La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), que reúne a 37 naciones, entre ellas Chile, ha dicho que la economía mundial sufrirá durante años las consecuencias de esta crisis y que es poco realista pensar que se recuperará rápidamente. Las incertidumbres asociadas a la pandemia, que paralizó muchas actividades, hicieron que la conmoción económica fuese más grave que otras crisis.

Sin embargo, este lunes la economía del país recibió una buena noticia. El Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de marzo de 2021 creció 6,4% en comparación con igual mes del año anterior, anotando su mayor alza durante la pandemia del covid-19, según confirmó este lunes el Banco Central.

Queda por ver de qué manera ese crecimiento captará a parte de los actuales desempleados y de aquellos que están en el mercado informal.

La crisis global ha golpeado a nuestro país, cuyo aparato productivo está muy orientado a las exportaciones, por lo que cuando las compras de esas naciones desarrolladas se restringen, los efectos repercuten inevitablemente. Si bien Latinoamérica tiene experiencias enfrentando las crisis financieras anteriores, la pandemia que se extiende ya por un año ha representado una nueva dimensión.

Era esperable que los efectos de la emergencia sanitaria por el covid-19 se traducirían en el cierre de empresas, en el desempeño a media marcha de otras, en una notoria baja en las actividades productivas y en el incremento de la cesantía. Ha sido un duro golpe que ha afectado a todas las economías en el mundo y Chile no ha sido la excepción. El plan "Paso a paso, Chile se recupera", ha tenido como ejes centrales la recuperación de puestos de trabajo, el fomento de la inversión, el apoyo a las pequeñas y medianas empresas y una agilización de la acción del Estado, sin embargo, todas estas aún resultan insuficientes para una tarea de tanta magnitud.

Todo indica que la recuperación será lenta y en el caso chileno, con seguridad excederá los plazos del actual gobierno, por lo que la siguiente administración tendrá también importantes desafíos que asumir.

A raíz de la pandemia mundial a que nos vemos enfrentados, esta última ha alterado significativamente todo el quehacer diario, nuestra rutina de trabajo, de esparcimiento, de relaciones sociales y afectando directamente a toda la actividad económica, laboral, comercial, social, cultural y educacional. Precisamente en la actividad educacional es necesario que nos detengamos y hagamos un análisis en cómo hemos logrado suplir las clases presenciales, que por lo demás nunca podrán ser reemplazadas, por la interacción que estas producen, como esa relación profesor-alumno y las propias de una sana convivencia escolar entre los integrantes involucrados.

El modo remoto ha sido y jugado un rol preponderante en esta crisis sanitaria para mantener interesados y motivados a nuestros estudiantes, a pesar de las distracciones propias de la edad y el cansancio de estar conectado a un computador o teléfono por largas horas diarias, produciéndose una diferencia entre aquellos que tienen la posibilidad de conexión a internet y de quienes no lo tienen por cobertura o no tener un instrumento adecuado. Es ahí donde sostenedores, directivos, docentes, asistentes de la Educación, padres, apoderados y demás actores de cada unidad educacional, han cumplido una función con mucho compromiso y esfuerzo, apoyando a estos alumnos, entregando las herramientas indispensables a través de textos y materiales de todo tipo, del Ministerio de Educación y propios, que han puesto a disposición para no perder la continuidad de sus estudios, para seguir velando que la calidad de la Educación recibida sea verdaderamente buena y que llegue de igual forma, nivelando la cancha hacia arriba a nuestros escolares, colocándoles los patines a quienes no los tienen y no quitárselos como lo dijo en una oportunidad un ministro de Estado.

Por tales razones, es misión de todos contribuir a que las clases presenciales sean una realidad, cuando las autoridades lo permitan y se encuentren las condiciones de seguridad en cada establecimiento educacional, como uso correcto de mascarillas, lavado frecuente de manos, distanciamiento físico, un ambiente limpio, ventilado, una correcta vigilancia epidemiológica, entre otras medidas, cumpliendo de esa manera los protocolos creados, ejecutados y aprobados por los ministerios de Salud y Educación para una prevención de verdad.

Solo así nuestros alumnos podrán regresar a las clases presenciales y nutrirse del conocimiento y saber necesario para avanzar en su vida estudiantil presente y futura con cierta seguridad, porque nadie está ajeno de contagiarse mientras esté latente este virus y no avancemos a la totalidad de la población objetiva en el proceso de vacunación y lograr la ansiada inmunidad de rebaño, donde afortunadamente nuestro país, gracias a la planificación y visión estratégica de sus autoridades, se mantiene en el primer lugar en esta acción, reconocido ampliamente en forma mundial.

Mario Jorquera Rodríguez,

jefe Departamento Provincial de Educación Cautín Norte