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Componentes del huevo actúan como primera

EFECTO INMUNOMODULADOR. Diversas sustancias presentes en este alimento lo transforman en uno de los más eficientes para ayudar a defender al organismo.
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Un verdadero escudo, una cápsula todo en uno para proteger al organismo de diversos ataques externos -fortaleciendo las respuestas naturales del cuerpo ante la infección de virus, bacterias y otras enfermedades- proporciona el consumo regular de huevo, gracias a los nutrientes específicos que lo componen. Estas sustancias, principalmente vitaminas, proteínas y péptidos contenidos en yema y clara, ejercen un rol beneficioso al estimular el sistema inmunitario. A esto se llama inmunomodulación.

Reconocido públicamente por su alta calidad nutricional, este efecto protector ha sido menos difundido, a pesar de que se estudia hace años. Existen investigaciones en desarrollo, por ejemplo, que analizan la viabilidad de utilizar la inmunoglobulina aviar IgY como un método de inmunización pasiva para hacer frente a los problemas para conseguir o suministrar vacunas o a la resistencia común a los antibióticos para tratar infecciones del tracto respiratorio.

estudio

Un estudio denominado "IgY antibodies for the immunoprophylaxis and therapy of respiratory infections" estableció que el uso de inmunoglobulinas IgY aviarias presentes en las gallinas -y que son transferidas a la yema de los huevos- servirían para tratar y controlar estas enfermedades. Se cree que la IgY funciona al unirse a las bacterias o los virus, lo que lleva a su eliminación a través del intestino y a la prevención de la replicación bacteriana o la propagación consecuente del virus.

"El huevo contiene entre sus nutrientes -o en las sustancias que se gatillan al digerir sus proteínas- una serie de elementos que son capaces de favorecer nuestra respuesta inmune, haciéndola más eficiente y eficaz. No existe otro alimento que concentre y aporte, simultáneamente, un conjunto tan significativo de productos que favorezcan la inmunidad", explica el médico y expresidente de la Sociedad Chilena de Pediatría, Francisco Moraga.

Proteínas y péptidos como la ovalbúmina, ovomucina, lisozima, avidina y ovocina, entre otras, varias de las cuales se producen a partir de la digestión del huevo, tienen propiedades antioxidantes, antibacterianas y moduladoras de la inmunidad. Incluso se han estudiado efectos benéficos de estas sustancias sobre patologías como la diabetes, hipertensión y cáncer.

Además, el huevo contiene vitamina D, fundamental para la acción de las células de defensa. Su deficiencia se asocia con un mayor riesgo de infecciones respiratorias virales y neumonías, y se sugiere, sobre la base de los resultados de algunos estudios, que hay una relación importante entre los niveles de vitamina D y la cifra de mortalidad a causa del covid-19.

Otras funciones

"Zinc, hierro y selenio son otros minerales que tienen funciones muy importantes en los procesos de inactivación de gérmenes invasores. A estos se suman los ácidos grasos poliinsaturados, que preparan las membranas de las células de defensa para exponer de mejor manera su artillería", explica el expresidente de Sochipe.

Adicionalmente, el huevo contiene carotenoides como la luteína y zeaxantina, muy importantes para controlar el daño inflamatorio que produce la batalla contra los gérmenes, gracias a sus capacidades antioxidantes y citoprotectoras o de defensa de las células buenas.


línea ante amenazas


al sistema inmune

"

"El huevo contiene una serie de elementos capaces de favorecer nuestra respuesta inmune, haciéndola más eficaz".

Francisco Moraga,, médico y ex presidente, Sociedad Chilena de Pediatría

Clara y yema beneficiosas

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Clara y yema son igualmente benéficas para el sistema inmune. La primera, y como parte de su proteína de altísima calidad, tiene ovoalbúmina, que aporta aminoácidos esenciales -es decir, los que el organismo no produce o produce en cantidad insuficiente, como arginina, leucina e isoleucina- necesarios para el crecimiento y desarrollo de todo el organismo y, particularmente, para estimular el desarrollo de las células de defensa del sistema inmune. También contiene vitamina B, complejo fundamental para el neurodesarrollo, pero también, muy importante en la respuesta inmune. "La yema contiene todas las demás vitaminas -salvo la C-, además de antioxidantes y la combinación más adecuada de la naturaleza en la proporción de sus grasas (poliinsaturadas, monoinsaturadas y saturadas) favorecedoras en la protección de muchas enfermedades crónicas", finaliza el doctor Moraga.