Carabineros entregó los resultados de un análisis que comparó a nivel nacional el periodo de cuarentena -entre el 23 de junio y el 18 de julio- con aquel que va posterior a éste -entre el 19 de julio y el 13 de agosto- en el que detectó una disminución del 15% de los accidentes de tránsito, pero un aumento del 11% de los fallecidos, desde el avance en las fases del plan Paso a Paso.

En el año 2019 hubo 533 decesos debido a esos siniestros viales, y en 2020 los fallecimientos por esa causa se redujeron a 401, lo que se atribuye en gran medida a que había restricciones de movilidad, debido a las cuarentenas. Pero al recuperarse la movilidad e incrementar las muertes en accidentes, el Ministerio de Transportes junto a la policía uniformada han llamado a todos los usuarios de las vías a redoblar la prevención durante sus desplazamientos y a tener una conducta responsable, sobre todo a los conductores de vehículos motorizados, con el fin de que respeten los límites de velocidad establecidos.

En los accidentes influyen factores como la alta velocidad, la imprudencia de conductores y de peatones que cruzan con luz roja o por lugares no habilitados, y la conducción descuidada, donde hablar y escribir por celular tienen una alta incidencia. Es usual que en los fines de semana largos y en vacaciones se incrementan estos trágicos episodios, pese a los continuos llamados que realizan las autoridades para que los conductores adopten las medidas preventivas.

Chile se ha destacado en los últimos años con campañas como las de tolerancia cero alcohol y drogas, así como la ley Emilia, que buscan erradicar conductas altamente riesgosas al conducir. Sin embargo, sigue siendo de real importancia que todos quienes de una u otra manera intervienen en el sistema vial, asuman con responsabilidad la conducción y su comportamiento en el tránsito, en general. Los balances de Carabineros advierten que la mayoría de esos siniestros ocurre por la poca preocupación de los automovilistas. Es cierto que se producen más accidentes en las zonas urbanas que en las rurales, pero en éstas son más graves porque se circula a mayor velocidad. Por ello, hay que redoblar los cuidados.

Más de alguna vez debe haber escuchado este concepto, seguramente porque la estética del movimiento literario hizo eco en connotados escritores de este lado del mundo. Lo que distingue al realismo mágico es la atmósfera de normalidad en que se desenvuelven los personajes, pese a convivir con escenarios mágicos, con sucesos extraordinarios, lo que se explica por la energía pasional, por las emociones desbordadas que llevan a percibir la realidad de manera diferente.

Haga una pausa, reserve algunos minutos para cambiar el hilo de la historia de nuestro tiempo, repase el guión, imagine el trasfondo, introdúzcase en una novela de Rulfo o García Márquez, sienta y viva como uno de sus personajes. Cierre los ojos. Usted está en La Araucanía, se oyen disparos, la violencia rural recrudece y amenaza con llegar a las ciudades. Se dice que serían narcotraficantes que han tomado para sí el discurso separatista de los pueblos originarios, se han plegado de sus demandas para confundir, para blanquear sus acciones, afianzando una simbiosis en que algunos ofrecen protección a cambio de financiamiento. La situación no da para más, la tranquilidad se ha roto, ya nadie se siente seguro, contrarrestar su poder de fuego se hace indispensable, es necesario restablecer el orden. El mundo político se pone en la fila, unos para ofrecer justificaciones, otros para exigir la presencia de militares. Son los mismos que llevan un tiempo confundiendo a sus electores, jugueteando con el idioma español, distrayendo con el discurso constitucional y cosas por el estilo, alimentando por omisión el negocio del narco y de las armas.

Ahora que usted ha roto el esquema tradicional, la estructura predefinida de su conciencia social, podría imaginarse en la piel del empresario de la droga al que le resulta inconveniente la legalización de ciertas sustancias, porque el dinero negro es el que mas rinde, le da igual la destrucción de barrios, el deterioro de la salud pública, el recrudecimiento de la violencia, su poder ya no conoce límites, ha logrado permear las estructuras del Estado, al igual que el dueño de las armas, que reporta suculentas utilidades cada vez que estalla un conflicto armado en algún lugar del mundo. La violencia en La Araucanía responde a un trasfondo mercantil, algunos desconocidos (o conocidos, quien sabe) se están beneficiando con la voluntad consciente de los gobiernos y congresistas de no hacer nada, de dejar tranquilos a quienes controlan la zona oscura del universo económico.

Le dejo a usted el final de la historia, todos somos escritores de alguna forma, generamos una realidad a partir de las herramientas que nos han sido dadas. Disculpe si lo interrumpí, puede usted seguir soñando con su propio mundo de paz y felicidad.

Gonzalo Garay Burnas,

abogado y escritor