"La contingencia es como un bosque con demasiados árboles"
El columnista, profesor y vicedecano de la Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de La Frontera, advierte acerca de los riesgos de un estado de excepción permanente.
Los constantes estados de excepción a que ha sido sometido el país en los últimos años nos hacen vivir tan a sobresaltos como en dictadura y bajo constantes controles policiales para intentar mantener el orden establecido por los gobiernos de turno.
Así es como define la situación en La Araucanía el escritor y periodista Luis Nitrihual Valdebenito en su reciente libro "Viviendo bajo el Estado de Excepción" (Ril editores), una selección de columnas de opinión de la crisis política chilena publicadas previo al estallido social de octubre 2019 en los diarios El Austral de La Araucanía, Le Monde Diplomatique, El Ciudadano y otros medios.
De allí hasta estos aciagos días, todos los sucesos recientemente acaecidos dan lugar a una nueva serie de crónicas que deberían ser parte de un segundo libro que el joven académico ya está preparando.
"…Y en eso estoy, construyendo la continuación de ese libro", asegura Nitrihual, también profesor y vicedecano de la Facultad de Educación, Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de La Frontera; autor además de "El asalto de la oligarquía", "Medios de comunicación y sociedad neoliberal en Chile" y "Más allá de la crítica", a lo que suma la novela "La máquina de Kafka".
TRANSFORMACIONES
Como las transformaciones comienzan por casa, Nitrihual se refiere a la situación de las universidades del país y específicamente al caso de la Ufro ubicada en el corazón mismo de la región en conflicto.
"Creo que producto de las transformaciones sociales que vive el país y de manera fundamental la aprobación de una nueva Constitución, en las universidades públicas también se abre un espacio de transformaciones. En nuestro caso estamos construyendo nuestros nuevos estatutos que en el fondo son el equivalente a la Constitución del país. Esto es un mandato de la Ley de Educación Superior y de la Ley de Universidades Estatales que nos obliga a garantizar la equidad de género y la interculturalidad en los territorios donde corresponda, más a nosotros por estar en el corazón mismo del conflicto".
- En uno de sus artículos se refiere al terrorismo en La Araucanía y al asesinato del estudiante Matías Catrileo, ¿considera necesario actualizar el tema incluyendo el caso Catrillanca y otros más para debate público?
- Ese primer libro lo trabajé con una cierta perspectiva histórica, y lo que ocurre es que la contingencia se presenta como un bosque en que aparecen muchos árboles que impiden ver la profundidad de los conflictos. El caso Catrileo lo ubico como una constante de intervención fallida y muchas veces homicida del Estado en contra del pueblo mapuche, entonces ese nuevo libro que estoy por construir tiene que tener también una perspectiva general, en la que se mire hacia atrás y hacia adelante, y donde se logre un poco dimensionar el pasado y a la vez proyectar el futuro.
HERIDAS ABIERTAS
- Según esa visión más profunda, ¿qué salida ve a este conflicto Estado-Pueblo Mapuche y cómo cree que va a culminar o solucionar?
- Lo primero es abandonar la teoría de las soluciones rápidas al conflicto. Queremos algo o alguien que dé solución a un conflicto que tiene carácter histórico y de mucha profundidad. Recuerdo un caso, un abogado amigo me comentó que trabajaba en un tema de recuperación de un terreno en el cual los propietarios habían sido colgados y cuya familia quería reivindicar, lo cual no es una herida cerrada porque hablamos de un conflicto relativamente reciente. Entonces la solución rápida ahí se enfrenta a una coyuntura difícil que en el fondo es cómo intentar cerrar heridas que en muchos casos se encuentran todavía abiertas; más conociendo todos los casos de los peñis recientemente asesinados. En ese sentido, pienso que lo primero debe ser abandonar esa política inmediatista y advertir que cada gobierno trae su plan de trabajo que irremediablemente está condenado al fracaso, lo que se ha repetido con todos los planes de todos los gobiernos una vez recuperada la democracia.
- ¿Qué hace falta entonces?
- Creo que falta una visión política con una mirada de Estado que sobrepase los gobiernos de cuatro años. Lo otro es abandonar la política de militarización que siempre ha fracasado en la región; hay que avanzar hacia la buena política que creo es la que va sobre el diálogo, lo que es difícil porque cuando uno dialoga siempre lo hace con otro que piensa radicalmente distinto, e incluso nunca van a estar de acuerdo con uno.
POLÍTICAS DE ESTADO
- ¿Qué debería hacer, entonces, el Estado?
- Creo que el Estado debe ser capaz de sentarse a pensar con todos los actores en una mirada política de mediano y largo plazo. Por supuesto que se requieren miradas contingentes también y soluciones inmediatas, pero siempre hay que trabajar sobre políticas de Estado, y creo que ahí Huenchumilla (ex intendente) ha avanzado un poco sobre ese tema y ha dado en el clavo, porque falta una política de Estado… Eso para mí es lo fundamental".
- En la historia de esta joven República se han aplicado muchos estados de excepción, ¿cuál de todos considera el más severo?
- Mi libro aboga por una teoría que yo rescato de un filósofo italiano, Giorgio Agamben, y que plantea que las sociedades actuales viven en un estado de excepción permanente, que corresponden a estados clásicos, como el que vivimos actualmente en situación de pandemia, donde se suspenden las garantías elementales de una sociedad democrática y que son el libre tránsito, las reuniones y hasta la libertad de prensa en los estados totalitarios. Esos son los estados de excepción clásicos, pero el que rescato de Agamben es aquel en que nos movemos hacia estados policiales de observación permanente, donde el control es la norma y avanzamos hacia estados donde es posible que te controlen en cualquier situación con garantía a la seguridad.
- ¿Qué papel cumplen los medios de comunicación en estas situaciones?
- El patrón seguridad-inseguridad es el que domina la gestión gubernamental. Queremos sentirnos más seguros pero es la televisión quien amplifica la inseguridad mostrando que hay robos, portonazos y toda la delincuencia. Como la televisión exacerba aquello, vamos en la búsqueda de seguridad y eso instala un estado de excepción permanente… a lo menos en los últimos veinte años y acentuado cada vez más en la región. La prueba de ello es que los distintos gobiernos y particularmente los de Derecha llaman a incrementar ese control policial que, aunque ya es una norma, quieren constituirlo en un sistema aún más grave. Eso es muy preocupante para una sociedad democrática.