Profesor jubilado tuvo que huir desde su campo en Ercilla: "No aguanté más"
VIOLENCIA. Carlos Bülhmann tiene 72 años y llora cada vez que recuerda que su granja educativa, el proyecto que planificó para esta etapa de su vida, terminó siendo quemada y destruida.
En un camino rural en las cercanías de Pailahueque, en la comuna de Ercilla, yacen los restos de una antigua casa patronal que fue construida antes del año 1900 y que resultó destruida por un incendio intencional ocurrido en la madrugada del 24 de abril recién pasado. Entre los restos, hechos cenizas, quedan los rastros de los recuerdos, sueños y esperanzas de un profesor jubilado que terminó prácticamente huyendo desde su propiedad.
Carlos Bühlmann tiene 72 años y es descendiente de los colonos alemanes-suizos que llegaron en 1895 allí y dieron vida al conocido Fundo "El Molino", ubicado a la altura del kilómetro 595 de la Ruta 5 Sur. Creció viendo cómo se molía trigo, pero sus estudios en el Colegio Alemán de Temuco lo llevaron a convertirse en profesor de Educación Física, tras lo cual se fue a Viña del Mar.
Toda su vida tuvo la idea de que volvería al campo. Afinó ese sueño e invirtió más de 10 millones de pesos en un complejo deportivo dentro del campo que, a su vez, lo convirtió en la "Granja Educativa Pailahueque".
Fundo en conflicto
Bülhmann recapitula el inicio de la situación tensa para 19 de enero de 2019. Ese día, un grupo de comuneros mapuches llegó a tomarse un terreno de su propiedad. Él asegura que se acercó a dialogar y se mostró franco y amable con ellos.
"Les dije que entendía que ellos decían que eran sus tierras, pero que yo no era patrón de fundo, que solo era un campito. Les convidé cervezas, les regalé huevos, manteca y a los dos días se fueron, tomándose un predio de al lado que no era mío", detalla.
"El 7 de diciembre de 2019 se produce un desalojo en ese lugar, al lado de mi campo. Se tornó complejo porque quemaron una casa al lado y ahí empezó a aparecer destrucción contra mi campo. Primero me echaron abajo los portones metálicos y después lentamente fueron causando destrozos: quemaron forraje, cercos, mataron perros, ovejas y otros animales", agrega sollozando.
"800 fardos, 9 chanchos y otros incontables animales me quemaron. Hasta dos gatos. Así las cosas, en marzo decidí venirme a Viña del Mar. Traté de salir escondido, que no me vieran, tomé un bus y me vine. Ya no di más con la guerra psicológica, era un miedo y una presión muy grande. Por eso cuando me avisaron que la casa la habían quemado, me resigné", acota.
"No he querido volver después del incendio. Yo denuncié todo lo que me fue ocurriendo, pero ya ni la PDI ni Carabineros entran. Al cuidador le robaron todas las pocas cosas que tenía. Ya no hay nadie. Lo que me da más pena e impotencia es que al quemar esa casa destrozaron mis recuerdos, fotos y reliquias que eran de toda mi familia, no solo mías. Es una pena grande ver que el fundo de mi familia ahora está a merced de delincuentes", finaliza entre lágrimas.
11 de marzo de este año, Carlos Bühlmann decide viajar desde Ercilla hasta Viña del Mar por tiempo indefinido, dejando el fundo.
24 de abril recién pasado fue incendiada la casa patronal del fundo El Molino, tras tensas relaciones con comunidades en resistencia.