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En la primera línea de la lucha contra el coronavirus se encuentra desde hace un año la Técnico en Enfermería de Nivel Superior, TENS, Tamara Sandoval Jara (43). Por una verdadera montaña rusa de emociones ha atravesado esta profesional, madre de cuatro hijos y figura icónica del proceso de vacunación contra el covid-19, al transformarse en la primera funcionaria de la salud de la Región en recibir los primeros 0.3 ml de esperanza de la vacuna Pfizer-BioNTech, aquel simbólico 25 de diciembre de 2020.

Hoy, en medio de un nuevo peak de la enfermedad, Tamara vuelve a emocionarse al recordar el día de Navidad, cuando la vacuna pareció llegar como un regalo del Cielo para iniciar la ruta hacia el fin de la pandemia. Eso sí, esta funcionaria de la Unidad de Paciente Crítico del Hospital Hernán Henríquez Aravena aclara que aún falta mucho para volver a la llamada "normalidad" y por ello su mensaje a la población regional es a seguir cuidándose, evitar las fiestas, las salidas innecesarias, a usar mascarilla y por supuesto, vacunarse cuando sea el turno de cada uno.

Con las dos dosis de la fórmula Pfizer ya inoculadas, esta verdadera "heroína sin capa" ve el futuro con más esperanza luego de estos 12 meses de estar dando la pelea contra el patógeno que transformó la vida de prácticamente todos los habitantes del planeta. Detrás de cada uno de los guerreros de la primera línea, hay una historia, una familia y afectos que los hacen librar sus propias batallas personales, tal como le ocurrió a Tamara, quien confiesa haber sentido mucho temor en los primeros meses de la pandemia, principalmente por el riesgo que implicaba el llegar a contagiar a sus hijos de 22, 17, 13 y 9 años.

En conversación con Reportajes de El Austral, Tamara Sandoval cuenta parte de su historia de vida, marcada por años de mucho esfuerzo ya que, tras criar a sus hijos y luego de una separación matrimonial, toma la decisión de estudiar la carrera de Técnico en Enfermería de Nivel Superior en la Universidad de Aconcagua. Fue así como a partir de su titulación, los caminos de la vida la llevaron primero a Pitrufquén, donde trabajó en atención primaria, y después a la UPC del Hospital Regional HHA donde, sin siquiera imaginarlo, debió enfrentar la situación más compleja e inusual de los últimos 100 años para todo el ámbito sanitario regional, nacional y mundial.

- Tamara, ¿en qué momento de su vida la encuentra la pandemia de covid-19 en marzo del 2020? ¿Imaginó alguna vez verse enfrentada a una situación que parecía ser tan irreal en un comienzo?

- No, por supuesto que nunca lo imaginé. De hecho, nunca pensé estar en la UPC del Hospital, pero el camino de la vida me llevó hasta allí… En ese tiempo, yo me había venido a vivir con mi pareja desde hacía unos meses y lo que se conversó (en el hospital) en un inicio, era que (el virus) iba estar unos meses y después ya todo iba a volver a la normalidad, pero lamentablemente no ha sido así.

- Al mirar en retrospectiva toda esta situación, ¿cómo logró abordar las tensiones propias de estar en la primera línea de la lucha contra el virus?

- La verdad es que no sé cómo lo hicimos… Teníamos mucho miedo. Todos íbamos a trabajar al Hospital con mucho miedo. Nuestras familias, y en esto incluyo a todos mis colegas, nos pedían que dejáramos de trabajar ahí, pero nadie dejó de hacerlo porque para trabajar en esto, especialmente en el sistema público de salud, hay que tener vocación.

- ¿Tuvo mucho temor a contagiarse?

- Siiií. Más que nada el temor era a contagiar a las personas que nos rodeaban, sobre todo a mis hijos. Como yo tengo tuición compartida con mis hijos y, en ese momento yo veía que la cosa se estaba poniendo muy fea, decidí que íbamos a tener solo contacto telefónico y que ya no íbamos a tener visitas, que no vendrían a mi casa.

- ¿Cómo lo enfrentaron ellos? ¿Comprendieron la situación por la que se estaba atravesando?

- Los grandes comprendieron perfectamente y los más chicos la verdad es que no se daban mucho cuenta de lo que pasaba, así que igual yo trataba de no exponerlos a mucha información. Pero lo bueno es que ellos ven al día de hoy que la mamá está contenta con lo que hace, así que eso es lo positivo.

