Correo
Mala decisión
Un trabajador muerto en Collipulli, carabineros refugiándose en un cerro y tres vehículos quemados. ¿En qué quedó aquello que el Estado tiene el monopolio de la fuerza? Parece que en estas zonas el Estado tiene el monopolio de la debilidad y de la políticamente correcta no violencia. Lo anterior demuestra que a grupos organizados, entrenados y fuertemente armados hay que oponerles al menos una fuerza equivalente.
Es básico entender que estos grupos violentistas lo quieren todo, nunca serán suficientes las soluciones políticas y económicas. Por eso, independientemente de generar esas soluciones, la derrota militar de los violentos es insustituible. Basta recordar que en Colombia las FARC, que hacían capacitación a estos grupos chilenos, dejaron las armas sólo ante la inminente derrota militar.
Pero, ¿cuándo fue que el Estado entregó el monopolio de la fuerza? Un hito fundamental fue la eliminación del imprescindible, pero mal bautizado, Comando Jungla. En ese momento, los políticos responsables quedaron satisfechos con la medida, pero la lectura correcta era que el Estado se rendía incondicionalmente en La Araucanía. Para los políticos , no era suficiente con depurar ese comando y aplicar todo el rigor de la ley a los responsables de actos delictuales. Las consecuencias de esa mala decisión se han venido haciendo cada vez más visibles : ahora sencillamente los habitantes de La Araucanía que trabajan y viven como víctimas de la violencia y la extorsión en esos territorios saben que no pueden esperar justicia y que están secuestrados por los violentistas. Hubo un evidente fortalecimiento de una montonera armada que siembra el terror como nunca antes en la zona. Los responsables de eliminar la fuerza del Estado dejando que floreciera la violencia de un solo bando no han reconocido su error. Los habitantes y trabajadores de la zona tienen el mismo derecho que todos los chilenos a vivir en paz, incluyendo a las autoridades que viven y trabajan relajadamente en Santiago.
José Luis Hernández Vidal
Un solo propósito
Observo la franja televisiva y veo cómo algunos partidos políticos ladinos y organizaciones menores, poco representativas, desvirtúan el propósito del plebiscito nacional del 25 de octubre.
El propósito es uno solo: cambiar o no cambiar el Estado y con eso el futuro que tenemos como nación para las nuevas generaciones. Se trata de una nueva Constitución Política de Chile. La opción Rechazo significa seguir igual, con algunos maquillajes. La opción Apruebo significa que los ciudadanos en un periodo de tiempo razonable propondrán un nuevo texto con los cambios necesarios. Serán nuevas reglas de convivencia, con un Estados social, donde haya derechos garantizados para todos y todas, como salud, educación, previsión y acceso a la vivienda. Asegurar para los chilenos la propiedad de los recursos naturales, agua y minería. Esto no significa un Estado totalitario ni omnipresente que no respete el derecho de propiedad y una actividad comercial respetable.
No es posible continuar con el actual sistema que entrega a grupos económicos el cuidado de la salud (isapres) previsión AFP) y la propiedad de recursos básicos (concesiones multimillonarias). Basta entonces de confundir con el demonio y promesas, "ahora sí que sí", de mejoras urgentes a los pobladores, las que no quisieron hacer en 30 o más años.
Gaspar Millas del Río
¿La Lingüística arrinconada?
El escritor y humorista británico A.P. Herbert (1890-1971), profesor de Derecho en el New College Oxford, nos dejó el siguiente pensamiento sobre el lenguaje humano: "Preocúpate de las palabras, Bobby. Tu abuela tiene razón. Pues, sea lo que hagas, siempre estarás usando palabras. Todos los días, las palabras importan. Aunque vivas en un barril y no hables más que contigo, las palabras importan, porque las palabras son las herramientas del pensamiento". Sin mayor prosopopeya, nunca pensó que podría existir una ciencia preocupada de ello.
La Lingüística es un campo altamente técnico hoy en el mundo, con un vocabulario especializado imposible de evitar. A pesar de ello es un campo despedazado por controversias académicas donde cada experto toma su porción sin mirar para el lado o visualizar horizontes que ayuden, por ejemplo, a entender el lenguaje humano y sus disfunciones así como contribuir a la enseñanza de lenguas. Las pruebas están justamente en lo que podemos observar examinando las mallas de formación de profesores de Castellano e Inglés. Seguramente pueda deberse a la cantidad de universidades comprometidas en la formación de estos profesionales de la educación.
Las diferencias son enormes y prejuiciadas, que a la larga repercuten en el diseño de metodologías efectivas para la enseñanza de lenguas. Otra cuestión igual de grave es lo que ocurre en la formación de comunicadores (periodistas, relaciones públicos, y afines).
La pregunta que surge es más o menos igual a lo que pudiera ocurrir en campo clínico ¿se podría formar un médico sin anatomía humana, o agrónomos sin conocimiento de análisis de suelos. ¿Por qué la lingüística tiene un espacio tan reducido en la academia hoy?
Omer Silva Villena, exacadémico Uach/Ufro