Correo
En absoluta soledad
Hace pocos días, un equipo de salud de la Municipalidad de Chiguayante, región del Biobío, encontró sin vida a un joven de 26 años que estaba postrado, y a su padre de 57 años, ambos encerrados entre las cuatro paredes de una casa que respiraba soledad. ¿Hace falta que los más vulnerables griten para que escuchemos que se están muriendo?
Hoy sabemos que Alejandro, un hombre dedicado al cuidado de su hijo, murió producto de un infarto, mientras que su hijo, Francisco, falleció de inanición, debido al abandono y la falta de cuidado. Tal vez partieron en silencio. Tal vez gritaron, pidiendo ayuda. La realidad es que nadie escuchó nada.
Hablamos de una tragedia que revela la fragilidad de las personas postradas y vulnerables, que lejos de "ser un hecho aislado", ejemplifica una realidad incomoda de la que no se habla. Me refiero a la vida de las personas excluidas que no se valen por sí mismas, así como el estrés y la fragilidad del cuidador. De ellos, casi el 70% padece del "síndrome del cuidador", un estado de profundo desgaste físico, emocional y mental, experimentando irritabilidad, dificultades en la concentración, culpabilidad. Como Alejandro, quien cuidaba solo a su hijo desde hace años.
Si bien nuestros programas de Apoyos Familiares Domiciliarios (PAFAM) de Hogar de Cristo, hacen hasta lo imposible para llegar a las personas postradas y sus cuidadores, no dan abasto. Acá vemos los síntomas: personas que se sienten solas, cuidadores que también han contraído enfermedades; exhaustos y cansados de cuidar a otros dejándose de cuidar a sí mismos.
¿No aprendimos nada de la pandemia? Dónde quedó el preguntarnos por aquella persona que no se puede conectar, o averiguar del adulto mayor que está solo, o de aquel vecino que nunca conocimos… Es tiempo de generar alternativas de desarrollo a la altura de los derechos humanos de cada persona y de la dignidad de nuestro destino común. La soledad sólo puede curarse con una medicina: la compañía, la atención, el cuidado.
Cecilia Ponce, subdirectora de Operaciones Sociales Hogar de Cristo
Inicio del año escolar
La etapa escolar es un momento irremplazable en la vida de un ser humano. Solo en la infancia y adolescencia podemos contar con tiempo y espacio para educarnos constantemente, a través de clases, juegos e interacciones sociales que nos preparan para nuestra vida adulta. Esto tan preciado ha sido privado para miles durante estos años de pandemia, pero este marzo podemos comenzar a revertir la deuda.
Las comunidades escolares tienen un gran desafío: tenemos que buscar, imperiosamente, la presencialidad de nuestras salas de clases, según la realidad de cada escuela y liceo. Esto trae consigo una pesada mochila que va más allá de la compleja logística que acarrea los protocolos covid, que es el transmitir confianza a las familias que toman la decisión de enviar a sus hijos.
Sin embargo, también es una gran oportunidad para solidificar las distintas relaciones que hay dentro de una comunidad educativa. Todo esto conllevará de una fuerte colaboración, ya que el cuidado depende de todas y todos. Es una corresponsabilidad y puede traer consigo la oportunidad de desarrollo de importantes habilidades en nuestras y nuestros estudiantes.
Para todo esto el trabajo en red es fundamental, por lo que en Enseña Chile hemos desarrollado instancias para que equipos directivos de la zona pueden compartir sus experiencias con respecto el desafío de retornar a las aulas. Juntos llegamos más lejos y esta es una oportunidad para seguir avanzando por una educación de calidad.
Álvaro Sanhueza Chavarría, director de Enseña Chile Sur
Retención de talentos
La retención de talentos es, por estos días, uno de los principales desafíos a los que se enfrentan las organizaciones y, en especial, las áreas de Recursos Humanos. La fuerte competencia entre las empresas, la oferta y demanda laboral del mercado, sumado a la incorporación masiva de nuevas generaciones de profesionales (millennials y centennials), está generando que al interior de muchas compañías exista una alta rotación de colaboradores.
En este contexto, algunas claves para contar con colaboradores más comprometidos en el tiempo son: ofrecer salarios atractivos y bien competitivos; instaurar beneficios y estímulos no monetarios; establecer responsabilidades bien definidas para cada cargo; elaborar una política de incentivos eficiente, clara y justa; existencia de programas de bienestar y políticas de "Engagement"; facilitar la carrera y desarrollo profesional; contar con adecuada infraestructura; y reconocer los méritos, logros y premiar el esfuerzo siempre. Andrés Cardemil, HumanNet