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Efecto Covid-19

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La pandemia de Covid-19 ha impactado especialmente los tratamientos de pacientes con cánceres hematológicos, dado que en ellos aumenta el riesgo de enfermar gravemente en caso de contagio, principalmente por la inmunosupresión que les provoca la quimioterapia.

"En el periodo más álgido, las consultas de pacientes nuevos bajaron mucho, ya que la gente no consultaba por temor a contagiarse. Y lo que hemos visto desde agosto es que algunos casos se presentan con enfermedades más avanzadas", cuenta.

Para apoyar a los pacientes, FALP tomó distintas medidas que les permitieron continuar con sus tratamientos, como la atención por telemedicina, el envío de drogas orales a personas que viven en regiones y la administración de tratamiento subcutáneo en domicilio de ciertas quimioterapias.

"Además, nuestra atención clínica a pacientes hemato oncológicos aumentó en un 61% debido al mayor ingreso de pacientes hospitalizados de Fonasa, a los que atendimos como segundo prestador. Con ello pudimos dar continuidad a los tratamientos de personas que no podían realizar sus terapias en el servicio público, donde el foco estaba en el Covid", comenta el Dr. Gazitúa.

Según concluye, todas las acciones implementadas durante la pandemia sirvieron para "mejorar nuestras prestaciones, ayudar más a la gente y optimizar los tiempos".

Leucemias, linfomas y mielomas

Trasplante de médula ósea: una alternativa para las personas con cánceres hematológicos

En FALP, los pacientes reciben un manejo multidisciplinario para enfrentar en mejores condiciones este tratamiento, que puede curar una enfermedad o aumentar la sobrevida con mejor calidad de vida.
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Septiembre es el mes de concientización en torno a los llamados "cánceres de la sangre". Las enfermedades hemato oncológicas -leucemias, linfomas y mieloma múltiple- afectan a unos cuatro mil nuevos pacientes cada año en Chile, muchos de los cuales deben someterse a intensos tratamientos de quimioterapia y largas hospitalizaciones.

En ese contexto, el trasplante de médula que se indica en determinados casos representa una alternativa para prolongar la sobrevida y mejorar la calidad de vida. El Instituto Oncológico FALP inició en 2019 su programa de trasplante de médula ósea, que en su primera etapa ha estado enfocado a realizar trasplantes autólogos -es decir, autotrasplantes de células madre extraídas al propio paciente- en personas con mieloma múltiple en primera línea y linfomas que han recaído. Estas otorgan un soporte que permite el crecimiento de células sanguíneas después de una quimioterapia de alta intensidad, que es la encargada de controlar la enfermedad.

"Hemos tenido muy buenos resultados, desde el punto de vista de los tiempos de hospitalización, la baja tasa de complicaciones, la satisfacción de los pacientes y los resultados de los tratamientos", comenta el Dr. Raimundo Gazitúa, jefe de Hemato Oncología de FALP. "Entre las innovaciones que adoptamos está el no congelar las células madre, de modo que les extraemos las células a los pacientes y se las administramos antes de 4 días, así no les incorporamos solventes químicos que tienen cierta toxicidad. Esto implica menos complicaciones infecciosas y menor estadía hospitalaria", agrega.

También se implementó un programa de prehabilitación, que es parte del manejo multidisciplinario de los pacientes, los que son evaluados y guiados por especialistas en salud mental, nutrición y kinesiología. "Los pacientes que parten desde el principio con nosotros se empiezan a preparar, entonces, cuando llegan al trasplante están mejor nutridos, tienen mejor condición física, su componente emocional está más fuerte", dice el Dr. Gazitúa.

A principios de 2021 se implementará la segunda fase del programa, que consiste en comenzar a realizar trasplantes alogénicos con donante familiar idéntico en pacientes con leucemias agudas, lo que originalmente estaba programado para este año, pero que fue pospuesto debido a las exigencias y condiciones impuestas por la pandemia.

"Por la contingencia tuvimos que suspender por un par de meses los trasplantes, por el riesgo que implicaba contagiarse de Covid-19 en una situación de aplasia medular -disminución de células sanguíneas en la médula ósea- debido a la quimioterapia. Sólo hicimos algunos de urgencia en pacientes con linfoma en recaída, por lo que sabíamos que después habría trasplantes pendientes, que es lo que está pasando ahora, con un aumento del 50% sobre los que realizábamos habitualmente. A esa tarea estamos enfocados ahora, para que los pacientes puedan tener un acceso oportuno a su tratamiento", explica el especialista.

Con el programa de trasplante, comenta, se busca solucionar precisamente un problema de acceso de los pacientes hemato oncológicos a este tipo de tratamiento: "En Chile la tasa de trasplante de médula es muy baja con respecto a los países del primer mundo, se trasplanta seis o siete veces menos, y obviamente el objetivo es poder acortar la brecha".