Basurales clandestinos
Estos lunares negros dentro de la comuna de Temuco son un problema de larga data que debe ser erradicado de raíz. La sola educación debiera bastar para acabar con los basurales clandestinos, en el entendido que un correcto manejo de la basura demuestra la cultura de las personas, su cuidado con el medio ambiente y también el respeto con sus propios vecinos.
Un problema que se debe abordar de manera decidida en Temuco es el de los basurales clandestinos. Se trata calles en barrios periféricos, sitios eriazos o bien lugares en sectores rurales de la comuna -generalmente orillas de caminos- que sirven de acopio ilegal de basura de personas irresponsables que depositan todo tipo de desechos domiciliarios o industriales.
Ejemplos de ellos hay varios, como algunos espacios aledaños a la Isla Cautín, otros en la ciclovía hacia Labranza o el más grave, ubicado junto al camino que va desde Chivilcán hasta Rucamanque, y que muestra enormes pilas de basura y desechos tanto en predios rurales como en la misma vía.
Este problema no es nuevo y se arrastra desde hace varios años, toda vez que cuesta ponerle fin, a pesar de los esfuerzos que realiza personal municipal de aseo para limpiar estos sitios, toda vez que al par de días de retirada la basura, nuevamente esta comienza a ser depositada en los mismos lugares.
Cuesta entender las razones que pueda tener una persona para disponer la basura en lugares no aptos para ello, más cuando los efectos que eso pueda traer son ampliamente conocidos, y además la comuna cuenta con un plan estable e informado de retiro de desechos domiciliarios.
Ahora, en el área rural de la comuna el problema es aún más grave, ya que se sabe de la presencia de personas que van en vehículos constantemente a botar basura.
Acabar con este mal implica un trabajo complejo, toda vez que además de limpiar aquellos lugares que históricamente han servido de basurales clandestinos, se debe habilitar áreas verdes que generen un vínculo con los vecinos y despierten en ellos el interés por mantener limpio el espacio público. Ello, además de cercar sitios eriazos o aquellos puntos que se hallan contiguos a caminos rurales.
Sin embargo, previo a ello, la sola educación debiera bastar para acabar de raíz con este problema, en el entendido que un correcto manejo de la basura demuestra la cultura de las personas, su cuidado con el medio ambiente y también el respeto con sus propios vecinos.