Indulto a detenidos por estallido social
Brevemente quisiera señalar que el proyecto de ley que indulta a los detenidos durante el "estallido social", es uno de los signos más visibles de cuan lejos ciertos políticos son capaces de llegar en aras de propósitos electorales.
Los proponentes del proyecto - con su presurosa y publicitada decisión de perdonar a los causantes de destrozos y vandalismo - , le dicen al país que los jueces y fiscales no son necesarios para determinar cuándo las acciones de una persona están o no al margen de la ley. Son ellos, los políticos, quienes determinan lo justo e injusto.
Es de esperar que la Nueva Constitución termine con esta prerrogativa en que poderes del Estado, diversos al Judicial, cuenten con la facultad de perdonar a condenados y procesados por delitos.
Hoy en día ello es inaceptable en una democracia.
Andrés Molina Magofke, diputado de la República
El modelo tradicional de educación caducó
Los resultados presentados por la Agencia de Calidad de la Educación, que concluyen que los alumnos no alcanzaron el 60% del aprendizaje en 2020, son preocupantes y develan una vez más la profunda inequidad de nuestro sistema y la urgencia de volver a clases presenciales. Lamentable y tristemente estos pobres resultados no nos sorprenden porque venimos arrastrando un modelo de enseñanza y aprendizaje tradicional, y poco efectivo anterior a la pandemia, que ya estaba en cuestionamiento por sus resultados mediocres, en términos de resultados, equidad y sobre todo respuesta y pertinencia con las demandas del Siglo XXI.
Concluir que las clases online tienen efectos negativos en los aprendizajes, es una mirada miope y reduccionista. Las escuelas y colegios en Chile y América Latina, han enfrentado una educación de emergencia, que poco tiene que ver con modelos educativos bien diseñados y estructurados para usarse a través de internet y a distancia, y así lograr su máximo potencial. Lo que aquí ha quedado en evidencia es que el acceso a dispositivos y a internet es la base o piso mínimo, pero en nada mejora los aprendizajes, si por un lado nuestros profesores y profesoras no cuentan con las capacidades para sacarle el máximo provecho pedagógico a las tecnologías y si además nuestros niños y niñas, no cuentan con las habilidades claves, como por ejemplo aprender autónomamente, planificar sus estudios o pensar críticamente.
Necesitamos volver a clases presenciales, pero para dar un salto más allá de las clases tipo expositivas, con bajo involucramiento y participación de estudiantes, e impulsar con fuerza para que sean más flexibles, que permitan el desarrollo del potencial de nuestros estudiantes y con modelos de enseñanza más atractivos e innovadores en donde sin duda, la tecnología es un gran factor.
Ana María Raad
Voto obligatorio
La "familia política" en vez de preguntarse: ¿Qué hicimos, qué estamos o seguimos haciendo mal, para no entusiasmar a las chilenas y chilenos a votar?, toma la solución más cómoda, el revivir el voto obligatorio.
En vez de trabajar, trabajar y trabajar por ganarse el voto, sudar la gota, arremangarse la camisa, optan por lo más fácil, que los votos les lleguen, literalmente sin moverse del escritorio.
Obligar a votar, amenazando con multas y las penas del infierno, es la demostración más clara de la total incapacidad, en la forma y en el fondo de la "Familia Política & Asociados" por atraer a los electores a votar, es tal vez lo más alejado, lo más antagónico de la palabra democracia, que tanto y tanto repiten los políticos, hasta el hartazgo.
Una vez más, los políticos borrarán con el codo, lo que con la mano un día firmaron, porque las cosas no se dieron como ellos pensaban y en vez de buscar la forma para conquistar el voto de los electores, optan por obligar a votar.
Sería interesante conocer la opinión de los expertos en relación a si estos son los políticos que se merecen tener las chilenas y los chilenos, en pleno siglo XXI, en donde el bien más apreciado y que ellos mismos tanto dicen defender es la libertad para vivir y elegir.
Luis Enrique Soler Milla
Voto obligatorio II
Ante la pretensión de establecer un voto obligatorio debemos preguntarnos por la financiación de los partidos políticos. ¿Seguiremos pagándole por voto si obligamos a los ciudadanos a sufragar?
Juan L. Lagos