De lo mucho que se ha publicado sobre el tema indígena quiero destacar una entrevista, aparecida en La Tercera, al exministro neozelandés Christopher Finlayson. Hablamos de uno de los principales negociadores con los maoríes en la resolución del histórico conflicto en Nueva Zelandia.
Miembro del Partido Nacional, entre 2008 y 2017 se desempeñó como ministro para las Negociaciones del Tratado de Waitangi. En sus nueve años en el cargo logró sellar cerca de sesenta pactos con las diversas jefaturas maories. Su larga experiencia la extrapola al caso mapuche cuya estructura social basada en centenares de lonkos y comunidades le resulta similar a los maories.
"No se puede negociar con los maoríes como un solo bloque porque hay tantas tribus que no funcionaría. Ustedes nunca van a poder negociar con los mapuches como grupo, deberán hacerlo con cada jefatura o territorio, deberán subdividirlos en grupos", advierte al respecto.
Pero ¿cuándo comenzó a cambiar la mala relación entre neozelandeses y maories? Según Finlayson hay que remontarse medio siglo atrás, a mediados de los años 70, cuando los jóvenes maories comenzaron a revalorizar su cultura y estallaron protestas en las principales ciudades, algunas bastante violentas.
Fue entonces cuando el gobierno de la época estableció en 1975 lo que se conoce como el Tribunal de Waitangi, cuyo objetivo era abordar las quejas maoríes. Debía su nombre a un histórico tratado firmado entre la Corona británica y las tribus maories en 1840. Allí la Corona reconoció las tierras de los maories, la jurisdicción de sus jefaturas y ellos, por su parte, la soberanía británica sobre las islas.
El Tribunal de Waitangi, agrega Finlayson, buscaba entonces revisar cuánto del tratado original de 1840 se había respetado y cuánto no. Esta revisión histórica fue clave para abordar los conflictos. "Fue entonces que comenzó el proceso de reparación y reconciliación entre los maories y neozelandeses", subraya.
Hoy en la oposición, Finlayson asegura que si bien ha sido la izquierda, de la primera ministra Jacinda Arden, la más cercana a los maoríes, es su colectividad de centroderecha la que más acuerdos ha firmado históricamente con ellos.
"Nosotros estamos más alineados con los maoríes por nuestro respeto al derecho de propiedad", subraya, reconociendo que los reclamos por tierras tratan al fin y al cabo de conflictos entre propietarios. Ello eran las jefaturas maories, propietarios que fueron violenta o fraudulentamente despojados de sus tierras por los colonos blancos, apunta.
¿Cómo se resuelven ese tipo de conflictos? Todo se lleva al Tribunal de Waitangi. "Allí empiezan las negociaciones, las que llevan a compensaciones territoriales y económicas. El principio fundamental es que la tierra privada no está disponible, pero sí la tierra fiscal. Entonces, no puedo ir y decirle al granjero Jones quiero llegar a un acuerdo con la tribu local, así que tengo que quitarte tu tierra. Eso causaría un enfrentamiento", señala. "No se puede hacer un bien sumando dos errores. Se puede hacer que las tribus y la Corona hagan una oferta y compren esa tierra, pero ese es un asunto distinto", comenta Finlayson.
Pero más allá de la entrega de tierras y las millonarias compensaciones, la clave es el cambio de actitud del Estado con los maories. "No hay nada más poderoso que el perdón y la promesa de una mejor relación, decir 'lo lamento', 'nos equivocamos', 'no los tratamos bien' y prometemos hacerlo mejor en el futuro", concluye.
"¿Cuándo comenzó a cambiar la mala relación entre neozelandeses y maories? Según Finlayson hay que remontarse... a mediados de los 70, cuando jóvenes maories comenzaron a revalorizar su cultura y estallaron protestas en las principales ciudades".