En una muestra de humanidad y de unión en medio de los tiempos difíciles se han transformado las diferentes ollas comunes que han surgido, en los últimos días, en diferentes sectores de la ciudad de Temuco.
A pesar de que una de las primeras en comenzar a cocinar para decenas de sus vecinos fue Carmen Mora (68), en el sector Pedro de Valdivia, las iniciativas sociales han comenzado a proliferar de manera espontánea, especialmente en aquellas áreas urbanas donde la cuarentena y la recesión económica causaron efectos inmediatos, como desempleo y escasez de alimentación.
Así, en lugares como Chivilcán y en las poblaciones de San Antonio, ya hay mujeres que se han organizado para dar alimento a sus vecinos y sazonar los fríos y lluviosos días de cientos de familias, por medio de una sopa caliente o legumbres.
SAN ANTONIO
Abajo de la línea férrea, en Temuco, hay un grupo de mujeres que, silenciosamente, ha estado haciendo una labor social desde hace unos 20 años, pero en las últimas semanas se han "quedado cortas" porque la necesidad se ha hecho más grande. Son "Las Pobladoras del Progreso", un grupo de vecinas de la población El Progreso de San Antonio que tres veces a la semana da almuerzos para más de un centenar de familias, aunque ese número podría aumentar. Sus fundadoras son Elizabeth Ojeda (55) y Angélica Ríos (52), quienes junto a otras vecinas entregan alimentos en Isla Negra 1741, entre Pudeto y Antifil.
Elizabeth cuenta que su marido es pintor de construcción y que quedó sin trabajo, por lo que también ella debe surtirse de la olla común para su vivienda. "Saco de la comida que preparamos para mi familia. No hay plata para pagar agua ni luz, yo tengo artritis y artrosis… pero hacer esta labor que también ayuda a más gente me reconforta", señala la residente de la población El Progreso.
"Gente de locales y negocitos de acá mismo nos ayuda y nosotras, haciendo rifas y otras cosas, logramos juntar algunas cositas. Pero nos estamos quedando cortas. Todo lo que nos traigan sirve, hay gente muy complicada y sin duda que va a aumentar. Esto está complicado, hay mucha gente sin trabajo y familias que no tienen qué comer", cuenta Elizabeth Ojeda.
"Hay abuelitos que sabemos que necesitan comida y nosotras mismas vamos a esas casas y llevamos el almuerzo, con un postrecito y ensaladita. Sabemos que viene gente de otro lado para acá, y no le negamos la ayuda. Entre todos podemos ayudarnos", explica la mujer.
CHIVILCÁN
En la intersección de las calles Bruno Trejos, Los Riscos y Teodoro Wickel se da un "triángulo" del cual toma el nombre el sector "El Triángulo de Chivilcán". Allí, un grupo de vecinos se organizó y está haciendo, cada día, una olla común al almuerzo y a la hora de la cena. Aunque los alimentos para cocinar escasean. El menú del almuerzo de ayer fue lentejas. "Empezamos a las ocho de la mañana y nos organizamos para hacer con lo que teníamos entre todos. Pedimos ayuda por redes sociales también y ya tenemos arroz y aceite, pero quedamos sin papas, harina y fideos", cuenta Melissa Sánchez (38), una de las cocineras.
"El corazón queda hinchadito de felicidad cuando la gente se va con la olla llenita para sus casas. Es una bendición poder darle comida a gente como uno. El hambre es una realidad, hay mucha gente que está sufriendo", añade Gabriela Molina (27), otra de las cocineras de la misma olla común del sector Chivilcán.
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"Esto está complicado, hay mucha gente sin trabajo y familias que no tienen qué comer".
Elizabeth Ojeda,, Población El Progreso
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"Pedimos ayuda por redes sociales también y ya tenemos arroz y aceite, pero quedamos sin papas, harina y fideos".
Melissa Sánchez,, Chivilcán