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hay un agotamiento, cansancio, y si bien ha habido aplausos, debe haber más reconocimientos". Con esto la representante de los funcionarios se refiere a medidas concretas para mejorar aquellos puntos ciegos identificados y que es necesario considerar.

"Hay que sentarse a conversar, y escuchar, ver y preguntar a quienes están a diario en este trabajo, porque a nosotros no nos sirve cuando deciden desde una oficina en Santiago", explica Teresa Saavedra, quien acota que dentro de los temas en cuestión está dar cobertura a una movilización segura para los trabajadores de comunas, ya que solo hay dispositivos para las rutas de Carahue (60 personas) y Lautaro, asumidas internamente por el hospital, pero falta cubrir la ruta de Gorbea, de lo cual podrían ocuparse las autoridades regionales para cuidar al personal, minimizar el riesgo de contagio y ausentismo.

Otro asunto que mejoraría el ánimo, agrega Saavedra, es que la intendencia y el Core evalúen mejoras a la habitabilidad del hospital, dado que los espacios comunes de trabajo y para colación son muy reducidos, y lo serán aún más cuando retornen los trabajadores que están con licencia o a resguardo. También recalca que la situación de 523 madres de niños de entre 2 a 12 años de edad que requerirán ayuda, ya que no todas cuentan con una red de apoyo.

En el plano de lo positivo, la dirigenta destaca las modificaciones que se han hecho al interior del hospital como las mejoras a la unidad de recursos humanos y el hecho que esta crisis cayó justo en medio de un cambio generacional de trabajadores, a quienes les quedará una experiencia importante para su desempeño futuro.

EMOCIONES

Junto con el estrés y cansancio emocional, la relación trabajo versus familia es otra de las secuelas inmediatas de la pandemia. Así lo reconoce la técnico paramédico de Medicina Adulto, F.S., que pide reserva de su identidad dado que está saliente de una residencia sanitaria por haber dado positivo, asintomática, en el último brote intrahospitalario de Temuco.

Desde su experiencia confiesa: "este brote nos volvió a afectar en lo anímico. Algunos colegas lo han somatizado más leve, pero creo que este es el momento más difícil, porque altera lo que teníamos y ya aguantamos 5 meses con miedo y, en muchos casos, lejos de la familia".

A su parecer, las emociones están en un estado muy frágil. "Algunos colegas que se han tenido que enfrentar con la muerte de pacientes que fallecen solos, sin la familia por cuestión de protocolos sanitarios y eso se siente cruel. La gente piensa que no tenemos sentimientos, pero sí nos afecta. Nos da pena que cuando fallece un paciente se le deba poner una foto encima para que lo reconozca la familia. Ahora se ha puesto hincapié a la parte psicológica. Hay colegas con crisis de pánico y todavía hay temor de adquirir el virus. Por ello estamos como encapsulados y nos cuidamos lo más que podemos", recalca.

La también técnico-paramédico del servicio de Urgencias, Yennie Troncoso, que trabaja hace 20 años en el HHHA, y que comparte casa laboral con su esposo, técnico de la UCI de Cardiología, recuerda que la pandemia lo alteró todo dentro del recinto asistencia, al punto que Urgencias está dividido en dos alas, una respiratoria y otra no respiratoria.

A estas alturas del año, y en acuerdo con la mayoría de las situaciones comentadas por sus colegas, acota que el estrés se vivió desde un comienzo en el hospital. No en vano, los primeros días, muchos se ponían doble mascarilla, doble par de guantes y se cubrían de pies a cabeza con plástico producto de lo dinámica y desconocida que era la enfermedad. Sin embargo, acota, con el paso de las semanas y meses, todo el personal ha reparado en lo importante que es la empatía en el trato diario con los pacientes en pandemia.

"Al principio, uno se sobreprotegía por miedo, pero te pones a pensar cómo se siente el paciente al verte así. Se sienten más indefensos y discriminados. Al principio era así. En este sentido, con el paso de los meses la empatía ha sido un factor súper importante con las personas hospitalizadas, cómo te ve a ti la gente, porque si demuestras inseguridad los enfermos se sienten peor. Este cambio de mentalidad ha jugado un rol fundamental en este tiempo", precisa Yennie Troncoso.

DIRECCIÓN

La jefatura también hace su balance de estos cinco primeros meses en pandemia. El director del hospital, el administrador público Heber Rickenberg, primero explica que el último brote de contagios tuvo como consecuencia 30 funcionarios infectados con covid-19 y 15 contactos estrechos, cifra entregada por la unidad de Epidemiología. Todos ellos fueron enviados a cuarentena, acota.

A su parecer, desde el primer hospitalizado por coronavirus a la fecha, el principal tema a destacar es la calidad del recurso humano del HHHA.

"El desempeño de nuestros funcionarios - precisa Rickenberg - ha hecho posible un nivel de eficacia y eficiencia en su gestión, que es destacable, y eso es netamente por el compromiso del estamento profesional, de los TENS, los auxiliares y todas las unidades de apoyo, que incluye al personal de aseo, orientadores, servicio lavandería, alimentación, abastecimiento y bodega. Este ha sido un tremendo trabajo que comenzó con la compra de EPP y los insumos que hubiera en el mercado al comienzo de esta crisis".

Fruto de las reuniones semanales, a medida que se fueron identificando necesidades surgieron respuestas, acota el director.

"En lo que es transporte seguro tuvimos que contratar buses de acercamiento y contratar un hotel para darle seguridad a nuestros funcionarios que viven fuera de Temuco o que viven con adultos mayores y que prefirieron aislarse. Eso aparte de lo que tenía que ver con el área del desarrollo técnico del hospital, es decir, comprar ventiladores mecánicos y monitores para aumentar la oferta de camas. Nosotros contábamos con 26 camas con ventilación mecánica o UCI para pacientes adultos y llegamos a tener 51, es decir, doblamos la capacidad. Eso fue también gracias a una coordinación de actores políticos, gubernamentales y de servicio. El resto de la red se equipó con esos mismos ventiladores".

Heber Rickenberg agrega que hoy el hospital prioriza quedarse con ese volumen de camas críticas, especialmente, para "dar respuesta, una vez superada la pandemia, a la demanda quirúrgica", no en vano, agrega, hay que recordar que el Temuco es el único hospital de alta complejidad inserto en un territorio con 1 millón 30 mil habitantes, donde un 84,5% de la población local es beneficiario de Fonasa y potencial demanda para el centro asistencial.

En cuanto a los retos que se avecinan, y de no hallarse pronto una vacuna efectiva, un tema relevante - dice el director - es cómo se dará respuesta presencial en adelante a los pacientes del hospital y allí, agrega, la unidad de telemedicina tendrá un rol importante y deberá ir más allá, porque no se quiere repetir escenas como aquellos días donde 910 personas transitaban en una misma jornada por la sección farmacia. Otro hito importante a consolidar es la capacidad lograda en torno al laboratorio, donde por automatización se pasó de 250 muestras diarias procesadas a 600, a las que se sumaron otras 200 aportadas por los laboratorios de la Universidad de La Frontera, toda una nueva experiencia que abre nuevos horizontes para la salud regional.

Teresa Saavedra.

Heber Rickenberg.

Yennie Troncoso.