Familia Real despidió al príncipe Felipe en un funeral íntimo y sobrio
MONARQUÍA. La ceremonia fue diseñada en múltiples aspectos por el propio príncipe Felipe. La reina Isabel II se sentó solitaria y de negro.
El Austral
El funeral del príncipe Felipe, duque de Edimburgo, se realizó ayer con una solemne ceremonia en la capilla de San Jorge, en Windsor, para conmemorar la vida y el legado del consorte de la reina Isabel II, con apenas 30 invitados, por restricciones sanitarias, y un pequeño coro que interpretó de manera majestuosa temas seleccionados por Felipe.
La ceremonia fue un acto sobrio, de escala reducida por la pandemia, sin discursos de familiares y encabezada por el deán de Windsor y el arzobispo de Canterbury, mientras que afuera del castillo decenas de personas se reunieron a homenajear al duque.
"Inspira su lealtad inquebrantable a nuestra reina, su servicio a la nación y a la Mancomunidad, su coraje, fortaleza y fe", dijo el deán David Conner en casi la única referencia personal que tuvo el funeral, por deseo de Felipe.
Diseñado por Felipe
El solemne servicio tuvo curiosos detalles cuidadosamente diseñados en vida por el propio príncipe Felipe.
Entre algunos toques personalizados del histórico evento, precedido por un cortejo fúnebre con fuerte presencia de las Fuerzas Armadas británicas, figuró un altar de nueve cojines decorado con insignias significativas para el consorte.
Entre ellas, medallas y condecoraciones que le otorgó Reino Unido y países de la Mancomunidad Británica (Commonwealth), junto con la insignia alada de la Real Fuerza Aérea (RAF) y las insignias de Dinamarca y Grecia, Orden del Elefante y Orden del Redentor, respectivamente, en un guiño a su infancia como príncipe de Grecia y Dinamarca.
La banda de la Guardia Granadera, de la que el duque fue coronel durante 42 años, encabezó la procesión, seguida de altos mandos del Ejército.
Un vehículo híbrido Land Rover desplazó sus restos mortales a la capilla desde el castillo, que fue diseñado y personalizado a lo largo de casi 20 años por el duque junto con la casa automotriz.
El auto fue seguido por sus cuatro hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo, mientras que la reina fue trasladada en un auto hacia la capilla. En la ceremonia, se sentó en un lugar apartado, de negro riguroso, usando mascarilla por la pandemia, y protagonizó en esa soledad una de las escenas más conmovedores de la jornada.
Reencuentro
El resto de los invitados vistió de civil, rompiendo con la tradición que normalmente obliga a llevar uniforme militar en funerales reales. La medida fue adoptada por la monarca para evitar que su nieto Harry quedara excluido de esa etiqueta protocolaria.
El hijo menor del príncipe Carlos de Inglaterra y Diana de Gales perdió sus títulos militares en 2020 cuando se apartó de la realeza para llevar una vida independiente con su esposa Meghan, duquesa de Sussex.
El reencuentro entre los príncipes William y Harry fue uno de los grandes focos de atención, porque no se reunían hace un año, aunque ambos se mostraron cordiales.
Los restos mortales del duque de Edimburgo serán inicialmente depositados en el panteón real bajo la capilla de San Jorge. Aunque está dispuesto que cuando la monarca británica muera, se trasladará el cuerpo del duque de Edimburgo a la capilla de la iglesia Rey Jorge VI para que el matrimonio esté enterrado en el mismo lugar.
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