pensión de vejez, y jóvenes y niños que tienen otros problemas y necesidades.

Todos los días es posible ver a personas que duermen en la calle, a la entrada de las galerías, bajo marquesinas o en las plazas de nuestra capital regional. Cuando cesa la actividad comercial y administrativa de la ciudad, llegan con sus carros donde llevan las frazadas y sus pertenencias, para pasar la noche, manteniéndose en esos lugares hasta la mañana siguiente. Estas personas en situación de calle sobreviven de la caridad ciudadana, de la ayuda que les llevan voluntarios de instituciones formales u otras que han surgido por motivación de jóvenes que se conduelen con el dolor y la tragedia ajena.

Muchas de esas personas se niegan a ir a los centros de acogida, o son muy itinerantes, por lo cual recorren las comunas apelando a la caridad. Como carecen de hogar, tampoco tienen arraigo con un lugar determinado.

Las autoridades activan cada año cuando se aproxima el invierno un plan que ofrece alojamiento en albergues y hospederías, lo que se complementa con la ruta social y médica, para aquellos que voluntariamente se niegan a dejar la calle.

Hay que entender que esas personas necesitan una ayuda persistente para dejar esa condición de vida infrahumana, de la cual resulta difícil salir.

Es importante que debido a la actual crisis sanitaria se haya decidido adelantar para abril la apertura de esos establecimientos, para atender a este segmento que tanto lo necesita.

situación de calle

Desde hace algunas semanas densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades, afirmó Francisco en su bendición de esta semana al mundo. Ellas se fueron adueñando de nuestras vidas, llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso. Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos en el mar de Galilea, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente. En esta barca, estamos todos, también descubriendo que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino solo juntos.

La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad, y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos abandonado lo único que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad, olvidando los grandes valores que nutrieron el alma de nuestros pueblos. Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto esa bendita pertenencia común de ser hermanos.

En nuestro mundo, que el Señor ama más que nosotros, hemos avanzado rápidamente, sintiéndonos fuertes y capaces de todo. Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa. No nos hemos detenido ante sus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo. Ahora, mientras estamos en mares agitados, suplicamos: "Despierta, Señor que perecemos". En esta Cuaresma resuena su llamada urgente: "Convertíos", «volved a mí de todo corazón» (Jl 2,12). Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia el Señor, y hacia los demás.

El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. No somos autosuficientes; solos nos hundimos. Necesitamos al Señor como los antiguos marineros las estrellas. Él nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar. El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual en el Resucitado.

Abrazar su Cruz es animarse a abrazar todas las contrariedades del tiempo presente. Es animarse a motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad. En su Cruz hemos sido salvados. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe que libera de todo miedo y nos hace activos en el amor.

Un voraz incendio afectó en horas de la tarde de ayer a tres viviendas de calle Recreo, en el sector Lanín de Temuco, emergencia que dejó a otras tantas familias prácticamente con lo puesto.

Las casas, todas de material ligero, ardieron en muy pocos minutos, pese al intenso trabajo desplegado por los bomberos.

Fuerte alza en los pasajes por la Semana Santa

Una fuerte alza experimentaron los pasajes de buses, en los días previos a la Semana Santa 2010. Es así que se registraron incrementos que van desde los 4 mil hasta los 17 mil pesos repecto de su valor normal.

Se informó que el destino favorito de los temuquenses que ya han reservado pasajes es Santiago.

"Fiesta del Huevo Azul" fue un éxito en Pitrufquén

La gallina araucana o "Collonca" fue la protagonista indiscutida de la segunda versión de la "Fiesta del Huevo Azul", desarrollada durante el fin de semana pasado en la comuna de Pitrufquén. Veintiocho expositores tomaron parte de la fiesta en el sector de Polul, en un evento organizado por la comunidad del sector.