Correo
Chile, rey del zapping
Soy el rey del zapping cuando se trata de anuncios publicitarios que no llaman mi atención, y en el último tiempo se ha convertido en una adicción. ¿Será que a todos les pasa lo mismo?
Lamentablemente vemos las mismas formas, los mismos contenidos y las mismas ideas una y otra vez, ¿dónde quedaron las ideas de esa publicidad que veíamos hace 10, 20 o 30 años? Slogans divertidos, comerciales comentados en reuniones sociales y jingles pegajosos que se tarareaban en el baño.
Las franjas políticas son el mejor ejemplo de lo que hablo: haga el ejercicio de recordar lo que realmente le llamó la atención por su creatividad y concluirá lo mismo que yo: pobres, ruidosas, confusas y llenas de territorios comunes. Necesitamos con urgencia mensajes y contenidos que trasciendan en el tiempo y se conviertan en íconos de una época.
Si quieres tortillas, ¡rompe huevos!, pero sin faltar el respeto.
Ahora puede hacer Zapping.
Sergio Gamboa, U. del Desarrollo
Matrimonio igualitario
Ha sido aprobado y promulgado el matrimonio igualitario, proyecto presentado como mensaje durante el segundo gobierno de la expresidenta Michelle Bachelet, siendo inminente su publicación en el Diario Oficial como ley de la República.
Faltan palabras para describir lo importante que resulta el reconocimiento de la diversidad familiar, desde lo jurídico, lo político y lo institucional, en aras de consolidar una sociedad y comunidades fundadas en los afectos, para lo cual es imprescindible la observancia estricta de los derechos fundamentales inherentes a la naturaleza humana.
Muchos abogados, licenciados, egresados y estudiantes de Derecho hemos colaborado, a partir de nuestra vocación por la justicia, para que esto se hiciera realidad. En mi modesto caso, principalmente a través de una memoria (tesis) de licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile. Estoy seguro de que todos sentimos una profunda emoción y una legítima satisfacción.
Juan Pablo Pinto Montero
Debates
El único debate profundo y prolongado al que siempre asisten ambos candidatos es al debate acerca de quién rehuye los debates.
José Luis Hernández Vidal
Un nacimiento en Belén
La historia del Cristianismo nos ha enseñado un hecho que ocurrió en tiempo y lugar determinado.
Cuando Jesús nació, el paganismo era religión oficial junto a Nazarenos, Bautistas, Esenios y otros de origen Hebreo que esperaban un Mesías: "salvador" de la "opresión Romana". En el Concilio de Nicea (325), oficialmente se reconoció que un hombre "encarnó la verdad" revertiendo los principios del 'religare' (volver a unir: raíz latina de 'religión'). Así, semidioses, diosas, sílfides, cíclopes etc. fueron reemplazados por ángeles, arcángeles, serafines, potestades, virtudes y tronos, etc. El "averno romano" y el "olimpo" pasaron a ser infierno y cielo. Los augures, druidas, hierofantes fueron reemplazados por curas, clérigos, pastores, prelados, papa, abad, teólogo. Igualmente, sibilas, vestales, druidesas, papisas, pitonisas ahora son novicias, postulantes, sor, canonesa, prelada, superiora, reverenda, monja.
Para el "cristianismo primitivo", Cristo no era un individuo humano. Era sustancia universal que late en cada átomo de la creación. El Niño de Oro (Jesús), justamente, lo encarnó: por eso es "verdad y vida". Como creyentes nos asimilamos a ello en lo espiritual y físico que, al humanizarse, nos "salva" más allá del egoísmo, escribe O. Uzcátegui (1999) en "El Hombre Absoluto".
En China es Fu-ji; México, es Quetzalcoatl; en Grecia, es Zeus; en Japón es Amida; en Egipto es Osiris o Hermes, en India, es Krishna. Todos concebidos por obra y gracia del espíritu santo que nace en el pesebre de la humildad y adorado por pastores.
El nacimiento de Jesús en el "pesebre del mundo" es universal y humano. Nacer, vivir, morir y resucitar se deben realizar en el fondo de nuestras "conciencias". La Navidad es, entonces, humanamente íntimo o individual; es necesario que nazca en nosotros, siendo urgente una Navidad del corazón donde el "pesebre" sea la "morada divina del alma", que los "animales del deseo" no lo habiten en la lucha del espíritu y la materia.
De nada vale que Cristo nazca en Belén, o que las luces y guirnaldas de Navidad brillen en ventanas y puertas de nuestros hogares, si no nace también, en nuestros corazones. Que los pinos de Navidad se llenen de gloria y los ángeles pidan paz para los hombres de buena voluntad y la Estrella de Belén signe el 'camino anunciado'.
Omer Silva Villena