Correo
¿Cómo debiera ser la previsión en Chile?
Esta materia tiene dimensiones extraordinarias, por decir lo menos, toda vez que a diario, unos con el afán de proteger a las AFP como centro ideologizado de un sistema capitalista, insisten y recalcan la naturaleza privada de los fondos de pensiones acumulados en la AFP, intocables a cualquier otro destino que no sea la pensión del cotizante aunque sea indigna y lo más importante para ellos, la utilidad de las Administradoras de los Fondos de Pensiones, ello como dogma de fe; en cambio otros, con sentido solidario en cuanto a la vida en sociedad, estimamos que la previsión social es por naturaleza un deber del Estado y por ello el aporte individual del trabajador, como un posible aporte de la parte patronal y otro del Estado debiera conformar un fondo previsional llamado a proporcionar jubilaciones dignas a la clase trabajadora.
Así entonces, si en este momento no existe aporte patronal y el Estado concurre solo con el Pilar Solidario, en nuestro concepto no existe razón alguna para negarse a implementar un nuevo sistema de previsión social solidario, con abstinencia de la discusión acerca de la naturaleza jurídico social de los fondos ya acumulados y que seguirán acumulándose, siempre y cuando dichos fondos tengan por misión asegurar pensiones dignas a la clase trabajadora chilena.
¿Serán capaces los políticos de derecha, como algunos de centro derecha, deshacerse del dogma del sagrado derecho de propiedad cuando se trata de seguridad social, de vida digna y así comprender que el ser humano si se congregó en sociedad y elaboró un ordenamiento jurídico y social, fue para proteger a todos por igual?, ¿o acaso les resulta más convincente y humano, como muchos lo sienten y piensan, dejar que cada cual se rasque por sus propias uñas?
Por suerte, por lo menos, existe consenso social acerca de implementar un nuevo sistema de previsión social.
Carlos Reyes Hernández
Violencia rural
Cuan talibanes queman escuelas, mas nadie dice nada.
Richard Rodríguez Hormazábal
Ambición y codicia
Por la contingencia mundial y nacional, "tener pan, techo y abrigo" cobra más vigencia. Son las necesidades primarias del ser humano. Pero también es urgente comprender dónde acaban nuestras necesidades y dónde se inicia la codicia. Así podremos establecer cimientos para una correcta forma de actuar y de pensar.
La ambición tiene diferentes caras. Puede ser de santo o de diablo, de mujer o de hombre, de virtud o maldad.
Existe ambición en aquel que desea figurar, "trepar". O incluso en el anacoreta que desea "alcanzar el cielo" liberarse de este "valle de lágrimas". Ouspenky (1997) dice que existen ambiciones terrenales y espirituales; muchas veces la ambición usa máscaras de desinterés y/o sacrificio. A nuestro "ego" le encanta esconder la ambición dentro de los múltiples repliegues de la conciencia. ¿Cuántas veces hemos escuchado "no ambiciono nada", "amo a mis semejantes", "trabajo por ayudar a los demás", "no pido nada, pero pónganme donde hay". Hay personas que solo ambicionan "no ser ambiciosos" como "servir a la patria". ¡Es que la máscara del desinterés suele engañar incluso a los más astutos!
El penitente que se arrodilla ante un templo, lleno de fe, no ambiciona nada, solo un milagro, la curación de una enfermedad, y la "salvación eterna". El mundo está lleno de ambiciones. ¿Por qué Hitler se lanzó a la guerra? ¿Y Maduro?, ¿Castro?, ¿Trump? Los codiciosos quieren que lo que desean les llegue al "codo". Buscan el poder convirtiendo anhelos en una "botella de la codicia", como lo afirma el Dalai Lama: quieren embotellar a Dios en una "escuela de pensamiento".
La codicia es también multifacética con miles de formas; es el resorte secreto de la maquinaria social que mueve el "espíritu adquisitivo". Confundimos "creced y multiplicaos" con "consumid y multiplicaos".
Parece que la estructura de nuestra mente -lo vemos por estos días- se basa más en la envidia que en nuestra "interioridad espiritual". Nuestra mente siempre trabaja en función del más… comparando, y produciendo desasosiego. Incluso, como decía Pablo Escobar, en el mundo del narcotráfico "todo lo peligroso se convierte en dinero".
En la vida moderna o postmoderna, muchos trabajan a disgusto y por ambición, no coinciden con la vocación. Así nos transformamos en una "personalidad Kalkiana" que dirige la ambición y la codicia con egolatría, narcisismo, e indolencia en lugar de la sinceridad, transparencia, empatía, solidaridad y compasión.
Omer Silva Villena
Visibles
Lo positivo del retiro del 10% es que se supo de la existencia de algunos senadores oficialistas. Si no hubieran hecho el ruido necesario para sus 5 minutos de gloria en la próxima elección no habría sabido por quién no votar.
José Luis Hernández Vidal