Correo
Acuerdos
Un señor fue víctima de un portonazo y pudo mantener su integridad física porque entregó las llaves sin oponer resistencia. Fue un acuerdo justo. Tan justo como el del Gobierno con Celestino Córdova, o el del 14 de noviembre para el Plebiscito.
Ya nos estamos acostumbrando a este tipo de acuerdos.
José Luis Hernández Vidal
Llamado de atención
Las recientes declaraciones de Raquel Argandoña sobre el grave problema de violencia que afecta a su familia nos debe llevar a una profunda reflexión, que no es otra que propender, a toda costa, a resguardar y extender los valores humanos a nuestros hijos.
Y no se requiere solo estar ante la presencia de un matrimonio disfuncional para que ocurra el descalabro. El bien educarlos, desde muy pequeños, será la base para que el núcleo familiar sea acorde a lo que deseamos todos los chilenos de corazón bien puesto.
Este drama es un llamado de atención a todos nosotros.
Rodrigo García E.
Otros buenismos
El economista Sebastián Edwards levantó una polvareda al enumerar una serie de iniciativas de un grupo en particular, pero esa crítica es extensible al resto del espectro político y se manifiesta con grandilocuencia en nuestro Parlamento.
Ya es sabido de los episodios donde los legisladores votaron proyectos de Ley que no leyeron (difícil de creer y justificar entre tanto legislador y asesores) y que luego terminaron en chambonadas, como la Ley de Estacionamientos o la de Medidores Eléctricos.
Pero hay leyes que afectan de manera sustantiva la vida de las personas y, en algunos casos, pueden determinar la salud e incluso marcar la diferencia entre vivir o morir.
La ley de Fármacos II, que actualmente se discute, es ese tipo de proyectos y no ha estado exenta de "buenismos". Partiendo por creer que, al nombrar esenciales a los medicamentos, estos estarán disponibles mágicamente para las personas. Eso no es cierto. Los medicamentos los pueden llamar como quieran, pero no caen de los árboles. Alguien los produce y de lo que se trata es de pagar lo justo por ellos y que, quienes no puedan, accedan a estos a través de mecanismos solidarios. Alterar arbitrariamente las reglas del juego puede provocar un efecto contrario al deseado.
Otras indicaciones a este proyecto buscan que los actores pequeños no tengan herramientas para competir con los grandes operadores de este mercado. Creyendo que con reglas generales se puede ordenar un mercado tan asimétrico como el de los fármacos es pura inocencia o ignorancia. Los grandes operadores, por su cuota de mercado, pueden imponer condiciones sin necesidad de integrarse.
Otra muestra de "buenismos" patológicos fue la inclusión de las cadenas de farmacias en la Ley Cenabast. Parlamentarios de izquierda pidieron incluir a estas por miedo al Tribunal Constitucional, los mismos de la fijación y regulación de precios, ¡De no creer!
Por último, en un arrebato de ingenuidad, otros parlamentarios retiraron indicaciones que pretendían fortalecer a los Recetarios Magistrales de las farmacias, dando rienda suelta a la industria farmacéutica para fijar los precios que quiera, privando a las personas de una posibilidad segura, eficaz, personalizada y accesible a medicamentos. Era imperioso establecer algunas directrices para el funcionamiento de los Recetarios Magistrales en la Ley pues el organismo encargado de regularlos está completamente cooptado por la industria farmacéutica.
Frente a este nivel de improvisación la ciudadanía esta indefensa, ya que el Parlamento ha dado sobradas muestras de ser inmune a la crítica.
Patricio Novoa Valle, secretario Corporación SOS Salud Chile
Polarización
El proceso constituyente en curso ha polarizado nuevamente a los chilenos en dos bandos inconciliables; entre quienes optan por el Rechazo y quienes optan por el Apruebo.
En el primero están las personas más conservadoras, afines a los sectores políticos de derecha, que pretenden mantener la actual institucionalidad o modelo de sociedad que nos rige, propio de una sociedad libre y responsable; y, en el segundo, las personas proclives a los sectores políticos de izquierda, que durante la última década han estado promoviendo insistentemente el cambio de la Constitución Política de 1980 mediante una Asamblea Constituyente y que pretenden sustituir la actual institucionalidad por otra de orientación colectivista, igualitarista y estatista; la que lleva en sí el germen del totalitarismo.
Quienes impulsan el proceso constituyente pretenden introducir cambios profundos en la estructura política, social y económica de nuestra comunidad nacional lo que es, por definición, un proceso revolucionario.
Adolfo Paúl Latorre