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La provocadora crítica social de "El juego del calamar"

La serie surcoreana lleva un mes liderando el ránking de Netflix y es la más vista en la historia de la plataforma. Un éxito incombustible que habla del precio de vivir en la era del híper consumo.
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Los hits del streaming no tienen el mismo calibre de los éxitos que antiguamente se cosechaban en salas o al fragor de la televisión en vivo. Los triunfos de Netflix son desechables y cambian mes a mes. Así y todo, no debemos pasar por alto "El juego del calamar". No sólo porque lleva cuatro semanas en el número 1 de lo más visto en la plataforma (es, de hecho, la producción más consumida en la historia de la compañía), sino también porque, como pasó con "La casa de papel", se ha expandido a las conversaciones cotidianas de los chilenos y, esto no es menor, ha incentivado la fabricación de merchandising no oficial en las calles de nuestras ciudades (el éxito de cualquier cosa se podría medir por esta masificación ilegal).

Lo que cabe preguntarse es el porqué del fenómeno. La respuesta nos lleva a señales obvias y otras subterráneas. Entre las primeras está la creciente fascinación adolescente por todo lo que venga de Corea del Sur y el efecto "Parasite", esa película que ganó el Oscar y aterrizó en salas locales poco antes de la irrupción del Covid-19. Si confiamos en que los contenidos tienen incidencia en los fanatismos de audiencia, podemos sumar también el hecho de que la serie está bien narrada, es visualmente atractiva y depara una serie de ganchos que encadenan eficazmente nuestra atención capítulo a capítulo.

Pero, en el fondo, hay probablemente otra causa. Una que, dentro del artificio de la ficción, perturba por su posibilidad. Una crítica social, arropada en provocación, que se alinea con los propósitos del cine surcoreano contemporáneo. Es que todos los competidores de estos juegos de crueldad y perversión -llevados a cabo en una isla remota- son personas endeudadas y en apuros. Algunos son perseguidos por sus acreedores, otros necesitan dinero para salvar a algún familiar enfermo o detener embargos. Son víctimas de una sociedad desalmada en la que el dinero define las relaciones humanas. Están dispuestos a morir para conseguir el gran premio dispuesto por el sadismo lúdico: una cantidad inimaginable de billetes que los sacaría del infierno en que están atrapados. Digamos que lo más siniestro de "El juego del calamar" no son las pruebas de aniquilación, sino que la idea de que una persona común y corriente esté dispuesta a sacrificar su vida para conseguir un bienestar que la sociedad -creadora de sus propios juegos de sumisión- no otorga con facilidad. La metáfora queda en evidencia.

La premisa es escalofriante y, aunque la diversión online suele rebajar o invisibilizar cualquier discurso crítico, opera en nuestras cabezas como un telón de fondo inevitable. Esto, por supuesto, no sería nada sin una buena ejecución. "El juego del calamar" logra mantener nuestra atención activada y matiza el horror colectivo con una lúcida detención en las historias de cada uno de los personajes principales. Así, avanza más allá de la violencia, ejecutada siempre con la imaginación y estilización propias del cine oriental.

"El juego del calamar" es la serie más vista en toda la historia de las producciones hechas por netflix.


En resumen

La serie cuenta con 9 episodios. En Netflix.

Por Andrés Nazarala R.

fotograma

Lecturas que cobijan y acortan brechas

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1-¿Para qué crear este Festival de Literatura Ilustrada?

-Con "Libreleo Festival" quisimos abrirle espacio a la literatura ilustrada. Nuestra comuna (Limache) no cuenta con instancias literarias de ningún tipo. Y este festival es un tiempo para disfrutar de los libros de manera lúdica. Lo pensamos como una fiesta que ayude al fomento de la lectura, a dar acceso y a hacerla cotidiana. También estaba la inquietud de generar un intercambio entre autores y autoras locales, emergentes y consagrados con sus pares de otras partes del país. Todo para demostrar que es posible desarrollar la cultura desde un lugar periférico.

2-¿Por qué descentralizar la literatura?

-Ahora es súper importante descentralizar todo. La lectura y la literatura, como otras expresiones artísticas, son fundamentales para el desarrollo de las comunidades. Es expresión, lenguaje, reflexión y estos tiempos exigen una revisión de todo. Niños, niñas y jóvenes debieran tener acceso a la cultura en cada rincón del país. La lectura es un cobijo y también una manera de conocer e imaginar infinitos universos e historias. Eso va tejiendo sociedades más completas y sirve, sin duda, para acortar brechas sociales de manera radical.

3-¿Por qué crees que agarró vuelo la literatura ilustrada?

-La literatura ilustrada no es nueva, no. Pero agarró vuelo con la importancia de la imagen en estos tiempos y a la vez con la calidad de las propuestas que han aparecido. El álbum ilustrado, por ejemplo, es una experiencia estética para disfrutar en familia, ya que son libros con varias capas de lecturas que aportan reflexiones a los niñas, niñas y también a los adultos que se los leen. Han hecho un gran aporte mediadores de lectura, editoriales y autores que le están dando a la ilustración la importancia que merece.


En resumen

El Primer Festival de Literatura Ilustrada de Limache "Libreleo" cierra hoy 16 de octubre varias actividades gratuitas dirigidas a niños y adultos. La iniciativa de Karima Maluk fue apoyada por el Fondo del Libro y la Lectura 2019 y la Fundación Lumbre.

Karima Maluk ideó "Libreleo" como un aporte para descentralización de la cultura.

3 preguntas

Karima Maluk, gestora del Festival "Libreleo"

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