El desafío del equilibrio en la alimentación para una buena salud mental
Al revisar la historia, encontraremos que desde el año 1500 en adelante existe el concepto de dietas o prácticas restrictivas en cuanto a la alimentación que buscan reducir peso corporal. La dieta de la inmortalidad (1500), la dieta del vinagre de manzana (1950), la de masticación (1900) hasta las más recientes como las prácticas de ayuno intermitente, son algunas ya que existen un centenar de ellas, cada una con teorías, mitos y experiencias que han impulsado a las personas a realizarlas por alguna u otra razón: bajar de peso, sentirse más energético, desintoxicarse, entre otros.
Sin embargo, es importante considerar que una dieta es muy probable que tenga resultados a corto plazo. En general son restrictivas y generan después de un tiempo sentimientos de angustia y frustración, que incluso podrían tener consecuencias para tu salud mental, por lo que más que seguir una dieta restrictiva en un periodo determinado de tiempo, la invitación es a llevar una alimentación equilibrada de forma permanente y a realizar prácticas saludables como la actividad física, recurrentemente.
¿Pero qué significa una dieta equilibrada? Es incorporar alimentos de forma variada y de buena calidad, considerando las porciones y la distribución de ellos en nuestro plato. En el fondo, comer de todo, pero de forma moderada, privilegiando alimentos sanos y evitando los ricos en grasa, azucares o sal, sin tener que privarnos siempre.
¿Por qué hacerlo? Una alimentación equilibrada te ayudará a tener un peso saludable y, por consiguiente, a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer, entre otras.
De todas maneras, es clave tener en cuenta el equilibrio entre lo consumido y la energía que gastamos; por lo mismo es importante la actividad física y no nos referimos solo a ir al gimnasio o practicar un deporte sofisticado, sino que a actividades simples como caminar o privilegiar las escaleras y no el ascensor.
Ahora bien, volviendo a la alimentación, es importante desmitificar algunas creencias que muchas veces han estado de moda:
•Tomar agua de limón en
ayunas ayuda a bajar de peso
Se cree que beber agua de limón en ayunas influye en reducir el tejido graso de nuestro cuerpo, pero no existe evidencia que respalde esta creencia. Sí está comprobado que aumentar la ingesta de agua diaria contribuye a acelerar el metabolismo y quemar calorías.
•Comer frutas en la noche
engorda
El consumo de fruta se asocia de forma errada a su alto aporte de azúcares simples a la dieta, por lo que se espera que su consumo contribuya a la ganancia de peso, sobrepeso y obesidad. Sin embargo, no existe relación entre el consumo de fruta y el horario de consumo.
•Los productos light o diet
no engordan
Los descriptores light o diet son nombres de fantasía. A estos alimentos se les ha reducido o reemplazado la cantidad de ciertos nutrientes como el sodio, grasas, azúcares o colesterol con respecto al alimento original, pero no quiere decir que puedan ser consumidos a libre demanda, ya que aportan de igual forma calorías.
•Tomar jugos desintoxicantes
ayuda a bajar de peso
No existe evidencia científica que respalde el uso de dietas détox para desintoxicar el cuerpo. Esta función se realiza de forma natural por nuestros órganos.
Por último es importante mencionar que, en este camino de la alimentación saludable, la asesoría médica y especializada en esta materia es clave para aclarar dudas o para definir una estrategia específica en pro de tu bienestar.