- ¿Qué la motivó a estudiar la carrera de TENS, luego de haber criado a sus hijos?

- Siempre tuve un vínculo especial con el adulto mayor. Mi idea era trabajar con los abuelitos y esta carrera era como lo más parecido, lo más cercano donde podía desarrollarme. También en las circunstancias en las que yo estaba, separándome y con cuatro hijos, necesitaba estudiar algo corto, porque no podía estudiar Enfermería o alguna otra cosa que implicara un tiempo más largo.

- Producto de la pandemia, ¿se ha reencantado más con su carrera?

- Sí por supuesto. Después de haber superado esa primera etapa de miedo que teníamos todos y donde pudimos haber tenido la opción de no habernos quedado, de haber permanecido en nuestras casas con nuestras familias, finalmente decidimos quedarnos ahí en la primera línea, dando la pelea.

- A su juicio, ¿se ha visibilizado más el trabajo que desarrollan los profesiones del sector salud a quienes mundialmente se les ha llamado de manera metafórica "héroes sin capa", "guerreros", entre otras denominaciones que demuestran un alto grado de reconocimiento?

- Sí, yo creo que sí, ahora se sabe un poco más del trabajo que realizamos, pero creo que ninguno de los que estamos trabajando en el sector salud lo hacemos por el reconocimiento. Es algo que nos gusta y es un trabajo que vamos a seguir haciendo con el cariño que lo hemos hecho siempre.

- ¿Cree que para las mujeres de su profesión y de otras carreras de la salud ha sido más complejo sobrellevar toda la carga que ha implicado esta pandemia?

- Puede que sí porque la mujer hasta el día de hoy, aunque se diga que no, siempre tiene más responsabilidades, cumple más roles, con los hijos por ejemplo. Pero en ese sentido tengo que decir que mi exesposo ha sido un 7 y le ha brindado todo el apoyo que necesitan mis hijos.

- ¿Cómo ha enfrentado la carga laboral y sobre todo emocional de este año?

- Mis turnos son de 12 por 2, es decir trabajo 12 días seguidos de 8 horas diarias y descanso 2, pero siempre hay que estar disponible por si hay un turno que no se cubre y pasa lo mismo con todos mis colegas: muchas veces el día que tienen libre no lo pueden aprovechar porque hay que cubrir y cubrir…Es por eso que uno agradece el apoyo de la gente que está cerca de uno. Es el caso de mi pareja que me permite tener esta sobrecarga de trabajo, porque no cualquiera lo aguanta.

- ¿Qué hecho ha sido particularmente impactante a lo largo de estos 12 meses de pandemia?

- Esperábamos tener internados a adultos mayores de arriba de 60, 70 años o más y no fue así. Lo habitual ha sido tener pacientes de 40, 30 años e incluso menores, y eso impacta…

- Tamara, ¿cómo ha sido la relación con los pacientes y especialmente con los familiares?

- Familiares de pacientes no hemos podido recibir muchos porque está restringido el acceso a la UPC, pero los pocos que se han dejado entrar ha sido cuando el paciente ya va a fallecer y se les permite un último contacto… Lamentablemente es muy triste ver la forma en que enfrentan esta realidad… Yo creo que todo el mundo pensaba que nunca les iba a tocar a ellos, entonces es como entre tristeza mezclada con rabia, porque la gente piensa que en definitiva se pudo haber evitado.

- ¿Hay mucha culpa en algunos casos?

- Sí algo así. Tampoco es algo que se divulgue mucho, porque cuando tienen a algún familiar ingresado en el Hospital no lo cuentan, porque saben que quizás pudieron haber evitado esa muerte… No creían que fuera real o que les podía tocar a ellos. Siempre nos juega en contra la desinformación o la mala información que ha recibido la gente. Hay muchos que creen que esto es una mentira, que el virus no existe y contra eso ¿cómo luchamos?… La gente tiene acceso a mucha información falsa.

- ¿Le ha correspondido atender a compañeros de trabajo o personas cercanas?

