La prolongada sequía que afecta al país desde hace 12 años, ha generado una situación complicada, especialmente en zonas agrícolas, considerando que los últimos años han sido considerados entre los más secos de los que se tenga registro.

Los suelos cultivables se afectan por falta de precipitaciones y de las sequías prolongadas, lo que no solo repercute en los cultivos y en la ganadería, sino también en las condiciones de vida de las personas que habitan estos lugares.

Los datos son peores en materia de caudales, porque cada año la nieve caída se derrite más rápido por las temperaturas más altas, por lo tanto, hay más evaporación y el riego se hace menos eficiente. Se trabaja para acumular las mayores reservas de agua posibles en los embalses y buscar otras fuentes de abastecimiento, sobre todo para las zonas agrícolas. Hay que considerar que el agua es un elemento importante en el bienestar de la población y tiene un impacto positivo en la vida de las personas, al incidir en la seguridad alimentaria y energética, la salud y el medio ambiente. El cambio climático es una realidad, y paralelamente, está la creciente necesidad de agua que tienen la agricultura, la industria y las ciudades.

Debido a la sequía prolongada y al déficit hídrico, el Gobierno ha declarado emergencia agrícola en varias regiones.

El plan para enfrentar mejor la escasez hídrica incluye fondos especiales para ayudar a pequeños agricultores a tecnificar el riego, construir tranques y obras de riego para fomentar la transformación productiva, fondos concursables para agua potable rural y para investigaciones científicas en el tema. Entre las medidas extraordinarias anunciadas hace unos días por el Gobierno se encuentra la elaboración de planes de gestión de 101 cuencas de ríos en el país, construcción de tranques, impermeabilización de canales de regadío, y se pondrá máxima urgencia a la extensión de la vigencia de la ley de fomento del riego, con foco en la pequeña y mediana agricultura.

Esto, más las acciones para cuidar el recurso y hacer más eficiente su uso, ayudará a atenuar los efectos de esta prolongada sequía.

Los datos levantados por la encuesta Casen 2020 evidencian problemas estructurales en nuestra Araucanía, seguimos siendo la región con más precariedad de Chile, donde un 17,4% de nuestra población vive bajo la línea de la pobreza, más aún en sectores rurales. Lo anterior es consecuencia de la baja escolaridad, que a su vez incide en una menor participación laboral, un bajo nivel de empleo, informalidad y en que los trabajadores perciban ingresos un 30% inferiores al promedio del país.

Respecto de nuestra actividad, las cifras del Banco Central reflejan que no aportamos más del 3% del PIB nacional y al desglosar esta producción por actividad económica, los servicios personales, de vivienda, inmobiliarios, financieros, empresariales y administración pública aportan con más del 50% al PIB regional, es decir, nuestra matriz productiva ha mutado hacia los servicios. Si a lo anterior adicionamos la construcción, el sector agro-silvícola, comercio, restaurantes y hoteles llegamos solo al 80% de esta producción.

El diagnóstico es crudo, toda vez que refleja una radiografía de lo que realmente somos, sin embargo, lo importante es reflexionar sobre cuáles son nuestros desafíos y cómo logramos salir de este estancamiento endémico. El consenso es que debemos transitar hacia una producción que genere valor agregado, para esto es crucial fortalecer la inversión, así también la transferencia tecnológica y la digitalización.

Tampoco es novedad que somos la región con menor aporte privado en inversión, siendo esta nuestra principal piedra de tope ¿por qué? Los inversionistas reaccionan a la estabilidad social y política de los territorios para inyectar capital de riesgo, es claro entonces que la prioridad de las autoridades políticas debe centrarse en avanzar en este ámbito. Solo pudiendo dinamizar la formación bruta de capital, será posible encarar retos importantes como la especialización y capacitación de nuestra fuerza de trabajo, orientada a las necesidades del territorio para fortalecer el turismo, la agricultura y la industria, fomentar la asociatividad en diversos rubros logrando así mayores estándares de calidad en la producción. Esto con esfuerzo focalizado en nuestras Pymes, que hoy generan cerca del 80% de los puestos de trabajo.

Establecidos los espacios de confianza, dejaremos de ver pasar los proyectos de inversión desde la zona central hacia el sur, sin detenerse en "la frontera", cesaremos de la dependencia casi exclusiva de la inversión pública y podremos ver luz al final del túnel. Mejorar nuestros magros indicadores de pobreza, empleo e ingresos depende necesariamente de la voluntad política para hacer de La Araucanía una región de oportunidades, más inclusiva y sustentable en el largo plazo.

Humberto Salas Jara, Académico Facultad de Administración y Negocios

Hace 40 años | 17 septiembre 1981

Puerto Domínguez se integra al desarrollo

El pequeño pueblecito de Puerto Domínguez, enclavado en las riberas del lago Budi, ha comenzado a integrarse al desarrollo regional, mejorando su presentación con el arreglo de calles y veredas. Gracias al empuje y gestiones de los vecinos se pavimentó el acceso a las dos escuelas y sectores de alto tránsito.

Hace 10 años | 17 septiembre 2011

Nuevo Cesfam de Lumaco ya es casi una realidad

Este próximo 3 de octubre la empresa Providencia iniciará los trabajos de construcción del nuevo Cesfam Intercultural de Lumaco. El proyecto alcanza los 2.050 millones de pesos obtenidos por el municipio mediante un proyecto postulado al FNDR.

Contempla el proyecto 1.700 metros cuadrados del superficie.

Hace 1 año | 17 de septiembre 2020

Temuco, PLC, Collipulli y Angol en alza de contagios

Cuatro comunas lideran el alza de los casos de contagios por covid-19 en La Araucanía: Temuco y Padre Las Casas en la provincia de Cautín, y Collipulli y Angol en la provincia de Malleco.

Según reporte de la Seremi de Salud, hay 544 con la enfermedad activa, lo que pone en alerta ante el avance de la pandemia en la zona.