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Tres historias de amor y de familia que resumen la labor de "El Hualle" de Coanil

FAMILIAS DE ACOGIDA ESPECIALIZADAS . Detrás de las estadísticas aparece el rostro del desamparo, más aún hoy, en tiempos de pandemia.
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Victoria Valencia Andrade

En la Provincia de Malleco y tal como en toda La Araucanía, Chile y el mundo, la actividad diaria está cruzada por la contingencia sanitaria. La vida cotidiana para todos se ha visto trastocada, y de alguna u otra manera nos impacta. Así lo confirma la directora del FAE PRO "El Hualle" de Angol, Alejandra Fuentes Zapata, quien relata que las familias y los niños que integran el programa están en un escenario de mucha preocupación e incertidumbre.

"Afortunadamente no hemos registrado presencia de contagio por covid-19. Creemos que coopera en esto la distribución geográfica de las familias, las cuales en un buen porcentaje residen en zonas rurales, con baja densidad demográfica", asegura.

No obstante, explica, la conversación frecuente de los profesionales con dichos núcleos arroja una preocupación muy grande debido a la posibilidad latente de contagio, e incertidumbre en torno al futuro, principalmente por la no claridad respecto del fin de la situación.

"Lo que nos preocupa es que hemos tenido casos de situaciones de violencia intrafamiliar, por lo que hemos debido activar todos nuestros protocolos de acción a fin de reforzar el estado proteccional de nuestros niños", dice Alejandra Fuentes, quien, junto a su equipo, trabaja con más de 100 niños, niñas, y adolescentes dispuestos en 68 Familias de Acogida Especializadas, FAE, la alternativa de hogar transitorio para un niño o niña, de entre 0 y 17 años, que ha visto gravemente vulnerados sus derechos.

La cuarentena, el encierro, develan una vez más los riesgos asociados con los cuales conviven estos niños, niñas y adolescentes. La pandemia es una nueva amenaza para los niños, pues muchos de ellos necesitarán ser derivados desde sus familias de origen hasta una Familia Externa Especializada. Las listas de espera aumentan por eso se hace urgente contar con voluntarios responsables.

"Buscamos familias que se transforman en una extensión de nuestro equipo técnico, esto es un espacio de amor y contención transitorio que trabaja junto a nosotros en la reparación, familias responsables y con gran capacidad de amor, a ellas las necesitamos con urgencia", destacó la directora de "El Hualle", que en la actualidad cuenta solo con siete familias externas.

Pero ¿quiénes son ellas, quiénes son las Familias de Acogida Especializadas? Acá tres testimonios en donde para efectos de cuidado y resguardo de la intimidad de ellos han sido cambiados sus nombres.

mucho por hacer

Flor Arévalo, dueña de casa, mujer de campo de su querido Collipulli, con esfuerzo y junto a su marido, sacó adelante a 4 hijos que hoy tienen entre 40 y 28 años y que han aportado con 10 nietos.

Pero algo pasó, su hijo mayor se emparejó con una madre que ya venía con un hijo y tuvo dos más. El tiempo pasó, las cosas no resultaron y los niños comenzaron a evidenciar un comportamiento errático. "Yo los vi crecer y ayudé a criar, por lo que me dolía verlos en conflicto… pero las reglas las ponía la mamá…". Pasado un tiempo, los niños empezaron a callejear, tenían 10, 11 y 13 años, eso llegó a sus oídos. Algo debía hacer. "Alcancé a solicitar autorización para hacerme cargo antes de que fueran derivados a un hogar. Ahí comencé a sacar adelante a mis nietos, porque el tribunal me los entregó a través de un programa en el cual quedé como Familia de Acogida de Emergencia".

Flor cuenta que su meta era que reencausaran sus vidas. "Como dueña de casa no tengo un sueldo, aportaba con algo mi hijo, y mi marido con el resto, pero se nos hacía difícil…", relata. Así y todo pudo cumplir con su labor, dos ya salieron del liceo y el menor fue llamado al servicio militar. En eso estaba, ya lista para descansar, cuando llegó un nuevo niño a su vida.

Fue el 2 de agosto de 2018, justo para el cumpleaños de su marido. "Teníamos una pequeña celebración, y al parecer eso alteró al niño, al ver mucha gente, y de un puro puñete quebró la tele", recuerda impresionada aún por el nivel agresivo mostrado por el niño, al que ahora entiende mejor, luego de conocer más detalles de la experiencia vivida por él en su corta historia de vida. "Venía de un ambiente en donde debía defenderse, también venía con un trastorno del lenguaje que le dificultaba el darse a entender…yo creo que se vio asustado…pensé, ¡en qué me metí, qué voy a hacer!…todos en la casa me dijeron que debía sacarlo, devolverlo…yo respiré hondo y pensé no,…no me la puede ganar,… ¡debía hacer algo!.

Para Flor fue difícil. "Tuvimos como familia que enseñarle de cero, traía pocos hábitos, poca educación, algo insolente, sin normas de convivencia… venía de una escuela especial y de la mano de la neuróloga pedimos que lo recibieran en un colegio normal. Yo quería que avanzara, que tuviera más herramientas para la vida", cuenta emocionada, pues Flor en algo más de un año ha creado un fuerte apego con él.

Así, con dedicación, amor, pasaron unos meses hasta que se produjo un momento mágico en donde ambos lograron conectar. "Yo creo que fue relativamente rápida la adaptación pues encontró lo que necesitaba…lo más fuerte ha sido cuando me preguntó si lo amaba…eso ha sido una seguridad para él". ¡Cuán importante y diferenciador puede ser el decir y demostrar un te amo!

