"A veces, miro todas las cosas simples de nuevo y siento que es como haber nacido otra vez".
Esa es la reflexión que hace Marisela Huenchunao Ñanco (30), una enfermera que sobrevivió al coronavirus luego de estar 21 días hospitalizada y una semana conectada a un equipo de respiración.
La joven, que vive en la localidad de Pillanlelbún, trabaja en el Laboratorio del Hospital Regional Hernán Henríquez Aravena de la capital regional y comenzó con síntomas similares a una gripe entre la última semana de marzo y la primera de abril.
Primero se automedicó, pero los síntomas recrudecieron al punto de generarle problemas respiratorios severos que obligaron a hospitalizarla. "Cuando ya llevaba unos días internada en el Hospital de Temuco me dijeron que me iban a tener que conectar a ventilación mecánica. Ahí se me pasó toda la vida por delante, pensé que nunca más iba a volver a la casa. Fue muy impactante", comenta la profesional que ya está en su casa y recuperada.
EL CASO
Marisela es técnico en enfermería y enfermera universitaria, estando contratada para labores de microbiología en el laboratorio del Hospital Regional. Normalmente, todos los días viajaba en micro. Así lo hizo el último día en que trabajó: el 6 de abril. "Ese día era lunes, trabajé en el día y en la tarde me fui para la casa en micro, usando mascarilla. Como a las 19:30 horas, cuando llegué a la casa, me sentía respirar muy rápido y me faltaba el aire, así que mi pareja decidió llevarme al Hospital de Lautaro", cuenta la joven.
"En Lautaro me ingresaron, me hicieron el examen y me dejaron con oxígeno. Al día siguiente me confirmaron como positivo con covid-19, así que me dijeron que me iban a trasladar a Temuco en cuanto hubiera un cupo de cama en la UTI o en la UCI. En esas semanas habían muchos contagios así que se veía complicado pero me trasladaron", prosigue enfermera lautarina.
"Después de unos días llegó una comisión de médicos y me dijeron que me tendrían que conectar a ventilación mecánica. Yo me pasé mil películas, pregunté si estaba muy grave y si iba a resistir. Me respondieron que era lo mejor. Estuve siete días y cuando desperté, no sabía dónde estaba y tuve que aprender a hacer todo de nuevo, desde comer hasta caminar", revela.
CON DIABETES
Marisela Huenchunao fue diagnosticada con diabetes autoinmune (tipo 1) hace ocho años y, desde entonces, es insulinodependiente. Por fortuna, según dice, dicha enfermedad no le provocó ningún tipo de complicación, pese a que se le advirtió que aquello era un "factor de riesgo".
"Cuando me dijeron que estaba lista para salir de la UTI y quedar hospitalizada en el séptimo piso sentí mucha felicidad. Comencé a comunicarme con mi pareja por videollamada y me ayudaron con la rehabilitación, hasta que fui dada de alta el 27 de abril a las tres de la tarde. Me vinieron a dejar", sonríe.
La joven recuerda a Lorena Durán, la funcionaria de salud de Gorbea que falleció en el mismo Hospital Regional de Temuco, dos días después de que ella fuera dada de alta.
"Cuando miro la tele ahora en mi casa, recuerdo que yo pude haber estado en la misma habitación que ella. Yo me salvé y ella no. Es triste y, también esto es como volver a nacer. Todos tenemos que seguir cuidándonos porque esto va para mucho tiempo más y cada persona puede sufrir esto de una manera que nadie sabe", concluye la profesional de salud que sobrevivió al coronavirus.
"Después de unos días llegó una comisión de médicos y me dijeron que me tendrían que conectar a ventilación mecánica. Yo me pasé mil películas, pregunté si estaba muy grave y si iba a resistir".
Marisela Huenchunao,, enfermera que, sobrevivió al coronavirus