Con esta elección presidencial, parlamentaria y de consejeros regionales más el proceso que lleva adelante la Convención Constitucional, sumado al cambio de percepción experimentado en los últimos meses por parte de la ciudadanía, distintas personalidades anticipan un cambio de era o al menos uno de switch, para hablar en términos más modernos. Es como una sensación ambiente de que se empieza a dejar atrás todo lo que se acostumbraba a conocer como la política de la transición o también, la política de los acuerdos y porque no, poner fin de una vez por todas, a la tan manoseada transición.
La polarización extrema que se ha estado imponiendo en la política, especialmente en las cúpulas que se entretienen disparando de lado a lado, no así en la ciudadanía que, no está ni ahí con los conflictos. Y como siempre, son los que hacen más ruido los que se destacan aunque sean menos y hacen que el ruido y la polarización estén sobreestimados. Lo anterior lo confirma el cambio de tendencia respecto a la mayor valoración del orden y la gobernabilidad vs. la violencia, lo cual augura y ratifica que este proceso histórico irá quedando en el pasado, dando paso a nuevos actores, desafíos y encrucijadas. Aparecerán nuevas costumbres que irán definiendo los nuevos tiempos, como lo ha sido en los cambios críticos que ha enfrentado el país en el pasado.
En el tiempo de la UP se perdieron y cambiaron costumbres, como por ejemplo, el uso de la corbata en instancias formales y protocolares, porque los compañeros ya no la necesitaban, su uso era considerado muy burgués y los ministros en aquel entonces despreciaban la formalidad. Asimismo en los baños de los servicios, empresas y restaurantes se incorporó ese maldito canasto intruso que aún encontramos hoy en día. Este se instauró, cuando empezó a desaparecer el papel higiénico o confort, ahí había que echar los papeles después de usarlos. Se echaba mano al papel de envolver o de diario, los que debían tirarse después al canasto para no tapar el WC. Esta costumbre, pese a que ahora hay confort, sigue presente, no estaría demás eliminarla. En tiempos de Pinochet se instauró en las ceremonias oficiales, cantar la tercera estrofa de la canción nacional, con aquello de "vuestros nombres valientes soldados…", lo cual arribada la democracia duró muy poco tiempo, sin duda dividía a los chilenos, en algo que nunca debió hacerlo.
Los contrapesos en las últimas elecciones han operado en distintas direcciones y también han sido claves, la gente ha dado señales para uno y otro lado buscando compensar eventuales desaciertos en las elecciones anteriores. Así lo hizo cargándose más hacia la izquierda en lo constitucional y ahora eventualmente en la presidencial, dada la apreciación sobre la labor constituyente así como el sentir ciudadano, bien podría cargarse hacia el centro o la derecha, para tener el contrapeso respectivo y así el péndulo se inclinaría hacia el otro lado. Como lo expresa, en un medio electrónico Ricardo Brodsky, "si las encuestas están en lo cierto, las ilusiones del estallido social se están desvaneciendo rápidamente por los excesos y la polarización". Los resultados de la primera vuelta y las otras elecciones así lo ratifican.
Ya que se viene, un novedoso cambio de switch, ojalá que este sea de un estilo moderno, pero con menos encuestas, más pensar y actuar reflexivo, así como un mayor fortalecimiento y depuración de los partidos políticos. Donde las escaleras de ascenso, sean las lógicas de la democracia sistematizada e institucionalizada a través de estos y no un instrumento exclusivo para las castas políticas de uno y otro lado.
"Ya se viene un novedoso cambio de switch, ojalá que este sea de un estilo moderno, pero con menos encuestas, más pensar y actuar reflexivo, así como un mayor fortalecimiento y depuración de los partidos políticos. Donde las escaleras de ascenso, sean las lógicas de la democracia sistematizada e intitucionalizada (...)".