"Yo creo que podemos aportar, tenemos la responsabilidad de hacerlo, hay tanto niño que sufre… pero hay que atreverse y como consejo digo que hay que tener paciencia y amor, saber llegar a ellos".

la sangre tira

De Angol es Yarira Retamal. Tiene escasos 21 años, es asistente de párvulos en un colegio y ya cuenta con una intensa historia de vida. Cría a sus dos hermanas menores y es madre de una niña de 6 meses.

"Era 2018 cuando falleció mi mamá por un cáncer. Tenía una relación difícil con mi papá, pero ella siempre le aceptó todo. Pasados unos meses, la situación se puso difícil pues las drogas y el alcohol eran parte de mi casa. Tuve una pelea fuerte con mi papá y decidí tomar a mis hermanas y salir de ahí junto a mi pareja", cuenta.

Encontró buen consejo en una trabajadora social del colegio en donde trabajaba, quien la asesoró para obtener una custodia provisoria de sus hermanas.

"De mi casa salí con mis hermanas, la lavadora y nuestra ropa. Nos fuimos donde mi abuela, luego arrendamos por algunos meses en otro lugar. Frente a mi papá yo era la mala hasta que luego llegó a pedirme perdón. Como era difícil y no nos alcanzaban las lucas decidimos volver a la casa, pero esta vez con reglas claras para que se comportara mejor. Pero él estaba mal y se suicidó. Yo tenía 7 meses de embarazo".

El testimonio de Yarira es fuerte, han sido años intensos de deambular de casa en casa, de perder a tres integrantes de su familia, pues solo hace un tiempo su abuela, su gran contenedora y soporte, también falleció. A pesar de ello, ve el futuro con una sonrisa en su rostro.

"Hasta hoy es duro hacerme cargo, con mi hermana de 14 años es más complicado por la imagen de autoridad. Perder a mi mamá fue lo más difícil, pero aprendí que puedo enfrentar todo lo duro que aparece", dice y reflexiona que si no se hubiese asesorado como corresponde hubiera perdido tiempo. "Hay que actuar de inmediato. Si yo dejaba pasar el tiempo frente al peligro me arriesgaba a que mis hermanas fueran violadas, o que pasara cualquier cosa con ellas. No hay que tener miedo, uno puede salir adelante".

bisnieta, potente vínculo

Marta Toledo es comerciante y hace algo más de dos años debió hacerse cargo de su bisnieta. Su nieta fue madre soltera y no se sintió preparada para recibir en sus brazos a la niña. Fue cuando tomó la decisión de solicitar a tribunales un recurso de protección para la recién nacida.

"El primer año fue muy difícil, hubo muchos conflictos. Estaba pendiente de ella, de su alimentación, de cubrir todas sus necesidades, incluso del apego, por lo mismo, al verla tan pequeña y sola me aferré mucho a ella y hemos creado una relación muy potente", cuenta emocionada al estar viviendo días cruciales, pues su nieta y madre de la niña ha pasado por un proceso de terapias y apoyo para recuperar la posibilidad de criarla. Así la labor de madre-bisabuela podría terminar. Sin embargo, Marta siente que el proceso no está finalizado, la encuentra muy pequeña para dejarla partir.

"Falta apoyo en el proceso de entrega. Hay que preparar a la familia de origen, esa es la crítica que hago, debo conversar con el psicólogo, revisar con el tribunal, hacer varios trámites. Mi bisnieta ha tenido la suerte de estar en un hogar donde es inmensamente querida. Tiene claro quiénes son sus padres, es más fácil que sea un traspaso de familia directa creo o yo", dice.

Al buscar entre sus recuerdos Marta dice que lo maternal lo trae desde niña. "Yo vengo de una familia numerosa, en donde me tocó criar a mis hermanos menores, por eso se me hace fácil criar. Hay regaloneo, mi bisnieta me acompaña en el negocio, le gusta estar conmigo, por la mañana y hasta las cuatro está en el jardín, tiene contención, siempre está acompañada", dice y reflexiona al afirmar que las mamás nunca se jubilan, "por eso podemos seguir criando, y aunque fue sorpresa, volví a empezar, los primeros tiempos dejé de trabajar porque necesitaba el apego… ella duerme aún conmigo, la llené de amor.

"Lo que veo hoy es que hay poca dedicación de los adultos hacia los niños, se toma todo muy a la liviana. Los niños se están formando, y se debe estar atento, ellos necesitan respuestas. Para entregarla me gustaría que estuviera más grande, cuando hablara mejor. Me asusta el futuro, yo ya no tengo la agilidad de antes, no quisiera equivocarme, los peligros son mayores, hay que estar muy atentos".

¿Quién se atreve?

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El Programa FAE "El Hualle" busca más Familias de Acogida en Malleco, porque hay niños en lista de espera, pequeños que necesitan que alguien los mire y los acoja con amor. Es una oportunidad única de que cómo sociedad no miremos para el lado cuando se trata de aportar por un país mejor. En tiempos de pandemia, es aún más difícil, pues el hacinamiento pone en riesgo a muchos y la situación económica ya complica a varias familias de origen y a las que acogen. Tenemos una deuda pendiente con los niños chilenos, quizás esta crisis nos permita volver la mirada para actuar frente a quienes requieren de nosotros. Más información en el correo alejandra.fuentes@coanil.cl o al WhatsApp 56 982289851.