Confianza
De acuerdo con la última encuesta del CEP, las instituciones menos confiables para la ciudadanía son precisamente aquellas dominadas por los políticos: solo un 9% confía en el Gobierno; un 8% hace lo propio con el Congreso Nacional y apenas un 2% confía en los partidos políticos.
Ante esta escasa confianza en los políticos y advirtiendo que son estos -en buena medida- los que manejan el Estado, es preciso reflexionar y preguntarnos: ¿Por qué la nueva Constitución debería darle más poder al Estado?, ¿por qué darle más poder a los políticos para que manejen nuestras vidas?
Juan L. Lagos
Vergüenza
Nuestros parlamentarios sí están disponibles para nuevos impuestos pero ¿cuándo ellos harán su aporte reduciendo su escandalosa dieta?
¿Cuánto dinero ahorraría el Estado si les pagara un 50% de su renta actual?
Una vergüenza.
Claudio Gamboa C.
Ley Cenabast, el esfuerzo en favor de los enfermos
Lamentablemente, una vez más los legisladores chilenos no aciertan con obtener una baja significativa, y menos un mejor acceso a los medicamentos, con su Ley de Fármacos 2. La anterior Fármacos 1 ha sido un fracaso y las grandes compañías farmacéuticas, léase cadenas de farmacias o laboratorios, agrupadas especialmente en la CIF (Cámara de Innovación Farmacéutica) han continuado fijando los elevados precios a público que debemos pagar los enfermos, por los fármacos de marca innovadores u originales. Pese a la evidencia de ese fracaso legislativo, el Congreso sigue escuchando las mismas voces que una y otra vez no logran acertar con sus regulaciones.
Ideas prácticas y fáciles de implementar solo con voluntad política existen, lamentablemente ni los legisladores en salud ni tampoco los gobiernos de turno las han tomado en cuenta.
Lo único rescatable, y que se debe salvar de los embates de los grandes grupos económicos, es la Ley Cenabast. Esta puede permitir en un futuro rebajar los precios de hasta 1.000 o más medicamentos, dejándolos en precios accesibles para la población. Y también es necesario que Cenabast cambie su lógica de proveedor del Sistema de Salud Pública, al de un gran intermediador de todos los centros de salud del país.
Es de esperar sí, que los impulsores en el Congreso comprendan el error cometido al permitir que en un plazo no mayor a un año Cenabast, venda no solo a las farmacias independientes, como ha sido la idea original, sino además a las cadenas condenadas por colusión. De concretarse esta nefasta idea, estas cadenas se encargarán de destruir en forma definitiva a miles de farmacias medianas y pequeñas.
Señoras/es químico farmacéuticos y propietarias/os de farmacias independientes, por favor únanse al proyecto "Ley Cenabast" de momento es lo único que les permitirá sobrevivir a medias y a su vez ayudar a tanto enfermo, imposibilitado de acceder a sus tratamientos por el abusivo costo de sus medicamentos y desde ahí impulsar los cambios para mejorar y fortalecer esta política pública.
Daniel Zapata Z.
Fiesta
La fiesta está en su apogeo. El dueño de casa, responsable del presupuesto familiar, se mareó y aviva la cueca a los presentes. Quiere ser querido. Es cierto, hay "borrachera". La guinda de la torta es que quien retiró todo, universalmente, es decir, por la causa que fuere: lo tiene en el colchón, cambió el auto, o se lo comió por necesidad (único que realmente lo necesitaría) recibe un premio llamado Bono Saldo Cero, que incentivará aún más a desfondar el sistema previsional. Entradas no se cobran porque hubo acuerdo en que las pagaran hijos y nietos.
Finlandia, rico país nórdico muy admirado, hizo un experimento de Renta Básica Universal con 2.000 familias por 2 años, los resultados no fueron positivos. El objetivo era ver si incentivaba trabajar más que los subsidios al desempleo. En Chile se plantea como universal algo que como emergencia temporal debe ir sólo a los extremadamente vulnerables. El problema actual más acuciante no es la falta de comida sino su causa, el desempleo. El mismo desempleo que se incrementa desincentivando la inversión, única fuente de empleos reales, con royalties adicionales, impuestos a las grandes fortunas, y alguna que otra pésima idea.
El sistema previsional de ahorros para la vejez, obligatorio y solo para ese fin, está gravemente enfermo porque por definición no puede ser voluntario ni para comprar bienes durables, pagar deudas que brotarán de nuevo, arreglar dentaduras, etc. que, por supuesto, lo tornarían inviable.
José Luis Hernández Vidal