El sostenido incremento en el número de casos de covid-19 en La Araucanía y el retroceso en el Plan Paso a Paso de cinco comunas a partir de este miércoles, entre ellas Villarrica y Pucón, puso en alerta a los empresarios del sector turístico y gastronómico de la zona lacustre, ya que el recuerdo de las cuarentenas vividas durante el año pasado y parte de 2021 sigue latente en la memoria de los emprendedores del sector, que aún no logran reponerse de las pérdidas económicas dejadas por el extenso periodo de inactividad, el que redundó en el cierre de negocios y un aumento en la cesantía.

Si bien el escenario actual es distinto al que enfrentamos en año pasado, principalmente a causa de la intensa campaña de vacunación que tiene a más del 90 por ciento de la población regional objetivo con la vacuna contra el virus, lo cierto es que los casos nuevos de covid-19 han aumentado en las últimas semanas y La Araucanía tiene a 498 personas cursando la etapa contagiante de la infección, y la mayor parte de ellas se halla -después de Temuco- en la zona lacustre.

De ahí que la inquietud de los empresarios y emprendedores del turismo es atendible, en el sentido de que un retroceso a etapas de menores libertades de movilidad, si la tendencia de casos nuevos de coronavirus se mantiene al alza, hace temer perjuicios económicos en la mejor época del rubro, como lo es la alta temporada de verano, y que es justamente la instancia donde están puestas las esperanzas para que el sector pueda recuperarse.

En este escenario se hace imperativo que la población regional entienda que la única manera de mantener bajo control la pandemia es acatando las medidas de cuidado que ha comunicado incansablemente la autoridad sanitaria. Ello más la vacunación.

Un retroceso a etapas más restrictivas podría complicar no solo al sector turístico y gastronómico, sino al comercio en general, y evitar aquello es una tarea en la que todos deben aportar.

Quo imus? / ¿A dónde vamos? ¿Cuál es el derrotero de todos? Seguro todos tenemos sueños, planes personales, familiares, comunitarios. Querámoslo o no, desde su origen individual estos sueños o planes involucran a otro, a otros, así los hacemos partícipes.

¡Bien! ¿Cuáles son tus sueños? ¿Cuáles son nuestros sueños? ¿Qué anhelamos en la vida? ¿A dónde vamos?

Dejemos de pensar en el día a día. Cerremos los ojos e imaginemos un futuro para nosotros, para nuestros hijos, para nuestros nietos, para… ¡todos! Para unos, un futuro más abreviado, para otros, más extendido.

Quo imus? / ¿A dónde vamos? ¡Sí!, a dónde vamos.

No siempre somos los constructores de nuestros sueños, a veces estos son interrumpidos, a veces son suspendidos, sino controlados o dirigidos por manos que suspendidas en el aire mueven nuestras articulaciones. No somos completamente dueños de nuestros sueños. Pero podemos ser constructores de nuestros sueños, a veces se nos permite de manera plural.

Quo imus? / ¿A dónde vamos? Imaginé esta interrogante a semejanza de la tradicional Quo vadis? / ¿A dónde vas? ¿La recuerdan? Es el nombre de una película estadounidense de mediados del siglo veinte. Esta vez es, Quo imus? Una interrogante que nos atinge. ¿A dónde vamos? Cada cuatro años, antes cada seis, tenemos oportunidad de expresar, de acuerdo con planteamientos más o menos ideologizados, cuál será un nuevo escenario que mal que mal, mal que bien, contribuiremos a construir.

Quo imus? ¿Saben? ¿Sabemos?

¿Tiene cada uno de ustedes, tenemos cada uno de nosotros un ideario propio? Todos, to-dos somos, en tanto seres sociales, personas que tenemos ideas, somos portadores de ellas, las hemos ido construyendo paso a paso desde nuestra cuna y a través de nuestros particulares devenires. Hoy, somos la suma de todas esas circunstancias de nuestras vidas, querámoslo o no. Y, sí, es cierto, si estuviéramos en el trance de dirigir el país, tenemos ideas más o menos lúcidas de cómo dirigirlo.

Esta vez, según nuestros adeenes sociales tenemos mayores o menores coincidencias con los programas de gobierno diseñados o propuestos. Aun así, Quo imus? Son cuatro años, no siempre tiempo suficiente para construir o edificar sueños con visos de permanencia o sostenimiento. A las ideas tenemos que añadir pragmatismo. Los sueños se deben construir esta vez, y siempre, con apego a la realidad, al ejercicio, a la práctica.

Para matizar, revisemos algunas expresiones idiomáticas que nos salen al paso: seamos realistas, seamos soñadores. Seamos soñadores, pidamos lo posible. Seamos realistas, soñemos lo imposible. Dejemos de ser realistas, seamos soñadores. ¡Qué intríngulis!, ¿no?, ¡qué intríngulis!

En consecuencia, resolvamos esto. Quo imus? / ¿A dónde vamos?

Propongo, en especial, en este tiempo, escuchar proactivamente, sí, aunque cueste, reflexionar (volverse sobre sí mismos), reflexionar otro poco más, apartarse quizás de la chimuchina (todo esto puede tomar unos días, y no tenemos tantos), y actuar, actuar en conciencia o, en consecuencia.

Raúl Caamaño Matamala,

profesor Universidad Católica

de Temuco