¿Quién merece un monumento?
Nuestros consensos sociales determinan que existen los espacios privados y públicos. Los espacios privados (por ejemplo un mall) son gestionados desde la lógica de la propiedad, por una persona o un grupo específico. Por otro lado, existe el espacio público que está gestionado por el Estado (por ejemplo, una plaza) y que estaría regido por otro tipo de lógicas, donde la noción de propiedad sería de interés de un grupo más amplio, un país, una ciudad, etc..
Pero no solo hay binarismos en nuestra realidad actual, afortunadamente, también existe lo que se llama "lo común", que no es la propiedad privada, ni la gestión del Estado por sobre los espacios. En ese sentido y en base a los sucesos ocurridos alrededor de la escultura de Baquedano en la Plaza de la Dignidad (exPlaza Italia), cabe preguntarse ¿en qué medida podemos generar espacios comunes en las ciudades?
Esto quiere decir, que los espacios que tienen un alto valor simbólico, puedan ser re-significados gracias al uso que le dan las y los ciudadanos. Nuestra tarea sería entonces la de elaborar herramientas donde podamos deliberar y gestionar el sentido de esos lugares y construir un momento en que las nuevas necesidades de representación de las imágenes y objetos simbólicos de la ciudad nos puedan dar un sentimiento de "pertenencia".
Es tiempo de dar cabida a otras formas de crear espacios. Esto nos permitirá pensar cuestiones tales como: los nombres que usamos para señalar las calles, qué espacios seguros hay para que las mujeres que crían o en qué lugares instalaremos los objetos que utilizaremos para conmemorar, y ojalá ir des-monumentalizando la ciudad.
Esto no quiere decir que vayamos a borrar la historia ni los monumentos, sino que con evaluar cómo queremos que los espacios sean de pertenencia de quienes los usan, a quienes queremos recordar, quienes son los héroes y heroínas que merecen un pedestal, y si es posible que algunos hitos puedan ser modificados, tengan incluso fecha de caducidad. Los monumentos comunes podrían ser más efímeros, podrían ser procesos colectivos que pongan la defensa por la vida delante y permitan habitar nuestros lugares como espacios de libertad.
Paulina Varas, Universidad Andrés Bello
Las empresas que perdurarán
Entender qué es lo que las personas valoran de una organización es clave para que ésta prospere. Hoy, las personas reclaman por contar con compañías más comprometidas con su entorno y con la sociedad en general.
A raíz de un seminario que realizamos con la Cámara de Comercio de Santiago, pudimos ver por medio de una encuesta, que a la mayoría de los ciudadanos les importa ser parte de una empresa que tenga propósito y fin social, que abarque a todas las comunidades.
Hoy, el foco de crecimiento de las empresas no debe ser solo el negocio. Las empresas preocupadas y sociales son las que prosperarán en el futuro.
María Jesús García-Huidobro, Laborum.com
Mucho ojo los incautos
De que la(o)s candidata(o)s tienen imaginación, no hay ninguna duda, pero es preocupante, con la facilidad cómo prometen y prometen obras para ganarse el voto de los electores.
Urgente se requiere una ley, que obligue a que toda(o) candidata(o) en el mismo momento de prometer alguna obra y/o proyecto en una campaña electoral, debe documentar ante un ministro de fe, la forma de cómo los financiará, para terminar de una vez, con el funesto populismo.
Luis Enrique Soler Milla
Inclusión y retención de mujeres en la academia
Estudios científicos y profesionales proporcionan evidencia de la brecha de género en Chile y el mundo, en el número de investigadoras y los cargos directivos que ocupan en las universidades, acentuándose aún más en las facultades de ingeniería; y muestran que una de las principales ventajas de tener académicas en los planteles es que se convierten en modelos a seguir para estudiantes mujeres, especialmente en carreras de mayor representación masculina.
Los movimientos feministas de los últimos años han acentuado el debate sobre estas ventajas, reconociendo su labor e importancia en las diversas áreas del conocimiento.
Si bien en la U. de Chile se han realizado cambios, que favorecen la atracción/retención de académicas, incrementando su número de un 30,36% en el 2009 a 37,3% en el 2019, aún falta por hacer.
Es primordial incentivar el interés, promoviendo el ingreso de mujeres a carreras a las que postulan hombres, que puedan mantenerse y terminar y realizar labores de ayudantes de cátedra y/o investigación, lo que les permitiría conocer este mundo.
Para facilitar la inclusión y retención de mujeres en la academia, y en otras áreas, es importante seguir avanzando en políticas que contribuyan a eliminar la discriminación de género y brechas salariales, e incrementar el apoyo institucional y social para facilitar la compatibilización trabajo-familia.
Adriana Cabello, Universidad de Chile