Correo
"Yo soy la autoridad"
Si se considera la definición de "ser autoridad en Chile", dada por el diputado señor Hugo Gutiérrez, durante y después del incidente con personal de la Armada por un control al circular por las calles de Iquique y además se revisa la legislación vigente que enumera los requisitos exigidos para que una chilena o un chileno llegue a "convertirse en autoridad en Chile", por ejemplo diputado (Ley 20.516, actualización del 11 de Julio del 2011, artículo 48 y artículo 50 para senador) palabras más, palabras menos, en resumen serían, ser chileno(a), tener cuarto Medio y respirar.
O sea, muchísimos menos requisitos de los que le exigen, por ejemplo, hoy a un chileno para postular a repartidor de pizzas en moto.
Para un muy buen entendedor, muy poquitas palabras.
Luis Enrique Soler Milla
Paz
Ojalá que al término de la pandemia haya paz verdadera.
Y habrá paz en la tierra cuando dejemos de ser personas y seamos seres humanos que gozamos de paz interior viviendo y existiendo en armonía con lo natural, nuestra espiritualidad y la convivencia con todos.
Y lo anterior, teniendo claro que somos; Mammalia, Eutheria Primate, Homo-Sapiens Sapiens de veintitrés pares de cromosomas. Es decir, una sola raza. Teniendo claro ello podremos vivir en verdadera comunicación, altruismo, equidad y aceptación en mutuo respeto y sin pensar en ir a conquistar y polucionar otro planeta y a re-empezar con actitudes "cainezcas".
Manuel Edgardo Ortiz Veas
¿Estamos en guerra?
Hemos visto con preocupación en las últimas semanas el ataque desmedido de las fuerzas militarizadas desplegadas en nuestra Región, atacando al pueblo mapuche. No contentos con tal despliegue de fuerzas, y en un muy probable intento de dejar claro a todo ciudadano, sin dudas, quién es el que tiene el poder sobre nosotros, se dedican a volar sus helicópteros a escasos metros del suelo, día y noche, amedrentando a todos, quitándonos nuestras pocas horas de descanso.
No contentos con la situación de pandemia que vivimos y que ciertamente a todos nos ha provocado diversas alteraciones de bienestar y salud mental, estos grupos armados se esmeran en generar aún más estrés en la población.
Ya nadie les cree sus montajes, ¿hasta cuándo debemos seguir soportando sus ejercicios aéreos, tal como lo haría un niño malcriado con drone nuevo?
Basta ya.
Constanza A. Zúñiga, Francisco P.
Elementos de la insurrección
Los actos terroristas y de violencia vandálica a lo largo y ancho del territorio nacional son las expresiones más patentes de la insurrección revolucionaria.
Sin embargo, hay otros elementos que no son tan evidentes, tales como las acusaciones constitucionales contra el Presidente de la República y ministros de Estado, la tramitación de proyectos de ley presentados por senadores o diputados sobre materias que son de iniciativa legislativa exclusiva del Presidente o el proceso constituyente en curso; proceso que es jurídicamente nulo porque el acto jurídico que le dio origen adolece de un vicio del consentimiento, ya que fue impuesto por la fuerza y producto de un verdadero chantaje, cuando el país estaba invadido por una extrema violencia (amparada por quienes la utilizaban para lograr lo que no obtenían con los votos).
Adolfo Paúl Latorre
Cuestión de honor
Cómo han cambiado los tiempos. En la antigüedad la palabra de un hombre era crucial, a veces de vida o muerte y otras consagraba el honor de una familia por generaciones.
Hace algunas semanas los partidos de oposición, economistas y especialistas de la salud suscribieron a un pacto que entregaba 12 mil millones de dólares para la reactivación económica y protección de las familias.
Sin embargo y como si las palabras se las llevara el viento, esta semana, los senadores de esos partidos se lavaron las manos y votaron en contra de la iniciativa.
Si bien, y en favor de ellos, aseguraron tener algunas diferencias con lo propuesto con el Ejecutivo, su postura cerrada y sin diálogo solo es el reflejo de cuán vulnerable es la palabra entregada a los ciudadanos y cuánta importancia le dan nuestros parlamentarios a las triquiñuelas políticas.
Francisca Matamala T.