- En lo personal no estoy en contacto directo con el paciente, pero por ejemplo hace dos semanas falleció la mamá de una de nuestras enfermeras producto del covid. Se hizo todo lo humanamente posible, al igual que con todos los pacientes, pero lamentablemente… con esta enfermedad no hay mucho que hacer…

- ¿Cómo ve actualmente el comportamiento de la gente de Temuco y la Región? ¿Cree que se ha aprendido algo o aún falta mucha conciencia?

- No. La gente sigue en la misma. La gente lo único que quiere es que esto termine para salir a comer a un restorán, para salir a pasear y yo pienso que está bien…yo también quiero eso, pero para llegar a eso, yo tengo dos opciones: o soy parte del problema o soy parte de la solución. Entonces, lo curioso de todo esto es que muchas personas adultas actúan como adolescentes: no quieren vacunarse, no quieren dejar de visitar gente, de hacer fiestas, etc… Yo también quiero todo eso, pero no lo hago porque sé perfectamente cuáles son las consecuencias a las que nos exponemos.

- ¿En qué momento actual está la pandemia en nuestra Región? ¿Sigue siendo tan crítica como al comienzo?

- Sigue estando tan crítica como los primeros días. Yo tuve dos semanas de vacaciones y ahora vuelvo y el Hospital está colapsado otra vez, no ha bajado ni un poco. Lo que me llamó la atención es que voy llegando al Hospital y se abre el ascensor y veo a una familia llorando por la pérdida de un familiar por covid, entonces ese es el recibimiento que uno tiene todos los días y nos duele muchísimo.

- En un terreno más optimista, se transformó en una figura icónica a nivel regional al ser la primera funcionara en recibir la vacuna de Pfizer el día de Navidad. ¿Cómo recuerda aquel histórico día?

- La verdad es que estábamos todos muy contentos. La mayoría de los funcionarios de UPC se iban a vacunar ese día, yo fui la primera de todos los que se vacunaron, así que estaba muy feliz. En ese minuto nos sentíamos muy esperanzados con esta vacuna, porque era algo muy esperado, que nos daba un poco más de tranquilidad… La vacuna disminuye la gravedad de la enfermedad, si bien no va a evitar los contagios, sí va a impedir que una persona termine hospitalizada en la Unidad de Paciente Crítico.

- ¿Considera que efectivamente es la gran esperanza de dejar atrás esta pandemia?

- Yo creo que sí. Es lo mismo que pasa con la influenza, con la vacuna que recibimos todos los años… puede que nos contagiemos, pero no vamos a llegar a desarrollar una enfermedad grave, entonces disminuye el riesgo.

- En definitiva vacunarse se transforma en un acto de solidaridad…

- Claro, exactamente. Eso es lo que siempre he dicho, porque la gente dice que los hospitales siempre han estado colapsados, pero hoy día toda la UPC está llena de covid, entonces ¿dónde están los pacientes que deberían estar ahí? Ellos no están recibiendo su tratamiento, no están siendo atendidos por el personal que debería. Entonces, con la vacuna evitamos ocupar una cama que podría ser para otro paciente.

- ¿Cuándo cree que se podrá volver a la normalidad como la entendíamos antes de marzo del año 2020?

- La verdad es que no sé si volveremos a una total normalidad, pero al menos vamos a poder estar más tranquilos, principalmente cuando el 80% de la población esté vacunada.

- Por último, ¿Qué lecciones nos deja como sociedad esta pandemia a un año de su llegada y de haber transformado nuestras vidas?

- Que hay que dejar atrás los egoísmos. Creo que una de las cosas malas ha sido el egoísmo, el no pensar en el resto. En cuanto a lo positivo, quizás pasar más tiempo en familia ha sido algo bueno, aunque no ha sido mi caso, pero algunas personas pudieron vivir eso.

"Esperábamos tener internados a adultos mayores de arriba de 60, 70 años o más y no fue así. Lo habitual ha sido tener pacientes de 40, 30 años e incluso menores, y eso impacta…".

"Siempre nos juega en contra la desinformación o la mala información que ha recibido la gente. Hay muchos que creen que esto es una mentira, que el virus no existe y contra eso ¿cómo luchamos?… La gente tiene acceso a mucha información falsa".

"Lo curioso de todo esto es que muchas personas adultas actúan como adolescentes: no quieren vacunarse, no quieren dejar de visitar gente, de hacer fiestas, etc… Yo también quiero todo eso, pero no lo hago porque sé perfectamente cuáles son las consecuencias a las que nos exponemos".