Este lunes la autoridad sanitaria de la Región de La Araucanía anunció la identificación del primer caso de la variante Ómicron, la que tras ser detectada en Sudáfrica fue clasificada por la Organización Mundial de la Salud como "de preocupación".

Se trata de un viajero de 37 años, residente de la comuna de Villarrica, que tras regresar de un viaje a Estados Unidos se sometió a la estrategia de Búsqueda Activa de Casos en el Aeropuerto de Santiago y, tras realizarse el PCR pertinente, la secuenciación genómica determinó que era portador de la nueva mutación del covid-19.

El paciente se halla en perfectas condiciones de salud y asintomático, realizando su cuarentena correspondiente, lo mismo que los 19 contactos estrechos que fueron detectados en este caso, 15 viajeros y cuatro familiares, los que -por cierto- han dado resultados negativos.

La aparición de este caso en el territorio regional debiera ser un llamado de atención para la comunidad, en el entendido de que a pesar de la exitosa campaña de vacunación, que tiene a más del 90 por ciento de la población regional con las dos dosis de la vacuna contra el covid-19, además de toda La Araucanía en etapas avanzadas del plan Paso a Paso que permiten amplias libertades de movilidad, se hace necesario seguir avanzando en la inmunización de la población, incorporando las correspondientes dosis de refuerzo. Ello, además de mantener y reforzar las medidas preventivas contra la infección, que son las mismas que se han repetido hasta el cansancio desde el inicio de la crisis sanitaria: lavado frecuente de manos, uso correcto de la mascarilla, distanciamiento físico, ventilación de los espacios y fundamentalmente la vacunación.

Así como el 15 de marzo de 2020, cuando fue notificado el primer caso de covid-19 en La Araucanía, se debe entender que hoy la Región se halla inserta en un mundo globalizado y en ese contexto se deben adoptar los resguardos pertinentes para rescatar solo lo positivo de este fenómeno.

Es claro que los vehículos eléctricos son una solución a los problemas ocasionados por el uso de vehículos de combustión interna. Así, varias empresas automotrices de Europa ya han decido fabricar exclusivamente vehículos eléctricos. Al mismo tiempo, los gobiernos están desarrollando políticas que apuntan a cambiar el modo en que se movilizan las personas y a establecer condiciones que permitan hacer uso de vehículos eléctricos como principal medio de transporte. En Chile, el gobierno está impulsando políticas de electromovilidad, estimando que al año 2050, el parque de vehículos livianos en el país estaría conformado por un 40% de vehículos eléctricos; y a su vez lograr que un 100% de la flota de transporte público sea con vehículos eléctricos (Estrategia Nacional de Electromovilidad).

El concepto de vehículo eléctrico es amplio, pero si solo nos concentramos en los automóviles que usamos a diario, no debemos dejar de tomar en cuenta todos los adelantos que han sido desarrollados por ingenieros, diseñadores y científicos, para lograr este producto. Es así que uno de los temas relevantes de diversos estudios es lograr configurar y construir una batería que garantice una mayor capacidad de carga eléctrica y de autonomía de desplazamiento para ellos.

Por otro lado, el tener un "auto eléctrico" implica un desafío importante para los sistemas de carga y de distribución de energía, a nivel global. Esto requiere pensar, por ejemplo, en la ubicación idónea de las estaciones de carga, fuera de nuestro hogar. Estas ubicaciones requieren cumplir con características de espacio para estacionar el auto y activar la carga, disponer de acceso fácil para llegar y salir de la zona de carga; contar con un sistema de acceso a líneas de energía que permitan el abastecimiento a gran escala, y que la cantidad de puntos de carga esté acorde a las proyecciones de demanda. En este ámbito, la ingeniería aporta conocimiento y herramientas que pueden definir de forma eficiente estos lugares.

Otro elemento a considerar es tener una infraestructura eléctrica que dé soporte adecuado a las demandas energéticas adicionales que son requeridas. Por ende, se debe reforzar y lograr un nivel de generación eléctrica apropiado, donde las energías renovables no convencionales se perfilan como importantes fuentes adicionales para la generación.

Junto al conocimiento sobre la cantidad de carga, es necesario determinar el comportamiento de los requerimientos de demanda de carga, en cuanto a oportunidad, tiempo y duración del proceso. Al conocer el comportamiento de carga, es posible anticipar los peak de demanda, y desarrollar un sistema que aporte energía adicional en los instantes que son requeridos, evitando potenciales colapsos del sistema.

Claramente, contar con un automóvil eléctrico es un gran aporte a nuestra calidad de vida, pero se requiere estar preparados para lograr una experiencia exitosa.

Dafne Lagos,

doctora, académica departamento Procesos

Industriales Facultad de Ingeniería UCT