La Confitería Central lucha para no cerrar: "Es como una larga agonía"
CENTRO DE TEMUCO. Dueño del histórico local ubicado en plena calle Bulnes confiesa que viven un "difícil momento" debido a la crisis económica por la pandemia.
Pocos locales crean una fama igual o superior a la ciudad que los acoge. Son contados con los dedos de una mano aquellos establecimientos comerciales que logran cumplir más de setenta años de funcionamiento. Pero, por sobre todo, son cada vez más escasos de encontrar esos locales de comida que mantienen su prestigio y calidad por décadas.
Todo eso y más es la Confitería Central, el histórico restaurante y café ubicado en plena calle Bulnes, en Temuco, que ahora está viviendo el peor momento de sus 71 años de vida, debido a la crisis económica que trajo consigo la pandemia del coronavirus.
"Estamos viviendo una agonía, es un momento extremadamente complicado, el peor de nuestra historia. Estamos en una verdadera lucha para no tener que cerrar. Cada día es como una jornada más de batalla de seguir estando presentes para que la gente y las autoridades no se olviden que existimos y que detrás de cada local hay decenas de familias que están viendo en peligro su presente y su futuro", suspira Marcelo Monje, el actual dueño y gerente del emblemático espacio del centro de la capital regional.
Un local con historia
Marcelo Monje tiene 57 años y, aunque estudió electricidad, se armó de conocimientos del rubro de la gastronomía a partir de su experiencia y lo que le contaron sus familiares que le heredaron el negocio. Es casado y tiene tres hijas, que según él mismo cuenta, ya están "involucradas y trabajando arduamente" con él en el diario vivir del negocio.
Monje cuenta que la historia de la Confitería comienza en el año 1948 en el espacio de calle Bulnes, entre Montt y Claro Solar.
"Era un local inmenso. Yo no lo conocí, pero ahí se inició la historia. Tenía un salón de espectáculos, un salón de té, la barra y la confitería. Era mucho más que un restaurante y el prestigio que adquirió lo llevó a cambiarse de lugar hasta donde estamos hoy", explica el gerente que en el año 1984 ingresó a trabajar al local fundado por sus familiares.
Momento difícil
La Confitería Central tiene números rojos desde hace varios meses. Luego del estallido social, que los obligaba a cerrar temprano, las ventas no anotaron aumentos y la pandemia, en marzo, los obligó a cerrar y quedar sin ingresos.
"Han sido tres generaciones de administración y, con ello, tres generaciones de clientes. Quienes vienen ahora a tomarse un café mirando el celular son los bisnietos de aquellos que vinieron alguna vez a tomar té y hacer negocios en aquellos años '50. Es muy lindo pensar eso y muy triste, a la vez, pensar que toda esa historia está en riesgo producto de esta recesión. Por eso, quiero pensar y oriento mis fuerzas en ser optimista para que todo esta historia y recuerdos no se pierdan", insiste Marcelo Monje, haciendo un llamado a las autoridades a ceder espacios en la calle para instalar terrazas de público.