"Hay que hacer un esfuerzo genuino de diálogo respecto del problema de tierras del pueblo mapuche"
Con la convicción de que el país está en "un punto de inflexión" debido al debate constitucional que se avecina y la actual crisis de credibilidad, además de las consecuencias sanitarias, económicas, educativas derivadas de la pandemia, el exministro de Hacienda, Ignacio Briones, dejó el Gobierno para sumarse a la carrera presidencial representando el anhelo "reformista" del Estado que tiene Evópoli.
Fiel a su manera pragmática y sin grandilocuencias u "ofertones" -que considera nocivos- Briones reconoce en esta entrevista telefónica que el conflicto de La Araucanía "es muy complejo de resolver".
Sin embargo, cree que sin condenar y solucionar la violencia asociada al narcotráfico y delitos cometidos por grupos armados, es casi imposible pensar en salir del rezago y conducir un diálogo transparente con el pueblo mapuche que permita encontrar una salida en base a los acuerdos.
-Cuando usted habla de "reformismo" uno piensa en Bachelet 2. ¿A qué se refiere en concreto?
- Hay que reformar nuestro Estado que está haciendo agua porque me tocó verlo. Queremos un Estado para la ciudadanía y no al revés. El ciudadano percibe el Estado como fuente de abuso y discriminación, lo ve como una institución que está para proteger a los funcionarios y no para servir a la ciudadanía. Esto es un cambio de paradigma que sin duda va a implicar roces con los gremios. Las otras aristas tienen que ver con segregación urbana, emparejar la cancha de las oportunidades, sobre todo en la educación, y reformas sociales para una mayor cohesión social, de modo de crecer estando todos en el mismo barco.
- ¿Es partidario de los derechos sociales garantizados?
- Ha habido un riesgo al sembrar expectativas que no se pueden cumplir respecto de los derechos sociales. No basta con garantizar seudos derechos sociales en la Constitución que después sean imposibles de verificar o que pasen a las cortes. Yo preferiría hablar de una orientación social de derechos potentes que rompa este choque de expectativas, una de las razones que a mi juicio están detrás del descontento que hemos visto el último tiempo.
-¿Cómo debiera cambiar el rol del Estado de cara a la Convención Constitucional?
- Un Estado acogedor que soluciona tus problemas respondiendo al nivel de dignidad que hoy se exige hace toda la diferencia. El ciudadano debe ser el rey porque al final del día el Estado funciona con los recursos que con sacrificio aportan todos los ciudadanos con sus impuestos. Por eso hay que tener el deber moral de gastar bien esa plata.
-Dado el actual clima de desconfianza y polarización social, ¿cómo reencontrarse como nación?
- Este clima de desconfianza y de polarización, en realidad, no es tan obvio que se dé en toda la sociedad porque uno ve que la mayoría de la ciudadanía que votó por una nueva Constitución lo hizo esperanzada en un futuro, a pesar de estar cansada y angustiada. Los chilenos no están muy preocupados del mundo político, que es donde hay peleas y gallitos, lo que quieren es que vayamos para adelante y que nos pongamos de acuerdo. Soy un convencido del valor del reencuentro y del valor de los acuerdos: esa es la única forma de hacer las reformas de fondo que Chile necesita, no hay otro camino. Y para superar la desconfianza es clave el reconocimiento del otro, independiente de su condición social, esto implica siempre hablar con la verdad y no engañar porque eso exacerba la desconfianza.
LA ARAUCANÍA
-¿Cuál es su diagnóstico del conflicto en La Araucanía y la violencia que enfrentan sus habitantes?
- Es un tema súper complejo y la prueba está en que este conflicto lleva varios gobiernos. En esto hay dos aristas que hay que distinguir con mucha nitidez. Lo primero es condenar y combatir con tolerancia cero, sin ninguna ambigüedad, la proliferación de grupos armados, las quemas y el narcotráfico, además del robo impune de madera y animales, porque eso no tiene nada que ver con el conflicto mapuche y afecta el Estado de Derecho. Lo segundo es la discusión del pueblo originario, cuya gente no es violenta, lamentablemente, las cosas se tienden a confundir y eso solo complica la solución del problema y se exacerban las posturas. Por otro lado, esto impide que se desarrolle una de las regiones más hermosas de Chile. El uso de la violencia y las quemas son inaceptables, quienes las usan se aprovechan del conflicto impidiendo cualquier solución pacífica y legítima del pueblo mapuche.
-Sin embargo para una parte de la oposición todo se resume a no querer ir al fondo del problema, esto es tierras...
- Nadie está habilitado para apuntar con el dedo y salir a dar lecciones, pero sí creo que ayudaría si todos tuviéramos una voz inequívoca en condenar la violencia y los grupos armados, apoyando el rol del Estado para restituir el Estado de Derecho. Solucionar lo primero facilita que tengamos un diálogo más amable para darle una solución definitiva al tema del conflicto de tierras.
-En calidad de precandidato presidencial. ¿Cuál sería su compromiso con la Región?
- No me gusta hacer tantas promesas porque lo que digo me gusta cumplirlo. No me costaría nada decir, mira, yo voy a resolver el problema de La Araucanía. Es un tema difícil de resolver, pero que hay que abordarlo con decisión y liderazgo. Me comprometo a abordar con fuerza los dos temas que he planteado. Por un lado, ser implacable con la violencia de los grupos armados y el narcotráfico y, por otro lado, hacer un esfuerzo genuino, abierto y transparente de diálogo respecto del problema de tierras del pueblo mapuche. Sin atreverme a casarme con una solución, sí me la jugaría muy decididamente porque esto ya no resiste más, como país nos debemos dar una solución definitiva. Y eso, yo creo que es posible.