Tres tragedias carreteras registradas en rutas de La Araucanía durante los últimos días vuelven a posicionar el tema de la seguridad vial como un imperativo a la hora de desplazarse por las vías de la Región. La primera de ellas ocurrió a las 8 de la mañana del pasado jueves, luego que un camión cargado con 9 mil litros de combustible colisionara contra la barrera de contención de la ruta y volcara a la altura del puente Chamichaco, en la comuna de Ercilla. El vehículo, debido a la carga que transportaba, explotó, generando una emergencia en la que personal de Bomberos debió trabajar por varias horas para controlarla. El conductor de la máquina, afortunadamente, pudo escapar por sus propios medios de la tragedia.

La segunda se registró la tarde de este viernes. Alrededor de las 17:30 horas el chofer de un camión de alto tonelaje que transitaba por la Ruta 5 Sur perdió el control del vehículo y se salió de la calzada, para posteriormente chocar contra la barrera de contención y alcanzar a un vehículo menor que se desplazaba por la pista contraria ruta. Producto del impacto, una persona resultó fallecida y otras dos con múltiples heridas.

Ayer, en tanto, una persona falleció en un accidente de tránsito que se registró durante la mañana en la ruta que une Licán Ray con Coñaripe, luego que el conductor de un vehículo perdiera el control del automóvil y volcara a un costado del camino quedando a varios metros de la ruta principal.

Si bien las causas precisas de estos accidentes están siendo estudiadas por personal especializado de Carabineros, urge que los conductores que se desplazan por las rutas regionales asuman la tarea de guiar un vehículo motorizado, en especial si se trata de uno de alto tonelaje, con mayor precaución. Ello en el entendido que la mayor parte de los accidentes de tránsito se puede evitar, pero para eso requiere de una alta dosis de responsabilidad y conocimiento de quienes se instalan tras un volante. Solo de esa manera podrá evitarse la ocurrencia de más accidentes viales en la Región de La Araucanía.

Hermanos, celebramos este día, el primer domingo de adviento; que nos encamina hacia la natividad de Jesús. La liturgia de la Iglesia nos invita a renovar nuestra esperanza en el Señor, el Salvador que ya viene. Tiempos nuevos para una vida cristiana nueva. Ayer sábado nos reunimos para celebrar el Asamblea Eclesial diocesana, todas las parroquias reunidas para orar, escuchar, discernir y actuar en lo que el Papa Francisco nos ha invitado como Iglesia latinoamericana para un tiempo nuevo. Estamos alegres por los frutos que este trabajo traerá a nuestra Iglesia diocesana, gracias al trabajo de tantos.

Para nuestra patria también se vienen tiempos nuevos que pasan por el discernimiento cristiano y evangélico de todos los que tenemos fe y nos hacemos responsables del destino de nuestra nación. ¡Si! viene un nuevo tiempo "kairos" y nos prepararemos para recibirlo: el Mesías nacerá del seno purísimo de María. Es el tiempo de Dios que está marcado por la esperanza de la Salvación del Mesías que se ha hecho carne y nace para nosotros del seno purísimo de María, nuestra Madre.

La primera lectura de este domingo transmitida por el profeta Jeremías, un texto que proviene de la época postexílica, cuando el pueblo, en medio de sufrimientos y desencantos, se preparaba a reconstruir la nación. Su autor está convencido que las promesas hechas por el Señor y anunciadas por Jeremías se cumplirán, no solamente para Israel sino también para Judá. Nuestra patria quiere reconstruirse ¿con qué valores y principios?

Anuncia la llegada de un tiempo en que el Señor hará surgir un descendiente de David, que practicará y promoverá la justicia en el país.

En la segunda lectura Pablo recuerda a los tesalonicenses la primacía y la gratuidad de la acción de Dios. Es Dios, en cuanto es amor, el que les hará crecer en el amor mutuo y hacia todos; es Dios, en cuanto es dinamismo de vida, quien los fortalecerá en sus corazones y los santificará, hasta hacerlos irreprochables el Día de la venida del Señor Jesucristo (1Tes 3,12-13). Por su parte, los tesalonicenses tienen que responder a la acción de Dios, viviendo con fidelidad y perseverancia, en conformidad con la palabra de Jesús, en forma tal de agradar en todo a Dios (1Tes 4,1-2).

En el Evangelio Lucas (21,25-28.34-36.) nos invita a descubrir la venida del Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria.

El texto tiene dos partes. En la primera se anuncia, con típico lenguaje apocalíptico la venida del Hijo del hombre, lleno de poder y de gloria (vv. 25-28); en la segunda, se exhorta a los cristianos a vigilar con perseverancia ante su inesperada venida.

La esperanza cristiana anima la vida del discípulo, que está llamado a dar testimonio de su fe en este mundo.

Un abrazo y buen domingo para todos.

Héctor Vargas, obispo de Temuco