Chile enfermo, no del coronavirus
Los chilenos nacidos a partir de los años 90, cuando nuestro país comenzaba a abandonar una triste pobreza que bordeaba el 38%, fueron protagonistas del ascenso social de los marginados hacia una clase media emergente. Esta tuvo acceso a una educación universitaria que produjo los primeros profesionales en esas familias; comenzaron a viajar en avión - un lujo que las generaciones anteriores no gozamos -, llenaron los malls comprando ropa de marcas.
El PIB per cápita del Chile de 1973 era de USS$ 1.640, y gracias a políticas económicas serias y responsables, al año 2019 el país bordeaba los US$ 26.000. Superamos en desarrollo a países gigantes ricos en recursos naturales y nos transformamos en un ejemplo a seguir.
Lamentablemente, estas generaciones que crecieron en la abundancia hoy padecen de una enfermedad mental: creen que el país está en condiciones económicas para sostenerlos sin trabajar ni estudiar y enarbolan la bandera de los derechos por sobre los deberes. Sufrieron un intenso lavado cerebral de sus mayores y abrazaron ideologías obsoletas de los años 60 que empobrecen y destruyen las democracias. En octubre de 2019 violentaron, destruyeron y paralizaron sus propios liceos emblemáticos de prestigio, paradójicamente reclamando por una mejor educación, incendiaron y destruyeron el Metro de Santiago y quemaron los buses del Transantiago. Durante el coronavirus organizan fiestas masivas y manifestaciones callejeras, desobedeciendo las instrucciones de la autoridad sanitaria, provocando un aumento de los contagios y muertos por la pandemia. Gracias a estas conductas irresponsables y enfermizas, Chile ocupa el segundo lugar en el mundo de países que menos respetan el lavado de manos y el distanciamiento social, solo superado por Sudáfrica, medido por la oficina Nacional de Investigaciones Económicas de EE.UU.
Chile hoy día está en grave peligro de ser gobernado por una generación que sufre una enfermedad incurable, anarquista y parásita que no trabaja ni estudia, pero que lucha con ardor por regresar al Chile pobre de los años 60. Dios nos ampare si no se les pone un freno.
Hernán Rodrigo Montesinos V.
Senador Letelier
El honorable senador Letelier justifica su decisión de permanecer en el Congreso, indefinidamente, apelando al clamor del pueblo. O sea, rechaza el artículo que fija un plazo a la reelección parlamentaria con retroactividad, justificando permanecer hasta 40 años a un gran costo para el Estado, por "el clamor del pueblo".
La memoria es frágil o acomodaticia para el hábil político. De suyo, fue oponente feroz a Pinochet cuando el general se arrellanó como vitalicio en Valparaíso. Era antidemocrático que el dictador permaneciera allí, para siempre, cerrando el paso a líderes jóvenes, decía enardecido.
Olvidan él y sus pares de la misma corriente eternizante que, en octubre pasado, el clamor multitudinario del pueblo estuvo en la calle exigiendo a gritos un basta ya, ¡cambios!, incluso teniendo sitiado el Congreso a pedradas. Les obligó, al menos, a un inicio de un cambio constitucional, de rectificación de estos desatinos políticos impresentables de la Carta Fundamental militar, de la cual hoy se aferra, quien lo diría, el socialista senador Letelier y otros.
Gaspar Millas del Río
Guerra de guerrillas
La provincia de Arauco y regiones aledañas están siendo asoladas por ataques terroristas, eufemísticamente denominados "violencia rural". Quienes los realizan son grupos organizados armados, compuestos por combatientes entrenados militarmente que utilizan una estrategia denominada "guerra de guerrillas".
Esta guerra irregular no puede ser combatida exitosamente por fuerzas policiales. Tampoco por fuerzas militares sometidas a reglas de uso de la fuerza tan restrictivas que prácticamente les impiden usar sus armas de fuego, las que -según el decreto que las establece- solo pueden emplear "en legítima defensa y en el caso de que recintos militares o instalaciones de la infraestructura crítica sean atacados por personas que utilicen o se apresten a utilizar armas de fuego u otras armas letales".
La disyuntiva entre la anarquía y el orden dio origen al surgimiento de los Estados. La obligación esencial de los gobernantes es la conservación del orden público en el interior y la seguridad externa del país. Para el cumplimiento de tales objetivos los Estados deben utilizar todos los medios con los que cuentan, entre ellos, el monopolio de la violencia física legítima.
Adolfo Paúl Latorre
Transformación digital
La actual pandemia que, lamentablemente, afecta a Chile y al planeta ha contribuido, entre otros aspectos, a acelerar la transformación digital que estábamos experimentando como sociedad.
Hay que agregar conceptos que también han adquirido fuerza por estos días y que son la telemetría, gestión remota e Internet de las Cosas, tan cruciales en sectores como la minería, acuicultura, energía, transporte e industria en general.
Y es en este contexto en donde la tecnología satelital cumple un rol crucial, pues permite hacer realidad tales conceptos, sin importar el momento o lugar, entregando una amplia cobertura para llevar a cada rincón de nuestro territorio los beneficios de la transformación digital.
Daniel Malaiu, Tesacom